El cine de género sigue en buena forma dentro de la cinematografía española. Aunque tras el éxito de 'Ocho apellidos vascos' parece que se haya decidido poner el foco sobre la comedia romántica, directores como Miguel Ángel Vivas mantiene la llama despierta del terror y la intriga con 'Extinction', adaptación de la novela de Juan de Dios Garduño, capitaneada por Matthew Fox, Jeffrey Donovan y la muy en boga Clara Lago.
Tras el éxito de crítica de 'Secuestrados', Vivas se adentra en una historia de rivalidad entre dos hombres que harán todo lo posible por proteger la vida de Lu, una niña que los mantiene unidos en medio de un mundo postapocalíptico surgido tras una peligrosa pandemia. Con motivo del estreno de la película el director nos cuenta cómo ha sido la experiencia de ponerse tras las cámaras de una ambiciosa propuesta con proyección internacional.
eCartelera: ¿Qué supone 'Extinction' en tu carrera?
Miguel Ángel Vivas: Espero que un salto de algún tipo. Bueno, sinceramente, no lo sé. Cuando hago una película no lo hago con un plan determinado, con un objetivo concreto. Si vas a estar dos años o un año de tu vida haciendo algo, en vez de pensar en el futuro, decides hacer aquello que sabes que va a mantener tu interés durante ese tiempo.
eC: ¿Qué te atrojo de la novela para animarte a adaptarla?
M.Á.V.: La historia y los personajes. Siempre digo lo mismo, pero eso es todo. Me recordaba a una película que me gustaba mucho de pequeño y me sigue gustando, 'Infierno en el pacífico' de John Boorman, en la que dos soldados en una isla desierta durante la II Guerra Mundial tienen que acercar posturas para intentar escapar. La novela gira un poco sobre esa idea, un gran escenario, en este caso el mundo postapocalíptico, para contar una historia pequeña sobre dos personajes. Cogí el punto de partida, la novela habla más del terror y la estupidez humana, y lo cambié para que fuera una fábula sobre la paternidad.
eC: ¿Ha sido fácil llevar a cabo una coproducción con un presupuesto mayor?
M.Á.V.: Todas las películas son complicadas y fáciles a la vez. Son complicadas porque levantar y rodar una película es algo difícil, pero, en el fondo, es fácil porque estás haciendo lo que más te gusta del mundo. A mí me encantan los rodajes, además, el equipo artístico y técnico me lo puso muy fácil. Sin embargo, sí que es cierto que es una película mucho más ambiciosa que la anterior.
eC: ¿A qué crees que se debe esta fiebre por los muertos vivientes de los últimos años?
M.Á.V.: Desde los zombies de George A. Romero la metáfora es fácil de entender. Yo no me planteé hacer una película de zombies, fue más leer la novela, donde se describen estos seres más como unas criaturas, y pensar que podría ser una película muy al estilo de John Carpenter, uno de mis directores favoritos.
eC: Aparte de la película de Boorman, ¿qué referentes has tenido?
M.Á.V.: El cine de John Carpenter. Me fijé mucho en su estilo para algunos momentos de la película, el personaje de Patrick o las criaturas, con maquillaje real no en 3D. Además, quería darle a la película un tono de corte clásico, un tipo de cine que se está perdiendo, donde cada plano y cada corte tiene un significado, la puesta en escena está creada a través de los actores que se mueven en esos planos anamórficos. Un homenaje a Howard Hawks con 'Río Bravo' o 'El Dorado', John Ford o incluso Douglas Sirk, que son los responsables de que yo me dedique a esto. Yo tengo la suerte de como de pequeño tenía pocos amigos me tenía que dedicar a ver películas, y por eso me dedico a lo que me dedico.
eC: ¿Qué novedad van a encontrar los espectadores en 'Extinction' con respecto al resto de películas protagonizadas por zombis?
M.Á.V.: Los personajes. Es una película en la que nos centramos más en esta idea, en la que los personajes son los protagonistas de todo. Luego, por supuesto, al ser una película de terror, creo que el terror y el ritmo funcionan bien.
eC: ¿Qué tal la experiencia de trabajar con dos estrellas televisivas?
M.Á.V.: Muy buena, porque desde el principio estuvieron a favor de la obra. De Matthew Fox, no me cansaré de decir que es una persona que ha dado su alma por la película y por Patrick, que ha llevado al personaje a unos lugares con unos claroscuros muy duros y complicados. A los dos les gustaba el proyecto, confiaron en mí, se pusieron en mis manos y no sentí en ningún momento que se comportaran como estrellas norteamericanas. La única diferencia que encuentro con respecto a los actores españoles es que hablaban en inglés.
eC: Muchos directores se quejan de lo complicado que es trabajar con niños y animales. Tú te atreves con los dos en 'Extinction', ¿te sumas a esta corriente crítica?
M.Á.V.: Es muy complicado trabajar con animales, con niños depende. He tenido la gran suerte de poder trabajar con Quinn McColgan. Desde el guion, Lu era el pilar de la historia, es la luz en este mundo oscuro, es el color en este mundo de blancos y grises, por lo que merece vivir o morir. Necesitábamos una niña que cautivase al público desde el principio. Estuve varias veces en Los Ángeles haciendo castings a un montón de niñas, pero desde que vi a Quinn fue un amor a primera vista. Sabía que tenía que ser ella.
eC: ¿Cómo reaccionarías ante un apocalipsis como el que se muestra en la película?
M.Á.V.: Mal. Ya me cuesta reaccionar al mundo de hoy, pues imagínate. Yo hago cine, porque no ser hacer otra cosa, imagínate en un mundo así. Yo soy el que moriría en el prólogo, me matarían antes de empezar.
eC: ¿Qué podemos esperar de 'Apaches', serie en la que estás trabajando para Antena 3?
M.Á.V.: No sabía si hacer televisión, pero me leí la novela y enseguida dije que sí. Creo que es una historia ambiciosa, no por el presupuesto, sino por la historia que va a contar. Aparte de contar con unos actores increíbles, como Alberto Ammann, Verónica Echegui, Paco Tous, Eloy Azorín, Críspulo Cabezas o Edgar Costas, 'Apaches' tiene una historia increíble detrás.
eC: ¿Qué anécdota del rodaje te ha marcado?
M.Á.V.: Localizando por un monte con el director de fotografía vimos un camino que llevaba a un lugar que no nos habían marcado. Nos adentramos y estuvimos durante media hora alejándonos del resto, de repente, vimos un rastro de sangre que nos llevó a un ciervo completamente destrozado, recién comido y con la sangre todavía caliente. Al lado de estos restos, encontramos un montón de huellas de oso. Como somos dos hombretones, pusimos cara de póquer y empezamos a andar de vuelta, mirando a todos lados por si aparecía el animal. Menos mal que no se dio cuenta que era más grande que nosotros y que nos podría haber dado un bocado, porque si no tal vez no estaría aquí hablando contigo.
