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CRÍTICA

'El juego de Ender': Sacrificio, requisito para la victoria

Asa Butterfield protagoniza una adaptación bastante libre de la famosa novela de Orson Scott Card, en la que se aumenta la dosis de acción para compensar la necesidad de reducir la complejidad de la trama.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 5 de Noviembre 2013 | 11:33
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Cada vez que se inicia el proyecto de la adaptación cinematográfica de una novela de culto, comienzan a surgir las preocupaciones. ¿Estará a la altura? Todo el que haya disfrutado con la adictiva 'El juego de Ender' sabrá que es una novela bastante difícil de trasladar a la gran pantalla, ya no sólo en sentido técnico, sino también por la profundidad que esconden sus páginas, la variedad de temas y matices que muestra la historia de Orson Scott Card. Sin embargo, un equipo de valientes ha afrontado el reto y nos presenta la primera película de la guerra entre humanos e Insectores. Puede que no sea la adaptación perfecta, pero tampoco es una batalla perdida, ni mucho menos.

El juego de Ender

Gavin Hood intenta resarcirse (y lo hace) del fiasco 'X-Men Orígenes: Lobezno' con la historia de un niño, la historia de un soldado, la historia de Ender Wiggin. Él es el nuevo recluta de la Escuela de Batalla, un lugar donde los jóvenes son entrenados en el arte de la guerra para evitar una posible invasión futura de los Insectores, una raza alienígena que ya intentó atacarnos una vez. Ender parece ser la última esperanza para el Coronel Graff (Harrison Ford), el digno sucesor de Mazer Rackham (Ben Kingsley), el héroe que nos salvó la primera vez.

¿Por qué puede ser nuestro salvador? Porque parece tener el perfecto equilibrio entre el bien y el mal, entre la violencia y la bondad. Es capaz de sentir empatía, pero también de ser implacable. Y sólo tiene dieciséis años. Es uno de los primeros dilemas morales que nos presentará esta película, y no serán pocos. Todo el que conozca la inspiración de este largometraje, sabrá que el debate está servido con cada giro de página. Y aunque aquí la evolución de Ender sea algo tosca y precipitada, y muchos de esos dilemas hayan sido fusilados por el bien del ritmo, al final saldremos de la sala con ganas de hablar. Y eso ya le otorga a Hood una medalla.

El juego de Ender

Evidentemente, nos encontramos ante una labor imposible, no se puede llevar en dos horas todo lo que ofrece Card en su libro. Al menos, en el resultado, Asa Butterfield consigue defender la idea general de lo que significa ser Ender Wiggin. Se crece cuando está acompañado por Harrison Ford, el auténtico líder en cuestión interpretativa. Su Coronel Graff presenta toda la estoicidad de un jefe militar, pero con esa ligera chispa de duda que le ataca de vez en cuando, teniendo en cuenta la edad de su pupilo. El resto de personajes bailan a su alrededor, con poco tiempo en pantalla para lucirse, dejando a Butterfield la capacidad de destacar sin problemas. Crecerá un poco más a trompicones de lo que debería, pero vuelve a demostrar que tiene madera de líder.

Si la novela ha llegado a ser el libro de culto que es hoy, no es por la acción, sino por los temas que trata. Perdemos el papel político que desempeñan los hermanos de Ender, algo que, aunque nos duela, sabíamos que tenía que ocurrir. El argumento se ha simplificado solamente a la figura del joven recluta y su ascenso en la Escuela, e incluso esta historia a veces peca de brusca o confusa. Eso sí, el porcentaje de aventura se ha inflado todo lo que ha pinchado el de profundidad.

'El juego de Ender' gana mucho en sus escenas en gravedad cero, dentro de la Escuela de Batalla. Ágiles y llenas de estratégicas coreografías, no serán tan bellas como las de 'Gravity', pero cumplen con creces su labor, convirtiéndose en los momentos más interesantes del metraje. En general, la parte técnica es muy notable, aprovechando todo lo posible el claustrofóbico escenario que es la Escuela. Los pocos momentos en los que escaparemos del recinto son algo más flojos. El videojuego al que se enfrenta Ender, y que parece conocerle muy bien, cumple su objetivo de crear misterio a su alrededor. Sin embargo, las escenas en la Tierra nos sacan totalmente del ambiente que habían conseguido crear, siendo bastante prescindibles.

La estrategia: Ataque masivo

Como ya hemos dicho, los retazos de manipulación, de rebelión y de liderazgo que van marcando la vida de Ender siguen estando ahí, por mucho que se haya optado por el camino del blockbuster. Sería muy absurdo buscar un calco de la novela en la película (¿cuántas hay que lo hayan conseguido?) pero los que han diseñado esa película saben que se van a topar con un muro impenetrable que no sabrá ver que, las decisiones que han tomado, han sido por el bien de la película. Teniendo en cuenta que ese enemigo es casi imposible de derribar, han preferido que todos los novatos en la Escuela de Batalla disfruten de un filme entretenido y que da para pensar. Los fans del libro también podrán encontrarla, si están dispuestos a diferenciar la narrativa cinematográfica de la literaria. Y es que 'El juego de Ender' será más simple, pero no pierde el sentido general que buscaba el libro. En su lugar, han optado por darle más fuerza en efectos especiales, ofreciéndonos una pieza de ciencia ficción que sigue siendo bastante diferente a lo que hayamos podido ver últimamente.

El juego de Ender

Pero no deja de ser cierto que 'El juego de Ender' será disfrutada mucho más por los que no hayan pasado antes por el libro. Ellos encontrarán una aventura con un "algo más" que la aleja de la acción vacía, y con un final que seguro les dejará con la boca abierta. Para los que sí conozcan la historia, mucho me temo que será difícil cubrir sus expectativas. No deja de ser una película con una gran parte técnica y el ritmo suficiente para no aburrir, además de venir con mensaje, pero que ha sacrificado demasiado de lo que hizo grande al Ender Wiggin de tinta y celulosa. Este Ender prefiere entrarnos por los ojos, darnos una guerra comedida, sabiendo dónde quieren apuntar. Y cuentan con la capacidad para vencer.