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CRÍTICA

'Buenos vecinos': El árbol de la discordia

Crítica de 'Buenos vecinos', dirigida por Hafsteinn Gunnar Sigurosson. Protagonizada por Steinþór Hróar Steinþórsson, Edda Björgvinsdóttir y Sigurður Sigurjónsson. Premiada en el Festival de Hamptons.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 10 de Agosto 2018 | 15:17
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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El realizador islandés Hafsteinn Gunnar Sigurðsson utiliza la comedia como carta de presentación de dramas nada amables, precisamente. Su tercer largometraje, 'Buenos vecinos', se convierte en su primera película en estrenarse en salas españolas, tras su aplaudido recorrido en varios festivales, como el de Venecia, en el que se exhibió en la sección Horizontes, o la edición del 2017 de la Semana Internacional de Cine de Valladolid, la Seminci.

Buenos vecinos

Atli es infeliz en su matrimonio. Ha dejado de tener relaciones sexuales con Agnes, su esposa, con la que tiene una hija, Asa, que se ha convertido en lo único que tienen en común. Atli prefiere masturbarse viendo un vídeo pornográfico casero que grabó en Barcelona con una antigua novia antes de casarse con Agnes. De hecho, su mujer le pilla en pleno acto, lo que provoca que piense que le ha sido infiel y le eche de casa. Esto obliga a Atli a alojarse en la casa de sus padres, Baldvin e Inga, que están teniendo muchos problemas con su vecino, Konrad, y la nueva y muy joven esposa del vecino, Eybjorg. Los conflictos en la casa de los padres de Atli vienen a raíz del árbol que tiene la familia en el jardín, que quita sombra a la casa de Konrad e impide que Eybjorg tome el sol. Los problemas tanto en la casa de sus padres como los suyos propios irán a más, provocando una serie de tensas situaciones que terminarán explotando dejando trágicas consecuencias.

La ponzoña del odio y el rencor

'Buenos vecinos' da un giro más en la filmografía ácida de Sigurðsson, ya que ni 'Either Way' ni 'Paris of the North' llegaron a niveles tan extremos. La película empieza de forma sutil, con el descubrimiento de los actos onanistas de Atli. Lo que podría desembocar en una comedia nórdica al estilo del sueco Roy Andersson, va tornándose a un drama propio de Haneke. De hecho, la sonrisa inicial va tornándose a una expresión de completo desconcierto según van sucediendo los acontecimientos.

Buenos vecinos

Ya que 'Buenos vecinos' se convierte en una película muy negra en la que sus personajes, de clase media alta, van mostrando sus obsesiones y manías. Aprovechando el ambiente frío del país, pese que la cinta fue rodada en verano, Sigurðsson asfixia a sus protagonistas, le arrebata luz, como si estuviesen todos bajos ese incómodo árbol que desata un conflicto que va in crescendo. Un ambiente en el que nadie goza de felicidad, la amargura y el desánimo crean un ambiente completamente opresivo y tóxico. En algunos momentos, recuerda a películas dirigidas por los argentinos Mariano Cohn y Gastón Duprat, especialmente a 'El hombre de al lado'.

Un gélido retrato de la clase media islandesa

Esto provoca que sus personajes sean completamente detestables. Desde Atli, cuya indiferencia arrastra a su esposa a la tristeza a la propia Agnes, que tras descubrir el secreto de su marido, utiliza la justicia para que se lo trate como si fuese un criminal. Todos son infelices, especialmente la madre de Atli, Inga, que muestra el lado más cruel de la persona, provocando una serie de consecuencias con sus actos que desembocarán en la tragedia.

Buenos vecinos

Quien vea a 'Buenos vecinos' como comedia, es que tiene mucha predilección por un humor más que negro. Por otro lado, como drama, el filme de Sigurðsson es un frío y desangelado retrato de una sociedad egoísta y ensimismada, cuya desafección empozoña todo lo que está a su alrededor. Ya lo dijo Stendhal: "La diferencia provoca odio". Desconcertante, sin duda una de las mejores películas de las últimas ediciones de Venecia y la Seminci.

Nota: 8

Lo mejor: La interpretación de Steinþór Hróar Steinþórsson.

Lo peor: No es una comedia realmente.