7 razones para ver 'Chicas buenas' en Netflix

La creadora de 'Chicas buenas', Jenna Bans, ha confesado abiertamente que para crear la serie se inspiró en cosas como 'Breaking Bad' y 'Thelma & Louise', solo que añadiendo más comedia para explorar desde otro enfoque el conflicto de sus protagonistas. La historia sigue a tres mujeres que, cansadas de sus vidas y necesitadas de dinero, deciden atracar un supermercado, lo que las conduce a involucrarse con una peligrosa banda de traficantes que las llevará por el mal camino. Mientras hacen lo posible por no ser pilladas y buscan la manera de salir de esa situación, una de ellas le cogerá demasiado gusto a la vida criminal. 'Chicas buenas' también ha sido comparada con otras series, como 'Weeds' o 'Mujeres desesperadas' (Bans fue guionista de esta última), pero viéndola no da la sensación de que sea una simple copia o un refrito de todos sus referentes. La trama tiene mucho potencial y estamos deseando ver cómo evoluciona, porque sus personajes prometen y el cliffhanger con el que termina la primera temporada es de infarto.

Gran parte del mérito de que la serie resulte refrescante a pesar de contar una historia tan familiar es su excelente reparto protagonista: Christina Hendricks ('Mad Men') da vida a Beth, Retta ('Parks and Recreation') encarna a Ruby y Mae Whitman ('Arrested Development') interpreta a Annie, la hermana menor de Beth. Hendricks recupera la fuerza y el carácter de su Joan Holloway en un una mujer harta de seguir las normas que parece estar destinada a convertirse en la Heisenberg del grupo ("Esa mujer que vivía por hacerte la cena ha abandonado el edificio y no va a volver", se avecina personajazo). Retta sorprende con su registro dramático, demostrando ser mucho mejor actriz de lo que creíamos gracias a la oportunidad de interpretar a un personaje de mayor profundidad. Y por último, Whitman aporta los momentos más alocados de comedia como la más joven y bromista de las tres. Cada una brinda algo diferente a la serie, pero juntas forman un grupo muy cohesionado. Su química es indudable y es el principal motor de la serie.

'Chicas buenas' también cuenta con secundarios de excepción. Matthew Lillard ('Scream. Vigila quién llama') interpreta al marido del personaje de Hendricks, que sería el equivalente masculino a Skyler White (aunque este da más razones legítimas para odiarlo), y a lo largo de la primera temporada nos encontramos con caras conocidas en papeles recurrentes, como Zach Gilford ('Friday Night Lights'), David Hornsby ('Colgados en Filadelfia'), la nominada al Emmy Allison Tolman ('Fargo') y la nominada al Oscar June Squibb ('Nebraska'), que nos regala otro personaje sumamente adorable.

'Chicas buenas' cuenta con un poso dramático importante y sus episodios tienen la duración del drama televisivo tradicional (una hora con publicidad), pero la mayor parte del tiempo puede describirse como una comedia, y una, además, bastante atrevida para emitirse originalmente en una network (NBC). La química de las tres actrices protagonistas nos deja muy buenos momentos de humor, a menudo al ritmo de temas pop y rock (los primeros capítulos también pueden recordar a 'Malas madres'), y la inexperiencia en asuntos criminales de los personajes o el peligro a ser pilladas en cualquier momento (un recurso que hemos visto en muchas series, como 'Dexter' o las recientes 'Santa Clarita Diet' y 'Barry') puede dar lugar a escenas muy tensas, pero también otras muy divertidas. Además, la serie siempre sabe cuándo es el momento de ponerse seria y abordar los problemas de Beth, Ruby y Annie (infidelidades, enfermedades, extorsión, acoso sexual...) desde un enfoque más dramático.

Durante años, los hombres han dominado las historias centradas en antihéroes y personajes moralmente corruptos. Las protagonistas de 'Chicas buenas' siguen los pasos de Nancy Botwin y las mujeres de Wisteria Lane para ofrecernos el lado femenino y feminista de este cliché televisivo. Los diálogos de la serie denuncian continuamente el machismo, la misoginia y la desigualdad, a la vez que ensalzan y celebran la amistad femenina: "Cuando las mujeres se apoyan las unas a las otras, pasan cosas increíbles" (Beth, 1x06). Pero el feminismo de 'Chicas buenas' no queda patente solo en la pantalla, sino también detrás de las cámaras. Se trata de una serie creada por una mujer y con paridad en la sala de guionistas y en la dirección.

La hija de Annie, Sadie (interpretada por Izzy Stannard), tiene 11 años y está explorando su identidad de género. Aunque su madre usa pronombres femeninos para referirse a ella, su aspecto y forma de vestir no se adhiere a las normas que tradicionalmente se asocian con las mujeres. Su fluidez de género se trata con acierto y sensibilidad, mostrando a una madre que la apoya y le da libertad para ser ella misma. Va a ser muy interesante ver cómo se desarrolla el personaje en próximas temporadas. Es un elemento pequeño dentro de la serie, pero un paso muy grande para la representación positiva del espectro LGBT+ en personajes menores de edad.

Lo sabemos, tenéis tantas series acumuladas que no os convence del todo empezar una nueva. Por eso quizá os interese saber que la primera temporada de 'Chicas buenas' tiene solo 10 episodios. Y además, la duración de los capítulos gira en torno a los 40 minutos, en lugar de los 50 o 60 que ya son comunes en las series de streaming o premium. Esto, junto a su trama en constante movimiento, la convierte en una serie ideal para el binge-watching. Ya ha sido renovada para una segunda temporada, así que poneos cuanto antes.