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CRÍTICA

'Familia al instante': La dolorosa comedia de una infancia quebrada

Crítica de 'Familia al instante', la nueva comedia familiar dirigida por Sean Anders y protagonizada por Mark Wahlberg y Rose Byrne.

Por Jadzia Emily George Samuel 25 de Enero 2019 | 09:10

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Sean Anders, el director y guionista de 'Familia al Instante', da un paso impresionante lejos del género de comedia al uso. Aunque el tráiler hace que parezca igual a cualquier película de comedia familiar suya, como 'Padres por desigual' o 'Somos los Miller', en realidad esta película supera las expectativas que uno puede crearse si se guia por la publicidad. Basada en la historia real de Anders y su mujer, que se convierten en familia de acogida de tres hermanos, esta cinta tiene un enfoque muy honesto y genuino que la eleva a un nivel superior.

Familia al instante

La trama, que es bastante simple y transcurre sin grandes sorpresas, cuenta la historia de una pareja casada que decide adoptar a un niño para llenar ese hueco que sienten en sus vidas. Distinta a la mayoría de las parejas, Ellie (Rose Byrne) y Pete (Mark Wahlberg) buscan un niño mayor, debido a sus propias edades, y cuando conocen a Lizzy (Isabela Moner), una chica de quince años, se quedan inmediatamente encantados. Cuando se dan cuenta de que Lizzy tiene dos hermanos pequeños, Juan (Gustavo Quiroz) y Lita (Julianna Gamiz), toman la decisión de hacerse cargo de los tres. Pero después de un tiempo breve de luna de miel, las tensiones en la casa empiezan. Los niños, claramente afectados por sus pasados dolorosos, son difíciles y exigentes, especialmente la hermana mayor, traumatizada por su infancia, que se ha convertido en una chica rebelde que está siempre a la defensiva.

La película mezcla todos los clichés típicos de una comedia, pero viene de la mano de algunos temas más serios y propios de un drama familiar. A pesar del uso de la comedia para abordar la trama, este enfoque no distrae de su gravedad e importancia, más bien nos da momentos de alivio en una historía que realmente podría ser trágica. La mezcla de tonos crea una montaña de rusa de emociones para los espectadores, en el buen sentido; te sientes conectado con los personajes durante sus tiempos más duros y en los divertidos. La historia así como los personajes parecen auténticos, y aunque la razón por la que la pareja decide adoptar a los niños es bastante artificiosa y subdesarrollada, al saber que son iguales que las motivaciones reales de Anders y su mujer, la película parece tener un nivel más profundo y honesto. La química entre Byrne y Wahlberg es genial, y aunque los personajes de Ellie y Pete parecen un poco planos, al final eso no le resta valor a la película, porque el enfoque no se centra en la pareja, sino en los niños a los que adoptan.

Familia al instante

Los niños son la sensación

La estrella verdadera de la cinta es Moner y su interpretación de Lizzy. El personaje es totalmente creíble como una joven traumatizada por su niñez, que se ha forzado en cuidar a sus hermanos menores desde una edad demasiado joven, mientras se enfrenta a todos los problemas normales de una adolescente. Y Moner expresa todo sin fallas. La tension entre Lizzy y Ellie parece genuina y es dolorosa de ver; es obvio que ambas mujeres desean una conexión más íntima, pero ninguna de las dos quiere sacrificar su orgullo, especialmente en el caso de Lizzy. Su comportamiento defensivo e irritable claramente es una fachada fina para ocultar el vulnerable interior de una chica joven que siente el dolor del rechazo por parte de su madre, y desesperadamente desea sentirse amada. Los dos hermanos pequeños también son muy creíbles y adorables. Juan es muy tímido y ansioso, y su torpeza encantadora va a robarte el corazón. Lita, la hermana menor, es difícil, exigente, y propensa a tener berrinches, pero puede desplegar su lado dulce y encantador tan fácilmente como hace que desaparezca. Ver a los niños florecer en su nuevo hogar y llegar a ser personas con confianza y simpáticas es muy conmovedor y hace que merezca la pena ver la película. Lo único decepcionante es que la cinta no aborda mucho el hecho de que los niños son latinos, ni las diferencias culturales que eso podría provocar. Aunque hay un chiste breve en torno a ser "El Salvador blanco" y algunos momentos en los que se ve la brecha idiomática, no es un aspecto muy primordial a pesar de que habría sido interesante abordar esta cuestión.

Familia al instante

No obstante, a través de los tres hermanos, Anders explora muchos otros asuntos importantes. Muestra las diferentes reacciones provocadas por el sistema de cuidado temporal; la adolescente defensiva y vulnerable, el niño aterrorizado, y la niñita ingobernable. Y aunque para esta familia hay un final feliz, la película también aborda las estadísticas preocupantes en torno al destino de la mayoría de los niños en el sistema: la adicción, estar sin techo, o terminar en el cárcel. Estos asuntos más oscuros siempre se quedan en el fondo de todo, para recordar a los espectadores el problema real que existe de una manera emotiva, sin regodearse en la tristeza. La decisión de contar la historia como una comedia resulta exitosa; el tono de la película lleva bastante humor para mantener la sensación positiva y para entretener a los espectadores, pero a la vez se tocan muchos temas de relevancia que invitan al debate. La cinta aborda (aunque no en profundidad) los temas del abuso físico y sexual de los niños, la adicción, y las experiencias traumáticas del sistema de acogida que afectan a tantos niños sin familias. Sin embargo, saldrás de la sala con una restaurada fé en la humanidad gracias a la relación que se desarrolla entre los niños y sus padres adoptivos.

Aunque la trama es bastante simple y previsible, eso no es lo importante de la cinta; lo importante es el desarrollo del amor real en la familia, y cómo todos llegan a aceptarse y quererse a pesar de sus imperfecciones. La película no trata sobre su trama en realidad, sino sobre el desarrollo de sus personajes. Vemos cómo Ellie y Pete aprenden a ser padres y cuidar a esos niños doloridos, y nos enamoramos de los pequeños a la vez que lo hacen ellos. El amor que sienten hacia los chicos es genuino, y nunca parece ni artificioso ni forzado; defienden a sus hijos cuando lo necesitan, les proporcionan un sistema de apoyo, y nunca les rechazan, aún cuando son rechazados por ellos. El tono en general es bastante sensiblero y dulce para dejar a los espectadores con una sensación positiva, pero todo es de buen gusto y no hay ningún riesgo de diabetes.

Nota: 8

Lo mejor: El personaje de Moner y la evolución de los niños.

Lo peor: La decisión artificiosa que les lleva a la adopción y el trama previsible.

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