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CRÍTICA

'Atardecer': Como una vívida novela

László Nemes vuelve como director y guionista para hablarnos de una historia de los convulsos inicios del Siglo XX desde un punto de vista femenino.

Por Ana Bravo Díaz 11 de Enero 2019 | 09:40

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Tras el éxito vivido con la personal y cruda 'El hijo de Saul', László Nemes vuelve como director y guionista para hablarnos de nuevo, pero desde otro punto de vista, de una historia de los convulsos inicios del siglo XX. A Nemes vuelve a acompañarle Clara Royer como co-guionita, y esta vez se les une Matthieu Taponier, quien fuera editor de la anterior cinta del director húngaro. En 'Atardecer' nuestra completa protagonista es una joven huérfana que vuelve a Budapest para trabajar en la sombrerería familiar, pero cuyos deseos y esperanzas se verán truncados por el trasfondo de su linaje.

Atardecer

Nemes vuelve a utilizar su recurso de la semisubjetividad y los primeros planos de la protagonista para perseguir a este personaje muy de cerca y vivir la experiencia del film no sólo con ella sino a través de ella, cosa que consigue de manera fascinante. Como el propio Nemes confiesa, busca hacer del cine una experiencia más allá de las normativas cinematográficas actuales que buscan darle todo mascado al espectador. Su intención es hacernos mirar por el rabillo del ojo mientras la protagonista se relaciona con sus circunstancias y su contexto.

Todo ello a través de una puesta en escena de largos planos llenos de movimiento, cuidadas coreografías y todo tipo de detalles, que aunque en muchas ocasiones quedan muy en segundo término por cómo decide posicionar Nemes la cámara con respecto a la actriz y lo que le rodea, no quedan deslucidos. Mátyás Erdély vuelve a ser el director de fotografía tras 'El hijo de Saul', trabajando en fotoquímico y localizaciones naturales, con la naturalidad que estos factores aportan a una cinta de este estilo.

atardecer

Destacar también la interpretación de Juli Jakab como una contenida, frágil (en apariencia) y misteriosa joven, hasta para sí misma, decidida a descubrir la verdad y no ser una mera marioneta del oscuro mundo en el que se va viendo inmersa mientras descubre la realidad de su familia. Irisz, la protagonista, es una representación del propio estado de ánimo de Europa tal como Nemes quiere retratarla: inocente y en la flor de la vida, pero incubando la revolución sin que nada ni nadie pueda sospecharlo, ni si quiera ella misma.

Atemporal

'Atardecer' da la sensación de ser una película antigua, una cinta de época de otro momento. Sutil a la par que ostentosa, muy sensible pero con un mensaje universal, cuenta con un gran presupuesto y una temática entre contemplativa y reivindicativa. Pese a la larga duración del film, su primera hora introductoria funciona como presentación de personajes y también del sincretismo cultural que vivía Europa.

Esto ayuda para ir conectando no sólo con la narración sino con su protagonista, al hacerte sentir parte de la historia a lo largo de la segunda mitad de la película, como quien lee una buena novela donde se acompaña al personaje y no quiere que el relato acabe. Esta duración también permite que observemos con atención la evolución de Irisz, quien comienza y acaba la película en lugares físicos y emocionales muy distintos a los del inicio.

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Una película que apuesta por la historia de una mujer joven de aire solitario y llena de preguntas sobre sí misma. Un drama que se centra en su psicología, sus ambiciones, su experiencia en el mundo y el encuentro consigo misma a través de sus vivencias con los personajes y el contexto social e histórico entre los que se ve inmersa. Con sus averiguaciones sobre su familia, el pasado y el presente que le ha tocado vivir, Irisz entenderá, casi como una revelación, quién es y su lugar en el mundo.

'Atardecer' confirma a László Nemes como un director a seguir, un autor preocupado por los detalles y otras miradas, con inquietud y un gran talento para contar historias inmersivas llenas de emoción e intensidad, más allá de repetir en cierta manera la fórmula de su anterior éxito.

Nota: 8

Lo mejor: El talento de Nemes para sumergirnos en la historia y la mirada con la que decide hacerlo.

Lo peor: Su longitud y su intención de hacer pensar al público pueden resultarles tediosos a cierto público.

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