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ANÁLISIS

Oscars 2016: La gala efectiva que al final fue #OscarsSoSoBlack

Chris Rock centra todo su discurso y apariciones en hablar del debate sobre la diversidad, desgastando demasiado el tema. 'Spotlight' da la sorpresa haciéndose con el Oscar a la mejor película.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 29 de Febrero 2016 | 07:39
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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¿Qué puedes hacer cuando tienes un gran elefante rosa volando por la sala? Sacas el bazooka y lo revientas. Así ha acabado siendo la gala de los Oscar 2016, una que venía con una gordísima polémica que ha acabado tiñendo toda la ceremonia de negro. Algo que está bien, pero también un poco mal.

El equipo de Spotlight en los Oscar

#OscarsSoWhite, el hashtag que resumía la indignación por la falta de nominados de raza negra en los premios de la Academia de Hollywood. Habían conseguido hasta que el organismo cambiara sus bases para intentar incluir, un poco a lo bestia, una mayor diversidad para el año que viene. ¿Pero qué pasaba este año? Chris Rock recibió muchas quejas por querer seguir presentando la gala y no sumarse al boicot. Y al final fue la mejor decisión que pudo tomar, porque ayudó a que, en vez de ignorar el problema y haberlo hecho todo muy incómodo, lo atacó desde el primer momento. Tanto, que podríamos haber usado el hashtag #OscarsSoSoBlack.

El discurso inicial del presentador estuvo totalmente compuesto por chistes y pullitas al tema racial, con momentos muy grandes, como el dedicado a Will Smith: "Es normal que se quejaran, no es justo que Will no esté nominado porque lo hizo muy bien. Tampoco es justo que cobrara 20 millones por 'Wild Wild West'". Aunque a veces patinó, con mensajes algo machistas o despectivos hacia otros compañeros, como decir que Leonardo DiCaprio es bueno porque le dan papeles buenos, su speech fue muy acertado, y sobre todo su idea principal: "Lo único que queremos es igualdad de oportunidades". Pero así, cada vez que salía al escenario, zas a los #OscarsSoWhite. Hasta un video de estos humorísticos tenía como tema a actores negros metiéndose en las películas nominadas para criticar la situación. Hilarante, pero quizás se estaba cruzando ya la línea entre lo necesario de tratar este tema y pasar un poco por alto a los verdaderos protagonistas de la noche, que eran los nominados, por muy blancos que fueran todos.

Brie Larson y Jacob Tremblay

Pero así todo el rato. No solo por parte de Chris Rock, sino por la increíble cantidad de presentadores afroamericanos que aparecieron por el escenario. Rara era la vez en la que no hubiera un negro en el escenario. ¿Premio de consolación? Quizás, pero era lo mínimo que podían hacer para equilibrar un poco el asunto de forma "polite". Lo bueno es que la noche nos dejó también discursos muy esperanzadores, como el de Kevin Hart, que prefirió ser positivo y agradecer los buenos trabajos de los actores y actrices negros y les recordó que "esta noche no representa nada", o de Alejandro González Iñárritu, que afirmó que "nuestra generación tiene la oportunidad de poder demostrar que el color de nuestra piel es tan irrelevante como lo largo que llevamos el pelo". En definitiva, una mezcla entre una correcta responsabilidad de atacar la enfermedad directamente, y una excesiva saturación que acaba, también, haciendo el efecto contrario.

Por suerte, no nos encontramos ni mucho menos con una de las galas de los Oscar más aburridas, gracias sobre todo al ritmo que tuvo la ceremonia. Los premios no dejaban de salir, las apariciones de Chris Rock fueron raudas, y los discursos, atacados también por música (aunque no tan invasiva como los Goya), bastante escuetos. La ceremonia se hizo amena y ágil, muy correcta, y eso ya es mucho decir. Ni siquiera pesaron mucho las actuaciones de las nominadas a mejor canción, aunque hubo sonadas ausencias de algunos candidatos por una grandísima cagada de la organización, que solo quiso contar con los candidatos "comerciales". En el fondo, la Academia tiene muchos problemas. Y todo hay que decirlo, algunos de los momentos musicales fueron los highlights de la noche. Como es el caso de la actuación de Lady Gaga, que hizo llorar a medio Dolby Theatre, o la versión de 'Blackbird' interpretada por Dave Grohl durante el In Memoriam.

