El gran problema de contar la épica y la tragedia de tiempos medievales reside en los grandes presupuestos solo al alcance de películas hollywoodenses que han machacado históricamente eventos del pasado europeo y sus mitos correspondientes. La lista es innumerable: 'Gladiator', 'Braveheart', 'Pompeya', 'Troya'... todas con una clara dualidad de héroes frente a villanos, reduciendo conflictos extremadamente complejos a la épica estadounidense.
En estos últimos tiempos hemos visto un crecimiento destacable de películas de época producidas en Europa. La mejor de las noticias es que esta relectura de la historia, mitos y cuentos europeos está fructificando a través de coproducciones alejadas de las manos de la industria norteamericana. El mejor ejemplo de ello son producciones como 'El conde de Montecristo' (Francia), 'Los tres mosqueteros: D'Artagnan' y 'Los tres mosqueteros: Milady' (Francia) o nuestra poderosa 'Irati' (España).
En este lugar se inscribe la película de Mikael Håfström 'Estocolmo 1520. El rey tirano', una gran épica de aventura y acción localizada en los trágicos hechos ocurridos en la Edad Media en Estocolmo, una masacre de ejecuciones encabezada por Cristián II de Dinamarca en pleno conflicto con Suecia, donde a lo largo de tres días se asesinó a entre 80 y 100 personas, incluidos nobles, clérigos y ciudadanos prominentes, bajo la excusa de una supuesta herejía.

Efecto Taratino
La película de Håfström tiene claros dejes "tarantinianos", una presentación muy literaria de los personajes, con congelaciones de imagen y letras que rompen la cuarta pared, aunque su uso del gore quizás es menos festivo y se induce más en el horror propio de los dramas bélicos. También hay un uso algo caótico de las pantallas divididas, por momentos causando humor en situaciones quizás alejadas de esa intención.
Con algunas estrellas como Sophie Cookson, Claes Bang y Alba August, la película se distancia de las producciones que mencionaba anteriormente en el uso del idioma, una película europea sobre el conflicto sueco-danés hablada en inglés. Quizás se pierde la oportunidad para abordar un humor más costumbrista y localizado, pues al abrir la película al inglés se cae en una reproducción más cliché de este tipo de obras donde se pone mucho peso en el insulto aleatorio.

En este sentido, la película tiene un problema formal, ya que en muchos momentos parece tomarse a sí misma y a los personajes más en serio de lo que las imágenes revelan y en otros parece una gran broma excéntrica sobre los clichés del género como princesas, caballeros, reyes malévolos y engaños de palacio. Sin embargo, esta no decisión tonal condena a la película a un terreno medio que no acaba de tomar las riendas, y esa extrañeza aleja la mirada de lo narrado.
Es cierto que, comparado con otras películas europeas, el presupuesto de más de 13 millones puede parecer alto, pero siendo justos con la película de Mikael Håfström la realidad es que no es un presupuesto muy elevado, teniendo en cuenta otras producciones similares. Por ejemplo, comparado con los 250 millones que costó 'Gladiator II', a su lado esta parece una película diminuta. Aún así, lo mejor que se puede decir es que la película luce bastante pulida, incluido un diseño de vestuario tremendamente original y muy al servicio de la personalidad de los personajes, un gran punto de la cinta.

Además, uno de sus mayores aciertos es localizar como centro de la acción a tres mujeres, capaces tanto de mostrar su lado más vulnerable como clavar una flecha en el cuerpo de un enemigo, alejadas del cliché y el papel de la mujer en este tipo de producciones, ellas son uno de los salvavidas que lanza la película.
Como toda industria, el cine es una cadena a la que 'Estocolmo 1520. El rey tirano' puede contribuir desde el engranaje del entretenimiento y de su taquilla, así como de la del resto de grandes producciones Europeas pueden surgir apéndices más independientes, autorales y revisionistas sobre los grandes eventos de nuestra historia común, una que se sigue escribiendo hoy en día.