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QUERIDA LEIA

La carta de despedida de Carrie Fisher a la Princesa Leia

La carta que Carrie Fisher escribió a su alter ego en enero de 2013 surca la red días después de su fallecimiento.

Por María del Carmen Cánovas Muñoz 31 de Diciembre 2016 | 13:06

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2013 fue un año importante para la saga 'Star Wars'. El comienzo de la producción de 'Star Wars: Episodio VII - El despertar de la fuerza supuso el reinicio de la exitosa saga de aventuras galácticas. La actriz Carrie Fisher (también conocida como la princesa Leia) quiso despedir a su alter ego en esta sarcástica (pero amistosa) carta durante la promoción del séptimo episodio de la saga 'Star Wars a través del portal Bullet Media.

 Leia Skywalker

Querida princesa Leia,

No querría ser presuntuosa y llamarle "Leia", ya que eso implica una confianza que no quisiera presuponer. Y aunque algunos puedan decir que nos parecemos hasta el punto de ser fácilmente confundidas la una con la otra -si inexplicablemente nos pusiéramos de acuerdo en vestir con ropa parecida, aunque ordinaria, y usted renunciara por fin, sensatamente, a rendirse a los rigores de ese ridículo y escandaloso peinado y así lo dejo caer, aunque con retraso-, yo podría hacerme pasar por usted con unos pocos retoques mientras que usted quizá podrías hacerlo con unos cuantos más. ¿Pero coincidiría mi espíritu con su físico?

Me he pasado casi dos tercios de mi vida surcando galaxias en esas jodidas botas blancas de cuero. Incluso llegué a intentar que respondiera por sus actos, entender sus posibles motivos por elecciones que una de nosotras no supo tomar. Pero mientras usted siempre será recordada por deambular en paisajes plagados de estrellas, existiendo para siempre en el recuerdo y en la pantalla, yo mataré el tiempo ruidosamente en ese infame armario de la fama -engordando, arrugándome, encorvándome y, la mayoría del tiempo, volviéndome imbécil con los años. Aquí estamos representando nuestra propia versión de Dorian Gray. Usted: delicada, incuestionable, y erguida, para siempre condenada a la vasta y codiciada prisión de aventura intergaláctica. Yo: luchando más y más contra el estrés postraumático posgaláctico, soportando tus cicatrices, encaneciendo tu pelo oscuro y ridículo hasta la eternidad.

Usted siempre fue la heroína; yo me la esnifé en un pobre intento de debilitar el resplandor de tus intensas travesuras intergalácticas. Usted se queda con la gloria; yo no hago más que envejecer. Usted: su buen físico y sus buenas intenciones me ponen enferma-Bueno. Es uno de los motivos. Mientras usted combate el lado oscuro desde la luz y la inocencia, yo estoy en El Foso del Sarlacc, cubierta de los infames fluídos corporales de Jabba. ¿Acabará algún día? Probablemente no, pero yo sí. Estoy segura de ello. Mis secuelas, afortunadamente, terminarán por fin, mientras que las suyas marcarán y consumirán una era.

Aunque está condenada a representar una y otra vez las mismas siete horas de aventuras a lo largo de las ahora casi cuatro agitadas décadas, al menos se la ve bien luchando contra el mal. Yo parezco una vieja. Mis joviales y celosos ojos miran desde una cara hinchada y envilecida por la edad. ¿No se suponía que yo iba a permanecer felizmente atrapada en el ámbar de nuestra imagen proyectada, esquivando la retención de líquidos, el peso y las arrugas del mismo modo que tú luchas por la gloria o por la mierda que fuera? ¿Un universo resplandeciendo de paz y de justicia, Ewoks retozando en sus campos cubiertos por La Fuerza? ¿Acaso no era eso? En serio. ¿No era eso?

En nuestro destino de todo menos compartido (y si así fuera, sería insalubre)-sea cual sea el de Leia, el de Carrie será, al menos periódicamente, empequeñecido y decepcionante, cubierto de autocompasión, marchito y sobreexpuesto, cargado de tristeza e irrelevante en comparación con tus ricas e ininterrumpidas aventuras. ¡Tócala otra vez, Han! Leia juega mientras yo sigo pagando y pagando y pagando. Soy Carrie Fisher de Star Wars, el barrio marginado cerca de la antigua casa de los Vader.

