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CRÍTICA

'El ritmo de la venganza': Manual (básico) de supervivencia para jóvenes espías

Reed Morano ('El cuento de la criada') dirige esta historia de espías protagonizada por Blake Lively y apadrinada por los productores de la saga 'James Bond: 007'.

Por David Pardillos Rodríguez 6 de Marzo 2020 | 09:25

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Durante una de las secuencias de la preparación física a la que es sometida la protagonista, ésta revela que su trágica historia (haber perdido a su familia y terminado como prostituta) es lo que le mueve a consumar su venganza, ya que no le queda nada. Atónito, su compañero le responde que su historia no tiene nada de trágica, sino que es un mero cliché. Y de una forma tan irónica como en la que se dirige el personaje de Jude Law, hay aspectos en El ritmo de la venganza que podrían y pueden transformarla en eso mismo, un simple cliché.

'El ritmo de la venganza'

La realizadora Reed Morano ('¿Estamos solos?'), responsable de varios episodios de prestigiosas series como 'Halt and Catch Fire' o 'El cuento de la criada (The Handmaid's Tale)', adapta al cine esta historia de espías que parte de la novela homónima de Mark Burnell. 'El ritmo de la venganza' narra el ajuste de cuentas de Stephanie Patrick (Blake Lively), una joven londinense que pierde a su familia en un supuesto accidente de vuelo, pero que al enterarse de que en realidad fue un atentado decide pasar de prostituta a espía y posteriormente asesina a sueldo.

Este argumento tan rocambolesco podría tener su sentido con algo más de paciencia y mesura, pero en absoluto se desarrolla así. Todo en 'El ritmo de la venganza' ocurre a una velocidad pasmosa y sin motivo aparente, y lo que podría ser una historia de espías bien planteada deviene en una retahíla de localizaciones (y pelucas) en la que es difícil ubicarse. Ni siquiera el subtexto al que aspira (hablar del terrorismo y la manipulación por parte de los gobiernos en torno a este) termina de coger forma, quedándose a medio camino entre el chovinismo de 'Día de Patriotas' y la ética de la venganza personal de 'En la sombra'.

Videojuegos y música como atrezzo

Cada día suena con más fuerza eso de que "el mejor cine está en las series", pero poco se habla de la influencia que ejercen también los videojuegos sobre el cine. En 'El ritmo de la venganza' se reúnen varios de sus elementos más básicos: múltiples escenarios, misiones principales que derivan en muchas secundarias y, sobre todo, un crecimiento exageradamente rápido de las habilidades como espía de la protagonista. Sin embargo, tan solo un par de escenas (especialmente la huida en coche por las calles de Marruecos) se acercan a una potente cinemática de un videojuego, secuencias aisladas y que solo funcionan en el apartado visual.

Si el intento por asimilar las fortalezas de un videojuego es censurable, la música que acompaña al montaje de las escenas de acción también pone en evidencia al film. Canciones pegadizas, con ritmo pero que poco o nada conjugan con lo que se está viendo en pantalla. Ya sea The Mamas & the Papas, The Velvet Underground o el mismísimo Elvis, todo se siente más como una distracción que como una herramienta integrada en la evolución de la protagonista o de su historia.

'El ritmo de la venganza'

'El ritmo de la venganza' no se trata de ninguna versión femenina de 'James Bond', como se ha querido vender dado que viene apadrinada por los mismos productores (Michael G. Wilson y Barbara Broccoli). Ni siquiera esos guiños españoles con el Pasadizo de San Ginés y demás rincones madrileños podrían ponerla a la altura de Pierce Brosnan aterrizando en el Guggenheim en 'El mundo nunca es suficiente'. Porque cuando se intenta acelerar en vez de desarrollar, imitar en vez buscar una identidad propia y distraer en vez de potenciar, se puede cometer el error de convertirse en aquello que decía Jude Law al principio del film: un mero cliché.

Nota: 5

Lo mejor: Su pericia a la hora de rodar las escenas de acción, probablemente las únicas secuencias en las que hay verdadera tensión, amén de ver a Blake Lively ejercer de espía disfrazada de Barbara Stanwyck en 'Perdición'.

Lo peor: Una historia manida y un guion que da muchas vueltas para llegar a ninguna parte.