Desde hace dos años un monstruo habita en Ben Affleck, y no es el espíritu de Batman, sino un enorme tatuaje de un fénix que tiene en la espalda. El actor y director nunca ha hablado de este dibujo que se extiende por todo su dorso. Ahora, en el programa de Ellen DeGeneres, por fin, ha roto su silencio sobre él.