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CRÍTICA

'Cementerio de animales': El miedo tiene 7 vidas

La nueva adaptación de esta novela de Stephen King incluye cambios significantes en sus personajes y su imaginario.

Por Luisa Nicolás 5 de Abril 2019 | 09:38

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Después del increíble éxito de público (y crítica) de 'It' (Andy Muschietti, 2017), llega a los cines otra adaptación de una de las novelas más icónicas de Stephen King: 'Cementerio de animales', que ya tuvo su versión cinematográfica en 1989 en la macabra 'Cementerio viviente'. Esta vez Kevin Kölsch y Dennis Widmyer, los directores del nuevo revival, traen consigo varios cambios sustanciales en el guion, decisiones que enfadarán a los fans más puristas del maestro del terror, pero que funcionan lo suficientemente bien en la pantalla como para encontrarles una justificación narrativa. Porque, pese a tratarse de una película esencialmente de género, parte del corazón de una de mejores y más complejas obras de King sigue ahí: el luto, el dolor, la culpa y como todas estas sensaciones están intrínsecamente relacionadas. El drama de un padre que ha perdido prematuramente a un hijo (o una hija), es tan fuerte y a la vez tan delicado, tan cercano, que sólo un autor como King podía convertirlo en una historia violenta y terrorífica, donde "a veces, muerto es mejor".

'Cementerio de animales'

Desde los primeros compases de la película, mucho antes de que haya arrancado la trama sobrenatural, se suceden los scare jumps, sobresaltos constantes acompañados de una turbadora banda sonora compuesta por Christopher Young que generan una enorme sensación de incomodidad y tensión en el espectador, una atmósfera donde queda patente que en el 'Cementerio de animales' de 2019 el drama familiar ocupa un segundo plano en pro de un relato de terror convencional, muy correcto, sí, pero en la que la reflexión del material original tampoco sobrevive a la salida del cine.

Aunque el lugar al que se dirige la trama es predecible no solo para aquellos familiarizados con la novela, el viaje es lo suficientemente emocionante, espeluznante e incluso sádico en ciertas escenas para impedir que nadie pueda aburrirse en sus escasos 100 minutos de metraje. Kölsch y Widmyer, en cuya corta carrera solo encontramos dos largometrajes no muy destacables, se sienten cómodos dentro del género de terror y juegan constantemente con las expectativas del público, enfatizando sus en las escenas más efectistas y arrastrándonos al abismo más allá del cementerio de animales hasta ver el cerebro palpitante fuera del cráneo de Victor Pascow (Obssa Ahmed) o un bisturí cortando piel y músculo como mantequilla. El horror más explícito te golpea por sorpresa y sin piedad, rozando sutilmente lo grotesco sin caer en él.

'Cementerio de animales'

La diferencia más notable de la nueva versión de 'Cementerio de animales' ha sido cambiar la muerte de Gage de 3 años por la de Ellie (Jeté Laurence) de 8. Una decisión que, al principio, será recibida con recelo, como un acto de cobardía hollywoodiense incapaz de mostrar la muerte, resurrección y demonización de un niño tan pequeño. Sin embargo, este cambio responde a una necesidad narrativa, porque en Ellie, siendo mayor, resultan más verosímiles las reflexiones sobre la muerte, el amor o la culpa que recorren todas las páginas del libro, pero que se diluyen en una película de terror cuyo fin último es asustar y sorprender constantemente a la audiencia. También funcionan mejor con Ellie de lo que lo habría hecho con Gage, algunas escenas de humor negro, que aunque desconcertantes, son un alivio voluntario de una tensión que podría resultar agotadora.

Además de construir el terror a través de sobresaltos, anticipación y una atmósfera escalofriante, el éxito de 'Cementerio de animales' sobre otras cintas similares del género está en el entregado trabajo de su elenco principal. Jason Clarke está muy correcto como Luois, padre de una familia y médico que debe lidiar con demasiados traumas tanto en lo personal como en lo profesional. John Lithgow, siempre un acierto, es Jud, el vecino cuyo amor por Ellie y las ganas de evitarle sufrimiento tras la muerte de su gato Chuck serán el desencadenante de la tragedia. Pero es Rachel (Amy Seimetz) el personaje con un desarrollo más interesante. A través de los flashbacks sobre la enfermedad de su hermana empatizamos con sus problemas para lidiar con el concepto de la muerte y abre la puerta a otra dimensión de miedo y culpa.

'Cementerio de animales'

La sorpresa final

Aunque los dos primeros actos de la película, disfrutables, pero moviéndose sobre seguro, marcan un tono y parecen conducir a un claro desenlace avanzado ya desde la escena inicial; en su tramo final, Kolsch y Widmyer, con guion de Jeff Buhler ('The Prodigy'), se toman la licencia de modificar la historia de King y darle un giro más monstruoso y siniestro, en ciertos aspectos incluso paródico, donde la violencia es más explícita, más incómoda, más salvaje, pero a costa de sacrificar la potencia emocional que dejaba la novela.

'Cementerio de animales' es un terror solvente, muy por encima de la media del género, con la que disfrutar, y mucho, pasándolo mal, pero que no tendrá una vida demasiado larga en el imaginario popular. Su trasfondo humano no está tan explotada como para generar una auténtica reacción emocional, ni tiene suficiente carisma para dejar marca, pero tampoco importa cuando lo estás pasando tan bien.

Nota: 6

Lo mejor: Es lo suficientemente diferente para sorprender sin mancillar el material original.

Lo peor: Que no aspire a ser más que una sucesión de sobresaltos.

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