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CRÍTICA

'La novia': Tragedia en tres actos

La nueva película de Paula Ortiz está basada en la obra de teatro 'Bodas de sangre' de Federico García Lorca. Protagonizada por Inma Cuesta, Álex García y Asier Etxeandia.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 10 de Diciembre 2015 | 18:51
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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Federico García Lorca en 'Bodas de sangre' dejó escrito: "(...) No hay un minuto del día que estar contigo no quisiera, porque me arrastras y voy, y me dices que me vuelva y te sigo por el aire como una brizna de hierba". Paula Ortiz demostró sus buenas dotes para la dirección en 'De tu ventana a la mía'. Ahora la realizadora se atreve con el clásico de Lorca con 'La novia', una propuesta personal y completamente innovadora de las 'Bodas de sangre'.

Imagen de 'La Novia'

Desde niños, Leonardo, el Novio y la Novia han formado un grupo de amigos inseparables. Aunque entre Leonardo y la Novia hay una conexión diferente, que les hace tener una atracción más allá de la razón. No obstante, la joven sabe que Leonardo no será una buena elección como marido. Guiada por el buen juicio, decide que debe casarse con el Novio. Ambos forman una pareja preciosa, él es dedicado, romántico, un buen hombre con el que tendrá un futuro prometedor como familia. Sin embargo, la pasión y el deseo que hay entre la Novia y Leonardo son demasiado fuertes. Incapaces de romper esos hilos que los unen, los tres se verán abocados al más trágico destino.

El banquete de la tragedia

Paula Ortiz, junto con Javier García Arredondo, ha adaptado la tragedia teatral contemporánea de Federico García Lorca. 'Bodas de sangre' es una de las obras más reconocidas del poeta y dramaturgo granadino. Llena de simbolismos propios del autor, resulta extraño que sólo hayan sido cuatro sus adaptaciones al cine y sólo dos españolas. Cierto que el musical de Saura con Marisol en el año 1981 es el más celebrado y popular. Pero han pasado 34 años desde el estreno de esa adaptación. Un retraso impropio que la realizadora aragonesa ha resuelto de una manera excepcional y única.

Ya que 'La Novia' se atreve a adaptar el lenguaje teatral original de Lorca de una manera completamente fiel, los versos de la obra son trasladados a la gran pantalla de una manera extraordinaria, con el enorme reto de traducirlos al lenguaje cinematográfico. Ortiz ha sabido seleccionar los elementos propios de la obra como la daga, la luna, la anciana muerte, el caballo (símbolo de virilidad y de tragedia en esta ocasión). Y lo hace de una manera poco vista en el cine español, deteniéndose en cada escena, recreándose en la tragedia de estos jóvenes amantes.

La Novia

Pasión, fuego y vehemencia

'La Novia' de Ortiz es "shakesperiana", propia de las adaptaciones de 'Macbeth' o 'Romeo y Julieta'. La realizadora ha sabido captar esa reinvención que hizo Lorca del concepto de la tragedia y la manera de verlo entre lo antiguo y lo moderno. Ortiz ha sabido situarla en una época anterior pero desconocida y atemporal.

Otro de los elementos que hace que 'La Novia' envuelva de pasión y tragedia al que lo ve son sus entregados actores, cada uno abocados al más absoluto horrible destino. Primero está esa Inma Cuesta que desde el inicio empieza desgarrada, rota por los sucesos, perdida en el abismo de la pasión. "¡Porque yo me fui con el otro, me fui! Tú también te hubieras ido. Yo era una mujer quemada, llena de llagas por dentro y por fuera,y tu hijo era un poquito de agua de la que yo esperaba hijos, tierra, salud; pero el otro era un río oscuro, lleno de ramas, que acercaba a mí el rumor de sus juncos y su cantar entre dientes", dice desde el inicio. La intérprete ha hecho suyo el personaje uniendo su imagen para siempre a esa Novia arrastrada a ser testigo de la tragedia.

Imagen de 'La Novia'

Y luego están sus dos partenaires, Álex García y Asier Etxeandía, ambos envueltos en una ancestral rivalidad de familias, de odios y rencores del pasado. Ambos personajes, contrapuestos y complementarios, Ortiz los sabe llevar como, quizás, Lorca hubiera deseado. Arrastrados por la pasión pero guiados por un aura femenina que les indica el camino. Uno por el deseo que le despierta la Novia, otro por el rencor familiar infundado por la Madre.

La música envolvente del japonés Shigeru Umebayashi confecciona un ambiente donde es imposible detener el deseo, que se alinea perfectamente con la Luna, la Mendiga, la Daga, el Azahar. Pureza, destrucción, honor, todo cobra forma en la mejor adaptación de una obra de Lorca al cine desde la excepcional 'La casa de Bernarda Alba' de Mario Camus en 1987. Cual cuchillo que desgarra y penetra en la carne, esta tragedia cierra el telón y con él una obra maestra.

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