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CRÍTICA

'La sombra del pasado': La importancia del arte en la historia

Crítica de 'La sombra del pasado', dirigida y escrita por Florian Henckel von Donnersmarck. Nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa representando a Alemania.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 5 de Abril 2019 | 09:35
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Después de su ópera prima, esa joya cinematográfica llamada 'La vida de los otros', Florian Henckel von Donnersmarck tuvo un sonoro traspié con su segundo largometraje, la infame 'The Tourist'. Ahora, el cineasta germano se redime con la fascinante 'La sombra del pasado', mostrada en la Selección Oficial del 75º Festival de Venecia, en la Sección Oficial del 15º Festival de Cine Europeo de Sevilla y nominada al Oscar a la mejor película de habla no inglesa representando a Alemania, como también candidata a la estatuilla a la mejor fotografía.

La sombra del pasado

Kurt Barnert es un joven artista que vive en la antigua República Democrática Alemana. A Kurt le atormenta su infancia, que fue durante el régimen nacionalsocialista en la Segunda Guerra Mundial y en la que vio cómo los nazis se llevaron a su tía Elisabeth. Sin embargo, Kurt intenta mirar hacia delante. Mientras estudia Bellas Artes, se enamora de una compañera de clase, Ellie. Lo que no sabe Kurt es que Ellie es hija del profesor Carl Seeband, que durante la Guerra fue el médico que provocó la muerte de su tía Elisabeth y antiguo miembro de las SS.

La mirada artística como punto esencial en la historia

Henckel von Donnersmarck se redime con una historia fascinante, que se complementa con 'La vida de los otros'. El cineasta, que firma también el guion, revisa la propia historia de su país a través de la mirada de sus protagonistas, especialmente de Kurt, cuyo dolor por lo ocurrido durante su niñez es canalizado a través del arte. Tomando de referencia la vida del pintor alemán Gerhard Richter, quien vio la cinta como un retrato "abusivo y distorsionado" de su biografía, el realizador de 'La vida de los otros' aprovecha esa vena artística para no solo mostrar el poder sanador del arte, sino también mostrar la evolución histórica y personal.

La sombra del pasado

Porque Kurt empieza siendo un pintor muy clásico, para después convertirse en un artista de vanguardia. En medio, el paso de un régimen más represivo a otro democrático. Henckel von Donnersmarck crea una película en la que el arte sirve de sinónimo para la evolución histórica, pasando de la Alemania nazi a la RDA bajo el yugo socialista, para después mostrar la vida en la otra la Alemania, la federal, en medio está Guerra Fría, que acaba desembocando en los albores de la caída del Muro de Berlín.

Un ejercicio elegante de cine histórico

El cineasta abarca un período de tiempo grande, no es de extrañar que la cinta dure tres horas. En medio está la historia de amor de Kurt y Ellie, sinónimo de la reconciliación y el mirar hacia delante, en medio está la figura del padre de Ellie, la cara más evidente de los culpables de la Guerra, que sirve para mostrar las dos realidades de un país que cuya historia está entre el peso de la culpa y el propio dolor de aquellos que también fueron víctimas.

La sombra del pasado

'La sombra del pasado' es un ejercicio elegante, con unas interpretaciones magníficas, Tom Schilling deslumbra como lo hizo en la serie 'Hijos del Tercer Reiach'; Paula Beer vuelve a demostrar su afinidad para los papeles de época, con una mirada frágil pero decidida, cuya aura recuerda, de nuevo, a la de la icónica Romy Schneider. Y claro, Sebastian Koch, un actor que hace suya la ambivalencia de su papel. Con una fotografía exquisita, una banda sonora envolvente (se nota la mano de Max Richter) y un guion ambicioso, debido a las diferentes épocas que narra, esta propuesta del director de 'La vida de los otros' es un magnífico regreso al cine de autor.

Nota: 8

Lo mejor: Tom Schilling, Paula Beer, Sebastian Koch, su exquisita fotografía y su banda sonora.

Lo peor: Hubiera sido más redonda si hubiese durado menos.