10 razones para amar 'Separación', la serie del año

Olvidar la persona que eres en el momento en el que entras por la puerta de tu trabajo. Olvidar la persona que has sido en tu puesto laboral pocos minutos después de finalizar tu jornada. Dos frases, un (memorable) concepto y ya estás dentro. El punto de partida de 'Separación' es de esos que hacen que te lances apasionadamente frente a la pantalla para descubrir si el resto de elementos están a la altura o no. Y en este caso, afortunadamente, lo están. Y mucho.

Todos amamos al Ben Stiller actor, tanto en sus inolvidables trabajos dentro de la comedia, su zona de confort, como sus puntuales aventuras en el drama. Sin embargo, conviene ir celebrando con cada vez más intensidad su extraordinario talento como director, faceta en la que ha firmado ya clásicos como 'Zoolander (Un descerebrado de moda)', 'Tropic Thunder: ¡Una guerra muy perra!' o 'Un loco a domicilio'. En el caso de 'Separación', Stiller se encarga de la dirección de la práctica totalidad de la temporada, ofreciendo su mejor trabajo hasta la fecha tras la cámara. Preciso, inteligente, sofisticado y en un estado de inspiración constante.

Al estar acostumbrados a verle en papeles secundarios y en terrenos muchísimo más cercanos a la comedia pura, el impacto de la interpretación de Adam Scott en 'Separación' es todavía mayor. Desde el primer plano hasta el último, especialmente en este último, el trabajo del actor es una auténtica demostración de equilibrio, contención y manejo perfecto de distintos registros a la hora de emocionar, divertir, intrigar y conmover. Una interpretación mayúscula que, más allá de la sorpresa por los citados antecedentes, se sitúa en el terreno de lo incontestable.

Theodore Shapiro, el responsable de la impresionante banda sonora de 'Separación', también proviene del mundo de la comedia, género en el que ha desarrollado grandísima parte de su trayectoria previa. Sin embargo, su salto a la ciencia ficción se ha resuelto con un éxito arrebatador gracias a una partitura repleta de belleza, sensibilidad e ideas arriesgadas que funcionan a las mil maravillas y aportan constantemente a las imágenes sin caer nunca en el subrayado innecesario. Deslumbrante trabajo.

Aunque hubieran salido de fondo en un fotograma de cualquier capítulo, contar con la presencia de dos actores como John Turturro y Christopher Walken ya es un valor extra. Pero es que, además, su labor en 'Separación' es muchísimo más que una anécdota, convirtiéndose en dos secundarios de auténtico peso dentro de la historia. Un lujo para una serie que, por si faltara algo, les ofrece unos personajes absolutamente fascinantes cuya trama compartida es otro grandísimo (y emocionantísimo) acierto. Un regalo, vaya.

Resumir sin descifrar. Hipnotizar sin demasiados artificios. Enganchar sin opción a la réplica. Condensar la identidad de la serie en tiempo mínimo. Estos son solo algunos de los muchos objetivos logrados por la intro de 'Separación', una de esas que no te cansas de ver episodio a episodio. Y una obra de arte visual de primera categoría.

Si vas a tener a una villana en tu historia, ni una duda, que esté interpretada por un talento de la talla de Patricia Arquette es de lo mejor que te puede pasar. La presencia, personalidad y carisma de la maravillosa actriz es otra de las múltiples virtudes que atesora una serie que encuentra en ella una interpretación tan entregada como precisa.

Poco o nada importa que el resto del episodio haya estado repleto de ideas brillantes, un reparto entregado a la causa o pequeñas grandes sorpresas, cuando llegan los últimos minutos, madre mía, 'Separación' te va a provocar la necesidad de seguir agarrado a ella. No hay uno malo, desde luego, pero lo de los últimos capítulos es una auténtica locura. De giro en giro. Y de salto en salto en el sofá.

Ciencia ficción. Melodrama familiar. Comedia surrealista. Reflexión social. Intriga clásica. 'Separación' apuesta por todo y cae de pie tras cada uno de sus saltos. Ya sea centrando sus esfuerzos en algunos de estos géneros en concreto o decidiendo combinar todos al mismo tiempo, una cosa de locos, hablamos de una serie en permanente estado de equilibrio perfecto. Maniobras imposibles que parecen sencillas cuando se producen en el ámbito de la excelencia.