5 perfiles de Leonard Nimoy más allá de Mr. Spock

Habría cumplido hoy ochenta y cinco años si aquella obstrucción pulmonar crónica no hubiese parado el reloj vital de este inolvidable actor. Sin embargo, y aunque ya han pasado más de dos años desde su fallecimiento, su figura sigue siendo tremendamente icónica, y cinéfilos, espectadores, aficionados a la ciencia-ficción y (por supuesto) trekkies de todo el mundo siguen venerando su recuerdo con cariño y fervor.

Pero Leonard Simon Nimoy, nacido en el seno de una familia de artistas de Boston (Massachusetts, EE.UU.) un 26 de marzo de 1931, estaba predestinado a ser mucho más que un actor encadenado de por vida a un solo personaje: dirigió películas, escribió poesía, tuvo una fugaz carrera musical, experimentó con la fotografía y publicó dos autobiografías tan divertidas como controvertidas que, en realidad, conformaban dos caras de una misma moneda.

Aunque ya no se encuentre en nuestra dimensión (quien sabe si lo estará en otra, saboreando un café en lo alto de las Torres Gemelas mientras observa los zepelines en vuelo regular a Manhattan), nosotros no queremos dejar de soplar velas recordando estos cinco perfiles curiosos en torno a la vida y a la personalidad de Leonard Nimoy:

5 perfiles desconocidos de Leonard Nimoy

Inicios catódicos

Actor de vocación desde su juventud, su primer papel profesional lo consiguió en la película 'Queen For A Day' (Arthur Lubin, 1951), cuando tan solo tenía veinte años, y donde le acreditaron erróneamente como "Leonard Nemoy". Tras algunos trabajos en películas menores como la demencial 'Zombies de la estratosfera' (Fred C. Brannon, 1952), fue la emergente televisión la que le dio la popularidad gracias a sus papeles en series como 'Flecha rota' (1957-1958), 'Investigador submarino' (1958-1960) y, sobre todo, 'Star Trek' (1966-1969) y 'Misión imposible' (1969-1971). Ha aparecido episódicamente en multitud de teleseries, regresó como Spock a la pequeña pantalla en 1986 y, en los últimos años, recuperó gran parte de su popularidad catódica encarnando al misterioso William Bell de 'Fringe' (2009-2012). Por cierto, aunque nunca ha aparecido en 'Big Bang', su espíritu ha sido una constante presente en la atmósfera de la popular sitcom.

Icono pop

Sabido es que durante buena parte de su carrera a Leonard Nimoy le pesó mucho el personaje de Spock, a quien prestaría su rostro y voz tanto frente a las cámaras como para la popular versión animada de la primera mitad de los años setenta. Sin embargo, y a pesar de un rechazo inicial ante la petición de Paramount, regresaría en 'Star Trek: La película' (Robert Wise, 1979), finalmente comprendió que lo mejor era hacer las paces con el personaje y explorar todas sus posibilidades más allá del saludo vulcaniano y de las cejas levantadas. Tanto es así que no solo aparecería en cinco filmes más entre 1982 y 1991, sino que aceptó regresar en el reboot de J.J. Abrams de 2009 (tras haber rechazado un cameo en 'Star Trek: La próxima generación') en un comeback glorioso para deleite de fans de la saga.

Artista multidisciplinar

Dejar de ser Spock durante los años setenta le animó a explorar otras vías de expresión artística como la poesía, la música, el teatro, la literatura o la fotografía. Sin embargo, su paso por estas disciplinas fue tan respetable como discreta.

En 2002 reunió en un solo volumen todo su poemario bajo el título 'A Lifetime of Love: Poems on the Passages of Life'.

En el aspecto musical, gozó de cierto éxito con la publicación de varios discos de soul y folk en los que versionaba a otros artistas como Johnny Cash o John Fogerty. Pero en plena época hippie lanzó varios LPs inconfundiblemente psicodélicos bajo la identidad de su eterno alter ego y hasta se animó a componerle un tema a la inmortal obra de J.R.R. Tolkien: 'The Ballad of Bilbo Bolson'. El videoclip es canela fina.

Directed by...

La enorme popularidad de Spock quizá le haya robado a Nimoy la posibilidad de interpretar más personajes en la gran pantalla: podemos destacar, si acaso, 'El oro de nadie' (Sam Wanamaker, 1971) o 'La invasión de los ultracuerpos' (Philip Kaufman, 1978).

Sin embargo, regresar al universo trekkie le abrió las puertas a una nueva carrera, la de director cinematográfico. No solo se hizo con las riendas de dos entregas de la franquicia galáctica, 'Star Trek III - En busca de Spock' (1984) y 'Star Trek IV - Misión: Salvar la Tierra' (1986), sino que firmó el éxito 'Tres hombres y un bebé' (1987), con Tom Selleck, Ted Danson y Steve Guttenberg; el drama romántico 'El precio de la pasión' (1988), protagonizado por Diane Keaton y Liam Neeson; la comedia 'Funny Baby' (1990), con Gene Wilder; y 'Esposa por herencia', un olvidado film de 1994 protagonizado por unos entonces jovencísimos Patricia Arquette y Joseph Gordon-Levitt.

Ser o no ser Spock

A lo largo de su vida, Leonard Nimoy publicó dos autobiografías. La primera, 'No soy Spock' (1979), reflexionaba sobre sus intentos de abrirse otros caminos en su carrera mientras el público no dejaba de identificarle con el alienígena de orejas puntiagudas. No era una crítica al personaje, pero muchos lo entendieron así solo con leer el título, lo que le granjeó cierto rechazo entre la comunidad fan.

En 1995 lanzó un segundo volumen, 'Yo soy Spock', donde definitivamente asimilaba el rol como una parte fundamental no solo de su carrera, sino de su filosofía de vida. Ambos manuscritos están redactados a modo de conversaciones entre Nimoy y su álter ego, con un estilo ágil, fresco, desenfadado y muy, muy divertido.

William Shatner (Kirk en 'Star Trek') acaba de publicar un libro de memorias titulado 'Leonard: Mis cincuenta años de amistad con un hombre destacable', en el que homenajea a su compañero y amigo.