Yo desaparezco a medida que usted resplandece. Yo me encorvo a medida que usted se ensalza y lucha por el bien. Oh, vaya. Hay cosas peores, lo sé. Esas mismas cosas cargan mis espaldas y atormentan mis días buenos que están por llegar. Pero lo malo suele dar paso a lo bueno -Dorian Organa da paso a Carrie Gray. Al final todos salimos ganando, ¿verdad? Si no por completo, entonces por un puñado de días agradables e inevitables. Ella es Leia Organa, desde lo más hondo de los recuerdos de tantas y tantas personas. Brillando con el cálido resplandor de la nostalgia de la ciencia ficción. Nuestra Alderaan, llévanos lejos pero, allí adonde vaya -al cielo o la jodida Ciudad de las Nubes, el palacio de Jabba o la sala de urgencias, arriba, abajo, o más allá-, esfuérzate al máximo para hacerlo como yo: asegúrate de disfrutar a tope el viaje. Quítate esos pelos, pero disfruta.

Te quiere, Carrie

Adiós, Princesa

Carrie Fisher fallecía el pasado martes 27 de diciembre a la edad de 60 años. La actriz sufrió un paro cardiaco durante un vuelo Londres-Los Ángeles. Pocos días después, su madre, Debbie Reynolds sufría un derrame cerebral que le causaba la muerte. A pesar de que la autopsia de Fisher ya ha sido realizada, las causas de su muerte son aún desconocidas.

La muerte de ambas estrellas ha provocado que HBO adelante el estreno del documental 'Bright Lights: Starring Debbie Reynolds and Carrie Fisher' al próximo 7 de enero. El documental se centra en la especial relación madre-hija de Reynolds y Fisher.

Frases Star Wars

Imagen 0 de  del set

"Usa la Fuerza, Luke" (Obi Wan-Kenobi, 'Una nueva esperanza')

El clímax final de 'Una nueva esperanza', la primera entrega de la saga, cuarta si seguimos su innovador orden cronológico, es ejemplar en todos los niveles. Una trepidante escena de acción que, en su momento esencial, aprovecha para engrandecer un personaje, Obi Wan-Kenobi, hasta convertirlo definitivamente en un guía espiritual, estatus con el que se mantendrá a lo largo de 'El imperio contraataca' y 'El retorno del Jedi'.

George Lucas, demostrando que no siempre fue el terrible director que su segunda trilogía nos descubrió, consigue que acompañemos a Luke en su X-Wing, que formemos parte de su aventura de manera directa, que sintamos el aliento de Vader cerca. La emoción, la sensación de vértigo, adquiere un nuevo nivel cuando escuchamos la voz de Kenobi. Skywalker usa la fuerza. Nunca volverá a estar solo. Y nosotros, tampoco.

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"Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes" (Yoda, 'El imperio contraataca')

La mejor entrega de la saga, por oscura, adulta y profunda, superaba a su predecesora en todos los niveles, menos el del factor sorpresa inicial, y se guardaba unos cuantos ases en la manga. Nuevos personajes que, a diferencia de otros capítulos del universo galáctico, aportaban elementos importantes a la historia, no eran simples invenciones en busca del merchandising más efectivo. Entre todos ellos destaca, con diferencia, Yoda.

Pequeño ejemplar de una especie desconocida hasta la fecha, el Maestro Jedi más genuino se presentaba ante un desorientado Luke para ofrecerle una serie de lecciones que le ayudarían en su lucha contra Darth Vader y cía. Durante sus primeros encuentros, se concentran frases de una maravillosa intensidad, de apabullante sabiduría. Su uso se puede dar en circunstancias cotidianas y nunca sonarán absurdas o inoportunas. 'Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes', es una lección de vida en toda regla que va más allá de la pantalla de un cine.

