å

CRÍTICA

'La vida de Michael J. Fox': De ser un icono ochentero a combatir el párkinson y convertirse en activista

Apple TV+ estrena 'Still', el documental sobre la carrera del legendario actor, su amor por su mujer Tracy y el esfuerzo por compaginar el trabajo en Hollywood con una enfermedad neurodegenerativa.

Carlos González Manzano
Por Carlos González Manzano Más 12 de Mayo 2023 | 10:00
Periodista crepuscular que vive en las viñetas de Tintín, los mundos de Tolkien y las películas de Ghibli

Comparte:

¡Comenta!
'La vida de Michael J. Fox': De ser un icono ochentero a combatir el párkinson y convertirse en activista

1990. Michael J. Fox se despierta en un hotel aleatorio de resaca. La noche anterior había salido de fiesta con Woody Harrelson para tomarse un descanso del rodaje de la nueva película que iban a protagonizar juntos, 'Doc Hollywood'. Tumbado en la cama, Fox se tapa la cara con la mano para protegerse de los intensos rayos de sol que entran por la ventana. Es entonces cuando nota un temblor inusual en el dedo meñique. "Ese dedo no era mío, era de otra persona", declararía años más tarde el propio Fox, "Ese temblor era un mensaje del futuro". Lo que parecía una respuesta de su cuerpo a una noche desenfrenada era en realidad el comienzo de una pesadilla que haría al actor reconectar consigo mismo: la enfermedad de Párkinson.

'La vida de Michael J. Fox'

Aunque le fue diagnosticado con tan solo 29 años, el prematuro párkinson que sufre Fox se ha ido acentuando con los años, hasta el punto de obligarle a retirarse de la actuación e, incluso, temer por su propia vida en un futuro inmediato. "No voy a mentir, se está haciendo cada vez más duro", admitió en una reciente entrevista, "No voy a llegar a los 80". Con estas demoledoras declaraciones, Fox asume con entereza una realidad irremediable, tan irremediable como su enfermedad neurodegenerativa. La lucha que el actor ha realizado durante tantos años ha quedado enmarcada, entre otras cosas, por la Fundación Michael J. Fox para la Investigación del párkinson, creada en el año 2000, que ha recaudado hasta 1.000 millones de euros destinados a la investigación de dicha enfermedad.

Ahora, para inmortalizar esta lucha y repasar la carrera del actor, Apple TV+ estrena 'La vida de Michael J. Fox', un documental que hace las veces de testigo irrefutable de una meteórica carrera (con imágenes inéditas) así como de una prueba fehaciente y desprejuiciada de las consecuencias tanto físicas como mentales del párkinson. A los mandos se encuentra David Guggenheim, que cuenta con experiencia en el ámbito del documental con 'Él me llamó Malala' o 'Una verdad incómoda', y que, curiosamente, está casado con Elisabeth Shue, el interés amoroso de Marty McFly en 'Regreso al futuro II', lo que le proporciona un acercamiento y una familiaridad con la temática que demuestra en todo momento.

Un éxito improbable

Bajito, modoso y corriente. Así era el Michael J. Fox niño que se dedicaba a escaparse de casa, coger dinero y comprar sus chocolatinas favoritas. Tampoco fue buen estudiante, dejando los libros a un lado por fumar y beber con sus amigos. Sin embargo, ya le nacía una pasión de dentro: la interpretación. Ahí podía dejar de ser bajito; de hecho, podía ser alto, podía ser grande. Podía ser lo que quisiese. Hasta podía ser Rumpelstinkin, que es con quien se inició en la escuela. Con tan solo 16 años debutó en la serie 'Vacaciones en el mar', lo que le impulsó a perseguir su sueño y a convencer a sus padres de mudarse a Hollywood. Una vez asentado en Beverly Hills, la cosa no mejoró. Saltaba de trabajo precario en trabajo precario (y encadenando casting, como el que hizo para 'Gente corriente' donde Robert Redford se pasaba el hilo dental durante su prueba sin mostrar demasiado interés) hasta que la frase "ir justo de dinero" era "muy generosa", según relata Fox. Antes de dejarle allí, su padre le había dicho: "Tienes al mundo cogido por la cola. Solo tienes que aguantar".

Pero lo cierto es que Fox no tenía ni para el autobús. De hecho, su intención era trabajar con su hermano, un superintendente de construcción, hasta que, en un giro de los acontecimientos, todo cambió para siempre. Sucede como en muchas otras historias, donde, cuando menos lo esperas, hay un cambio increíble que tuerce todo, a favor o en contra. En este caso fue a favor, pues un jovencísimo Fox fichó por una serie que le cambiaría la vida y la daría tres Emmys, un Globo de Oro y reconocimiento mundial: 'Enredos de familia'. Esta archiconocida sitcom haría que Fox desarrollase un timing cómico y un carisma que iría depositando en el resto de los papeles de su carrera, como en su siguiente película: 'Teen Wolf (De pelo en pecho)'.

