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CRÍTICA

'La cura del bienestar': Verbinski sorprende con un brutal thriller gótico

Inquietante. Perversa. Visualmente espléndida. Este misterio atrapa de principio a fin, pero no es apto para aprensivos.

Pedro J. García
Por Pedro J. García Más 7 de Febrero 2017 | 17:04
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

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Aunque Gore Verbinski se haya hecho un nombre en Hollywood a base de superproducciones y cintas para todos los públicos, lo cierto es que este cineasta de Tennessee ha tocado muchos géneros, y todos con cierta soltura. Se ha curtido en el blockbuster con la saga 'Piratas del Caribe', ha hecho western con 'Rango' y 'El llanero solitario', drama con 'El hombre del tiempo' o aventura de acción con 'The Mexican'. Y también se ha adentrado en el terror con 'La señal (The Ring)', género al que regresa con su última película, 'La cura del bienestar', con la que el realizador se distancia considerablemente de sus anteriores trabajos para sorprender con un inquietante cuento gótico que hará que más que uno se lo piense dos veces antes de ir a un balneario.

Dane DeHaan

En 'La cura del bienestar' acompañamos a Lockhart (Dane DeHaan), un cínico y ambicioso ejecutivo norteamericano a quien su empresa envía hasta un lugar remoto en los Alpes suizos para traer de vuelta a un CEO que acudió para desconectar al centro de bienestar que se encuentra en ese idílico paraje, y de quien no se ha vuelto a saber nada. Una vez allí, Lockhart descubrirá que no se trata de un spa cualquiera, sino de un centro terapéutico que ofrece un tratamiento milagroso a sus clientes haciendo uso de las propiedades curativas del agua de la zona. Sin embargo, bajo los blancos azulejos del centro y tras las siniestras sonrisas de los ancianos que allí se encuentran ocurre algo muy extraño. Lockhart se propone descubrir el secreto que oculta el director de la instalación, Volmer (mad doctor interpretado por Jason Isaacs que tiene bastante en común con su personaje en 'The OA'), iniciando una investigación que lo sumergerá en una asfixiante pesadilla de la que parece imposible escapar.

Además de ser un estupendo puzle de suspense, 'La cura del bienestar' ejerce como sátira de terror sobre la tiranía del éxito profesional, representado aquí por la estresante vida del agente medio de Wall Street. La ambición y sus efectos secundarios (pérdida del sueño y sentido del humor, aumento del egoísmo o deterioro en el trato a los demás) se equipara a una enfermedad que necesita ser paliada para volver a disfrutar de la vida, para regresar a un tiempo más simple ("¿Cuándo fue la última vez que se sintió bien y durmió la noche de un tirón?", preguntan a Lockhart, que no sabe responder). Sin embargo, en este caso la cura puede ser peor que la enfermedad.

Una historia original plagada de referentes

Lo primero que llama la atención de 'La cura del bienestar' es que no se trata de una adaptación o un remake, sino de una historia original. En un panorama dominado por los universos de ficción compartidos, las secuelas y los reboots, resulta refrescarse encontrarse con una superproducción avalada por un gran estudio (20th Century Fox) que no se construye pensando en posibles continuaciones u otras ramificaciones lucrativas, sino que se desarrolla como una historia independiente y autoconclusiva.

Mia Goth

Claro que si bien la película puede calificarse como un producto original, es cierto que Verbinski amasa en ella una importante cantidad de referentes, de los que se nutre para dar lugar a una historia de terror clásica y moderna a la vez. Así, 'La cura del bienestar' parece un episodio extendido de 'La dimensión desconocida' o 'Black Mirror', un thriller de terror psicológico impregnado de la literatura de Edgar Allan Poe y H.P. Lovecraft, tan siniestro y romántico como las mejores novelas góticas. Por otro lado, a ratos da la sensación de que Verbinski está jugando a ser Tim Burton, pero sus intenciones son mucho más macabras, y sus lánguida musas (Mia Goth como una espectral Alicia) definitivamente más turbadoras. Y por supuesto, a muchos la propuesta recordará a 'Langosta', aunque en realidad poco tiene que ver con la comedia de Yorgos Lanthimos.

Pero lo importante es que Verbinski utiliza los diferentes lugares comunes del terror para dar forma a una historia compacta y un misterio absorbente con identidad propia que atrapa de principio a fin, que mantiene en vilo durante su extenso metraje (146 minutos) mientras intentamos descifrar sus muchos enigmas.

Alerta: Contenido Gráfico

'La cura del bienestar' nos presenta a un cineasta libre de corsés creativos, adentrándose en el terror con carta blanca por parte del estudio. Y si señalo esto es porque una de las cosas que más chocan del film es su contenido altamente explícito, mucho más osado e impactante de lo que uno está acostumbrado a ver en una película de Hollywood (en este caso estamos ante una co-producción germano-estadounidense, así que el gen europeo puede haber influido bastante en cuanto a dónde se marca el límite).

Lockhart (Dane DeHaan) se somete al tratamiento de Volmer (Jason Isaacs)

Para que la parábola moral y la feroz crítica a la vida moderna y el capitalismo que Verbinski enhebra en la película alcance su máxima expresión, este se vale de un repertorio visual que hará que más de uno se tape los ojos. 'La cura del bienestar' amortiza holgadamente su calificación Rated-R (para mayores de 18 años), con imágenes no aptas para los más aprensivos y secuencias de terror que hacen honor al género en su faceta más provocadora y retorcida. Imágenes, por cierto, con un acabado impecable, con las que Verbinski orquesta todo un ejercicio de estilo consistente en planos de gran creatividad y simetría, una fotografía etérea que imprime al film un oportuno aire onírico, y una excelente música salpicada de escalofriantes melodías y voces infantiles.

El contraste que ejercen los momentos más desagradables con los bellísimos parajes naturales en los que transcurre y ese aire de cuento de hadas malsano da lugar a algo diferente a lo que estamos acostumbrados a ver en el cine mainstream de Hollywood, un trabajo arriesgado y contundente con el que Verbinski no tiene miedo a adentrarse en los rincones más oscuros y en cuya osadía reside gran parte de su encanto.

Para amantes del género

'La cura del bienestar' transcurre en los márgenes entre la realidad y la fantasía para crear un misterio en el que la mayor parte del tiempo el espectador no sabe si lo que está ocurriendo tiene una explicación racional y científica, o si por el contrario se mueve hacia lo sobrenatural. Y aunque sospechamos de que se trata de lo segundo, es en ese juego del desconcierto donde hallamos el mayor atractivo de la película. Sin embargo, cuando la historia ingresa en su espectacular recta final y se desvela el secreto que esconde la caja, es difícil esquivar la sensación de que en cierto modo la magia se ha roto. El éxito de la resolución dependerá del salto de fe que uno esté dispuesto a dar.

Mia Goth

En cualquier caso, 'La cura del bienestar' supone una experiencia única en su contexto, una alternativa a la oferta actual del cine comercial que debería llamar la atención sobre la necesidad de apoyar las historias originales. Indudablemente magnética, con un reparto completamente entregado (en especial DeHaan, que se deja consumir por su personaje) y un lustroso acabado cosmético, 'La cura del bienestar' es una extraña delicatessen para los aficionados al género fantástico, un cuento elegante y perverso que dejará imágenes grabadas en la retina difíciles de sacudir a la hora de dormir.

Nota: 7

Lo mejor: El magnífico acabado visual. Su osadía sin cortapisas a la hora de explorar el terror y los límites del espectador.

Lo peor: Un final que puede echar para atrás a los más escépticos. Y que el papel de Mia Goth no adelanta precisamente la causa feminista en el cine.