Imagen 2 de  del set

"Yo soy tu padre" - (Darth Vader, 'El imperio contraataca')

Continuamos con un episodio quinto que abrazaba la oscuridad con todas su fuerzas para, sin dejar de lado la aventura y acción que hizo grande a su predecesora, aportar mayor capa de profundidad a sus personajes, tramas más complejas y, por encima de todo, un número alto de giros que terminaban con el final sorpresa más emblemático del género blockbuster.

George Lucas se guardó el truco perfecto para el desenlace más potente de la saga. Una escena, una frase, un grito. Historia del cine. El fenómeno cinematográfico saltaba por los aires convirtiendo, de manera definitiva, a Darth Vader y Luke Skywalker en algo más que figuras de acción. El drama se colaba en sus vidas, las palomitas se caían por el suelo y la saga lanzaba un órdago en toda regla. Ganó. Con semejante carta en la última mano, ¿cómo no hacerlo?

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"El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento. Percibo mucho miedo en ti" (Yoda, 'La amenaza fantasma')

No, 'La amenza fantasma' no ha envejecido bien. En este especial no se va a apedrear a la segunda trilogía galáctica porque estamos de celebración. Y porque, a pesar de sus múltiples y dolorosos fallos, no todo en ellas es tan horroroso como parece. Se pueden contar con los dedos de una mano los momentos que alcanzan, por intensidad y encanto, a sus predecesoras, pero 'La amenaza fantasma' mantiene elementos que nos acercan a ellas, como el reencuentro con Yoda.

Marionetas aparte, el espíritu del personaje continúa tal y como lo conocimos. Sabio, profundo, intenso desde la calma que ofrece la reflexión, sus sentencias resuenan con mayor fuerza entre los pobres diálogos que las rodean. No es el Yoda del que nos enamoramos, pero le reconocemos. Un triunfo en medio del artificio.

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"Los maté. Los maté a todos. Están muertos. Y no solo los hombres, sino también las mujeres y los niños. Son animales, y los maté como animales. ¡Los odio!" (Anakin Skywalker, 'El ataque de los clones')

Os confesaré algo. A la hora de llevar a cabo este especial, me propuse que todas las entregas de la saga tuvieran una representación, para equilibrar y demostrar que cada capítulo tiene alguna frase mítica, algún momento inolvidable. Y he sudado para conseguir algo de 'El ataque de los clones'. La película, el punto más flojo de George Lucas como guionista y director, ha envejecido realmente mal y los ojos inocentes e ilusionados que disfrutaron de ella en el cine ya no necesitan ningún esfuerzo para encontrar los defectos que acumula.

Así que toca agarrarse al único instante de coherencia narrativa, a la escena en la que Hayden Christensen empieza a dejar que el lado oscuro penetre en su mirada. La interpretación es entre mala y nefasta, pero sirve para que, al menos, podamos empezar a entender los pilares sobre los que se construyó la personalidad Vader. Algo es algo.

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"La Fuerza es poderosa en mi familia... Mi padre la tiene, yo la tengo, y mi hermana... Sí... eres tú Leia" (Luke Skywalker, 'El retorno del Jedi')

Igualar el desenlace de 'El imperio contraataca' era imposible, pero Lucas aún guardaba alguna sorpresa importante para concluir su primera trilogía. 'El retorno del Jedi', infravalorada secuela que no deja de ser un entretenimiento mayúsculo que, pese a sus altas dosis de aventura algo infantil, continúa a un nivel altísimo dentro de la saga, volvía a jugar las cartas familiares para desencajar mandíbulas.

Ya nos habíamos hecho a la idea de la relación Vader-Skywalker cuando, de sopetón, Luke le (nos) descubría a Leia que eran hermanos. Nuevo giro que, lejos de parecer artificial o rebuscado, tenía toda la coherencia interna que siempre ha deslumbrado en los capítulos IV, V y VI. Ambos lo aceptan de buena gana, olvidándose de su extraño coqueteo en las entregas previas y reencontrándose con los brazos abiertos. Mejor así.

