Críticas de 'Crown Heights'
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Roger Ebert
El compromiso de Ruskin de otorgarle a ambos hombres el mismo tiempo en pantalla es honorable, pero tiende a hacer fallar los momentos de una historia cada vez que amenaza con alzarse. El clímax de la película es poderoso igualmente, y las actuaciones ayudan a la película a mejorar. Stanfield es una verdadera estrella de cine, irradiando decencia incluso cuando el perfil del personaje se endurece, y Asomugha, también acreditado como productor, se mantiene firme contra varios actores formidables.
The Washington Post
'Crown Heights' un tono más suave y mesurado. Además, no a propósito, le da a los personajes negros la agencia, el poder de luchar y la victoria moral perdiéndose intencionadamente en la historia que desplegó una generación anterior.
Variety
'Crown Heights' no rompe ningún molde y le cuesta encontrarse a sí misma, pero gracias a las grandes actuaciones de Lakeith Stanfield y Nnamdi Asomugha, la película consigue proyectar la sensación de desamparo y frustración que provoca el luchar contra un objeto tan inamovible.
New York Times
Sea como sea, 'Crown Heights' consigue hace un argumento poderoso de que el encarcelamiento de Colin apenas fue una anomalía. El señor Ruskin introduce nuevos clips de varias generaciones de políticos de ambos partidos (incluyendo a los presidentes Ronald Reagan y Bill Clinton y el antiguo gobernador de Nueva York, George E. Pataki) haciendo discursos sobre la dureza de las sentencias de los crímenes, prometiendo sentencias más largas, más ejecuciones y menos libertad condicional. Mientras tanto, esas políticas que anuncian afectan a Colin.
Vulture
Ruskin tiene a dos principales comprometedores y emotivos como son Stanfield y Asomugha, y aun así la película apenas absorbe la realidad emocional de lo que están sufriendo sus personajes, enviándoles continuamente a la acción y el conflicto y apenas dejándoles tiempo de reflexión. El guión de Ruskin no levanta el pie del acelerador, dando a la película una sensación vertiginosa, pero no mucha personalidad.
The Hollywood Reporter
Quizás acobardado por el respeto hacia el hombre real que tanto sufrió, Stanfield parece reticente a encantar a la audiencia. Warner es simpático, sí, pero Ruskin requiere una continua seriedad herida de su actor principal mostrando poco de la vida interna que Warner debió haber requerido para sobrevivir tantos años sin perder la cabeza (flashbacks de sueños a la isla de la juventud del hombre sirven de poco según se acerca el final).
The Guardian
En demasiadas ocasiones la película cae en el ritmo y el estilo de un drama televisivo procedimental, y Ruskin trata a sus personajes como piezas de ajedrez, empujándolas hacia adelante sin ilustrar quiénes son. Es un hecho que nos preocupa Warner, pero se debe al hecho del caso en sí y a la actuación de Stanfield, no a la caracterización ofrecida por la película.
The Playlist
Pero gran parte de 'Crown Heights' es fachada, al apenas conectar mucho emocionalmente con los personajes, porque apenas se nos muestra quiénes son en realidad más allá de víctimas arrolladas por un sistema basado en los prejuicios. La narrativa se vuelve confusa con la historia de Carl King (Nnamdi Asomougha), un amigo de toda la vida que, a pesar de no tener educación legal forma, dedicó su vida a probar la inocencia de Warner.
The Wrap
Como en muchos docudramas, 'Crown Heights' debe mantenerse sobre el hecho de que todos sabemos cómo va a terminar; incluso si entras en el cine sin conocer el caso de Colin Warner, el hecho de que la película establece de forma inmediata su inocencia significa que, eventualmente, saldrá de prisión, o no habría historia. Por desgracia, el guión de Ruskin nunca ofrece lo suficiente para continuar; no sabemos mucho de estos personajes más allá de su rol a la hora de mover el argumento hacia adelante.
Indiewire
Parte del problema es que Ruskin parece inseguro de cómo enmarcar mejor esta trágica narrativa americana o a quién pertenece, en última instancia. Mientras que media película se queda con Warner según se ajusta a la vida de la prisión (saltando varios años de reclusión en un solo corte), la otra mitad se centra en el amigo de la infancia de Warner, Carl King.