'La vida de Michael J. Fox'

El salto a 'Enredos de familia', sin embargo, no fue nada fácil. El documental narra la curiosa advertencia que soltó Brandon Tartikoff, presidente de la NBC, ante la posibilidad de que Fox protagonizase la serie: "Su cara nunca estará en una fiambrera". Por mucho olfato de productor que tuviese, en esta ocasión no pudo errar más el tiro. Meses después no solo protagonizaba la sitcom, sino que le llegaría a plató el guion de una película de Robert Zemeckis y un mensaje: "Steven Spielberg quiere que la protagonices". Se trataba, por supuesto, de 'Regreso al futuro'. Junto a Christopher Lloyd, Fox se convirtió en un icono mundial y pasó a protagonizar las portadas de todas las revistas. La cinta de ciencia ficción se convirtió en un icono de la década y hito en taquilla; además, acumulaba elogios de parte de la crítica sobre lo bien que trataba las paradojas espaciotemporales.

A partir de ahí, coches, fama y lujos. Si Fox desvelaba en una entrevista cuál era su cerveza favorita, al día siguiente tenía en la puerta de su casa un camión con toneladas de ella. Hasta protagonizó una película en 1987 que se llamaba 'El secreto de mi éxito', que parecía rimar inequívocamente con su propia figura mediática. Pero la fama siempre se cobra un precio. Fox rodaba por las mañanas 'Enredos de familia' y por la tarde 'Regreso al futuro', dormía pocas horas y repetía el proceso. El ritmo imparable de trabajo, alfombras rojas y entrevistas terminaron por costarle una crisis en la que llegó a perder la identidad. "Durante semanas, la combinación de ambos proyectos me engulló entero", contaba Fox, "Me confundía, no sabía en qué set estaba, ni quién era yo".

El amor y la enfermedad

Aunque Fox se encontraba en la cúspide de la pirámide hollywoodiense, los problemas no tardarían en llegar. Y eso que en esta época conoció y se enamoró de Tracey Pollan en el set de 'Enredos de familia', convirtiéndose en su mujer y en la madre de sus hijos. Desgraciadamente, la inmensa cantidad de trabajo (incluyendo 'Corazones de hierro' de Brian de Palma) le impedía poder formar parte del día a día de su familia, haciéndole sufrir en silencio. A eso se sumó un mal estado de salud de su padre y, claro, el suyo. A Fox le diagnostican párkinson prematuro con tan solo 29 años. El joven actor no podía comprender cómo una enfermedad que suele asaltar a las personas de tercera edad le asaltaba a él. Encontró una respuesta rápido: "Debí haberlo visto venir, era el precio cósmico a pagar por todo mi éxito".

'La vida de Michael J. Fox'

El actor, con la mayor entereza que se puede asumir en una escena de este calibre, trató de hacer como si no pasara nada. Convirtió su vida en una sucesión de pastillas que le calmasen los dolores, los tics y los gestos evidentes, con el fin de seguir trabajando. Los problemas, en cambio, se empecinaban en continuar. Fox protagonizó 'Greedy', que no obtuvo buenas críticas, e incluso el legendario Rogert Eber auguraba lo que podría ser el comienzo del fin del fenómeno 'Michael J. Fox'. Esta máxima se vio acrecentada por los problemas que tuvo el actor con el alcoholismo, adicción que le permitía refugiarse en sí mismo y olvidarse así del trabajo, la fama y la enfermedad.

Los síntomas se hicieron mucho más evidentes durante la exitosa serie 'Spin City', el esperado regreso de Michael J. Fox a la televisión, de la mano de Gary David Golberg (que ya pensó en él para 'Enredos de familia'). Aunque le valió otro Emmy, las grabaciones en el set dependían enormemente del efecto neutralizador de las pastillas, sometiendo a Fox a una incertidumbre con la que era imposible trabajar, siempre pendiente de ver cuándo cesaban los efectos calmantes. Manejar los síntomas entre escena y escena se hizo tan complicado que Charlie Sheen tuvo que reemplazarle como personaje protagonista a partir de la cuarta temporada.

'La vida de Michael J. Fox'

Montaje y mimo para resaltar un icono

Uno de los grandísimos aciertos del documental es el de fusionar metraje real de la época con material nuevo (grabado con actores a los que no se les ve la cara) en un montaje milimétrico y tremendamente eficaz. La inmersión en la historia de Fox es total, así como el compromiso emocional que desprende al mostrar los ejercicios de Fox con un entrenador personal. "La gente espera de mí que les haga reír", explicaba el propio Fox en sus memorias, "Es una gran responsabilidad". Con 'La vida de Michael J. Fox, el actor pretende desprenderse de la máscara de chico atractivo y carismático que conquistó los ochenta para mostrar sin prejuicios lo que actualmente está obligado a ser: una persona que sufre de párkinson.

El estado reciente de Fox choca frontalmente con el lujoso y fastuoso estilo de vida del Fox de los ochenta y noventa, creando un jugoso contraste que juega en favor del documental. Sin embargo, Guggenheim no narra la vida de Fox como un relato frívolo de ascenso y caída, sino que tiene el mimo y el tacto necesario para mostrarlo como un icono humanizado, una leyenda que debe separarse de su condición de mito y abrazar la terrible condición terrenal de una enfermedad que le costó su carrera laboral, pero que le devolvió, de alguna manera, a su familia, su vida, su identidad. Como dice el propio Fox: "No podía estar presente en mi propia vida, hasta que descubrí esto que me ocurrió y me hizo estar presente en cada momento de mi vida, me sacudía el alma".

7

Lo mejor: El maravilloso montaje y el repaso emotivo a la vida de una leyenda.

Lo peor: Se echa en falta algo más de contexto, quizá con declaraciones de más personas importantes en la vida de Fox.

Películas