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"¡Tú eras mi hermano, Anakin! ¡Yo te quería!" (Obi Wan-Kenobi, 'La venganza de los Sith')

A la tercera fue la vencida. Bueno, a la sexta. 'La venganza de los Sith', ahora sí, recuperaba alguna de las mejores virtudes de la trilogía original, olvidaba a los niños, incluso se permitía una crueldad aplastante con ellos, y se lanzaba de lleno a la tragedia y el drama. Darth Vader nos esperaba a la vuelta de la esquina y no quedaba tiempo que perder. George Lucas, consciente de estar ante su última oportunidad de convertir sus nuevas creaciones en algo reivindicable dentro de su franquicia, daba forma a una especie de grandes éxitos entre los que destacaba, por importancia argumental y épica visual, el enfrentamiento final entre Obi Wan-Kenobi y Anakin Sywalker.

A lo largo de una batalla rodada con pulso firme y perfecta capacidad para mantener el ritmo y la tensión, algo inaudito hasta el momento, dos personajes esenciales dentro de la historia galáctica se mostraban asustados, frágiles, humanos. El grito de amor final del maestro al aprendiz sigue poniendo los pelos de punta. Al final, en el tiempo extra, Lucas venció.

Imagen 7 de  del set

"Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso" (Padme Amidala, 'La venganza de los Sith')

Se le pueden echar en cara muchas cosas a George Lucas, pero no la falta de riesgo. Su segunda trilogía asumía una serie de peligros que, en la mayoría de ocasiones, terminó pagando. Entre todos ellos, personajes secundarios insoportables aparte, destaca la confusión que se generó entre el público ante la mezcla de tonos que se producían. Lo extremadamente infantil se tenía que dar la mano, a la fuerza, con entresijos políticos que, lejos de aportar conflictos interesantes, provocaban un aburrimiento importante.

Sin embargo, dentro de la ya mencionada mejoría que supuso 'La venganza de los Sith', todas aquellas telas de araña que se fueron tejiendo en las dos entregas previas empezaron a descubrirse como realmente importantes para la trama. Por supuesto, eso no excusa que su tratamiento narrativo fuera tan indefendible, pero con frases tan rotundas y brillantes como la que recuperamos en esta ocasión, casi parece justificado. Insisto, casi.

Imagen 8 de  del set

"- Te quiero. - Lo sé" (Princesa Leia, Han Solo, 'El imperio contraataca')

La relación entre Han Solo y Leia es otro de esos regalos incalculables que la trilogía inicial nos dejó como legado. Conversaciones repletas de encanto, ecos de la comedia romántica más clásica y miradas furtivas que evidenciaban la complicidad y química entre dos personajes inolvidables. Cualquier diálogo entre ambos podría haber aparecido en esta lista, pero la despedida entre ambos en uno de los múltiples momentos antológicos de 'El imperio contraataca', merece una mención especial.

Dos frases, cuatro palabras. No hace falta nada más, sus rostros dicen todo lo que no se escucha en un instante de cine en estado puro que, a día de hoy, no ha perdido ni un ápice de su magia. La chulería mezclada con el miedo de Solo ante su inminente final, la tristeza en la declaración de Leia. Cine en estado puro, fugaz, conmovedor.

Imagen 9 de  del set

"Hace mucho tiempo en una galaxia muy, muy lejana..."

No importa el tiempo que pase, ni las películas que vayamos viendo por el camino. No importa el número de veces que nos sentemos en la sala más grande del cine o en el sofá más pequeño de casa. Cuando las luces se apagan y aparecen estas palabras, todo es emoción, nervio. Puedes haber visto las trilogías, ambas, cien veces y continuará pasando, incluso en esa entrega que no te termina de convencer del todo. Está más allá de la explicación cinematográfica.

El próximo 18 de diciembre, millones de personas volverán a repetir esta experiencia con la misma expectación con la que, un día, se introdujeron en una saga cuya importancia en la historia del cine y su espíritu de fenómenos social global, ha vuelto a demostrar su vigencia. Ahora es el turno de una nueva generación de profesionales que se enfrentan al reto con la misma ilusión con la que el espectador se sienta, de nuevo, en la butaca. Ahora sí, 'Star Wars' ha vuelto.

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