Lady Gaga

Porque lo que sí es cierto es que esta gala no pasará a la historia. Bueno, sí gracias al (por fin) Oscar de DiCaprio. Pero la ceremonia fue tan ágil como insulsa. Hay que agradecer el ritmo, pero este año no tenemos nada que llevarnos de recuerdo. Ni selfies, ni Oscars de Lego, ni presentadores casi desnudos. Todo fue muy #OscarsSoBlack, pero no hubo momentazos. De hecho, el único intento de chiste largo (además del racial), que fue el de las Girl Scouts y sus galletas, fue un burdo intento de emular las pizzas de Ellen DeGeneres, y resultó muy lamentable al final. Pero lo dicho, al menos lo soso se arregló con rapidez y un diseño de producción digno de un Oscar: el escenario era sencillo pero muy vistoso, la pantalla gigante de detrás estuvo muy bien utilizada y el elegir entregar los Oscar por el orden en el que se hace una película fue una idea muy interesante y muy efectiva. Los Oscar 2016 no se colocarán entre nuestros favoritos, pero han sabido mantenernos despiertos. Y demos gracias por Jacob Tremblay, que debería haber tenido una cámara para él solo, él sí fue el alma de estos Oscar, la viva imagen del disfrute y del humor. Y el gran Oscar honorífico del año. Su reacción cuando ha visto a C-3PO, R2-D2 y BB-8 ha sido maravillosa. Buena inclusión, al igual que la de los Minions o Buzz y Woody para dar los Oscars a la animación.

'Mad Max' gana por número, pero 'Spotlight' da la sorpresa

Pero vayamos a lo verdaderamente importante de la noche: los blancos que han ganado las estatuillas. En general, la cosa fue bastante a la par con lo que decían las apuestas. La ganadora por número fue 'Mad Max: Furia en la carretera', que se llevó seis Oscars técnicos. Lo esperable, aunque muchos empezaron a venirse arriba y recobraron la esperanza por una "lovely night" que al final no se cumplió. La que dio la sorpresa fue 'Spotlight', ganadora de mejor película con un solo Oscar más: el de mejor guión original. Después de escuchar el nombre de Iñárritu (tercer director que se lleva el Oscar dos años consecutivos), pensábamos que sería la noche de 'El renacido (The Revenant)', pero al final hubo sorpresa, y una muy valiente por haber dado un premio a una película con un tema tan incómodo como el de los abusos sexuales de sacerdotes a niños (aunque también habría sido valiente justificar todos los premios a 'Mad Max' con el tío Oscar principal. En el fondo es la que más lo valía). Pero 'El renacido' le ganó por premios (de hecho, un largometraje ganador de mejor película no, ganaba con tan pocos premios desde los 50), y uno fue el que de verdad recordaremos todos en los años venideros. Sí, DiCaprio ganó un Oscar, su primer Oscar. Internet hizo explosión. Y él no perdió la compostura y aprovechó, como seguro que llevaba años practicando, para hacer que todo el mundo se levantase del asiento con su discurso para recordar que el cambio climático es un problema que sigue ahí y que no hemos prestado atención lo suficiente. Ojalá hubiera ganado también Kate Winslet para darnos LA foto, pero Alicia Vikander era la favorita, y se cumplieron las predicciones. Sin embargo, agria noche para Sylvester Stallone, que vio cómo no recibiría su Oscar legendario por interpretar a Rocky, ya que se lo arrebató Mark Rylance. Lo mismo Lady Gaga, que hizo la actuación de la noche y se quedó sin Oscar, quedándoselo Sam Smith y 'Writing's On the Wall', levantando de nuevo la indignación de los espectadores, poco fans del tema de 'Mark Rylance'. Al menos así pudo salir el tema de la reivindicación del colectivo LGTB, que era la que faltaba en una gala muy de protestas pero también muy necesaria. En las técnicas, la única sorpresa fue que 'Ex Machina' se llevara el Oscar a los efectos especiales, pero fue una sorpresa grata, un impulso a una película pequeña en presupuesto pero muy grande en todo lo demás.

Leonardo DiCaprio y Kate Winslet

En conclusión, agradecemos enormemente que no haya sido una gala soporífera y tediosa como la del año pasado. Esta vez han encontrado el ritmo, pero se han pasado de reivindicativos. Era necesario tratar el tema, pero no centrar la gala en él. Nos queda una gala de la que recordaremos más bien poco dentro de unos meses, incluidos los ganadores me da a mí, pero que al menos hemos sobrevivido. Algo es algo.