Tom Hanks ayuda a cumplir el sueño de una chica con leucemia para su cumpleaños desde Grecia

Durante muchos años, más de una década, la presencia de Tom Hanks suponía siempre un valor seguro de cara a la taquilla. Película en la que apareciera, recaudación entre notable y espectacular. Uno de estos éxitos, la adaptación cinematográfica de 'El código Da Vinci', vapuleada por la crítica pero apabullante en su triunfo comercial, continúo engrandeciendo la leyenda de un Hanks que, a la hora de repetir en su secuela, 'Ángeles y demonios', firmó un contrato histórico de 50 millones de dólares.

Una cifra espectacular que le convirtió automáticamente en el actor mejor pagado de la historia del cine hasta que Johnny Depp le arrebató este título con sus 55 millones por volver a ser Jack Sparrow en la espantosa 'Piratas del Caribe: En mareas misteriosas'.

Aunque la carrera de Tom Hanks no anda precisamente falta de personajes inolvidables que han dejado huella en la memoria de millones de espectadores, el actor estuvo muy cerca de sumar un nombre ilustre más a la lista. Y es que, en 1994, Hanks tuvo que elegir entre dos películas que, de un modo u otro, habrían marcado su trayectoria de manera definitiva: 'Cadena perpetua' o 'Forrest Gump'. Finalmente, la balanza se decantó hacia el lado de la maravillosa cinta de Zemeckis, pero nos quedamos con las ganas de saber cómo habría funcionado la pareja Tom Hanks y Morgan Freeman. Otra vez será.

Tom Hanks consiguió sumarse al imponente catálogo de intérpretes capaces de entregarse a sus personajes por encima de la razón y el sentido común gracias a su imponente trabajo en la espléndida 'Náufrago'. La cuestión es que, para alcanzar esa meta, el actor estuvo muy cerca de la muerte. Mucho. Todo comenzó con una serie de cortes en las piernas que sufrió rodando en la isla a la que acaba llegando su personaje después de sobrevivir a un espectacular accidente de avión. Unas heridas que terminaron infectándose.

Lo cuenta el propio Hanks: "Aquella película me llevó al hospital. Estuve durante tres días con una infección que casi acaba con mi vida. Yo no tenía ni idea, pensaba que solo era un corte, pero entonces fui al médico y me dijo que tenía que ingresar de urgencia, ya que la infección se estaba extendiendo y si llegaba a la sangre, podía morir". Sobrevivió. Inmortal Hanks.

Después de la indiferencia entre la Academia que han generado las últimas y geniales interpretaciones de Tom Hanks, 'Al encuentro de Mr. Banks', 'Sully', 'Capitán Phillips' y 'El puente de los espías', se ha generado la sensación de que el actor nunca volverá a pelear por un Oscar. En cualquier caso, si esta situación injusta e incomprensible termina siendo una realidad, Hanks tiene argumentos de sobra para mirar el vaso medio lleno.

Porque hablamos de un actor que ya es historia de los premios más importantes de la industria cinematográfica gracias a su doble victoria consecutiva en la categoría de Mejor Actor por sus inolvidables trabajos en 'Philadelphia' (1993) y 'Forrest Gump' (1994), un logro que solamente había conseguido el enorme Spencer Tracy. Dos leyendas.

La transformación física es otro de los terrenos en los que Tom Hanks se ha movido siempre como pez en el agua. Dentro de su imponente y envidiable capacidad para meterse en la piel de cualquier personaje, destacan sus trabajos en 'Philadelphia', la obra maestra de Jonathan Demme para la que el actor perdió 30 kilos, y 'Náufrago', donde engordó y perdió 55 kilos en cuestión de semanas. Algo más que simple entrega.

La relación entre Tom Hanks y Europa va más allá de sus visitas ocasionales para promocionar el estreno de alguna de sus películas. Además, el culpable de este nexo de unión entre nuestro continente y el actor más querido de América es, nada más y nada menos, que Steven Spielberg.

Y es que, los cuatro personajes que Hanks ha interpretado para el director más importante de las últimas décadas, en las deslumbrantes 'Salvar al soldado Ryan', 'Atrápame si puedes', 'La terminal' y 'El puente de los espías', siempre han estado conectadas a Europa. Es uno de los nuestros.

No todo en la carrera de Tom Hanks ha sido gloria, triunfo y ovaciones. Ni Oscars. De hecho, en los años 2005 y 2007, el actor estuvo muy cerca de ganar un premio... Razzie. Sus nominaciones en la categoría de Peor Actor le llegaron, en la primera ocasión, por sus trabajos en la horrorosa 'Polar Express', la fallida 'Ladykillers' y la infravalorada 'La terminal', mientras que su interpretación en 'El código Da Vinci' le llevó a volver a luchar por el temible galardón en 2007. No ganó ninguno de ellos.

No todo es cine en la vida de Tom Hanks. A sus labores de productor en proyectos para la pequeña pantalla tan inolvidables como 'Hermanos de sangre', pura obra maestra, se suma un fanatismo total a dos series, 'Ley y orden', para la que el actor expresó sus deseos de participar en alguno de sus capítulos como actor invitado, y 'Doctor Who'. Soñamos con una adaptación cinematográfica de esta última con Hanks a la cabeza. Ponemos dinero si hace falta.

En el terreno cinematográfico, Tom Hanks no solamente ha demostrado a lo largo de los años su buen gusto a la hora de escoger papeles inolvidables sino que ese talento especial para detectar la grandeza lo mantiene a la hora de escoger su película favorita de la historia del cine.

Y es que, preguntado al respecto, el actor no dudó en señalar la obra maestra de Stanley Kubrick, '2001: Una odisea del espacio', como su film de cabecera. Le sobran razones y argumentos.

El giro clave en la carrera de Tom Hanks llegó con 'Big', su primer gran éxito y la película que le catapultó a una fama que se redondeó con una más que justa nominación al Oscar en 1988. Un momento que el actor señala como la primera vez en la que se consideró a sí mismo como un actor de verdad. Hasta entonces, Hanks asegura que se veía simplemente como una especie de payaso que aparecía en películas de vez en cuando, una percepción que cambió por completo tras el apoyo demostrado por la Academia.

Además, el actor confesó que 'Big', más allá de la popularidad del público, el cariño de la crítica y el respeto de sus compañeros de profesión, supuso para él el punto de partida para empezar a probar suerte en propuestas de corte más serio y dramático. Y vaya si lo hizo.