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CRÍTICA

'Madre oscura': La bruja de mi madre

Crítica de 'Madre oscura', la propuesta de terror indie que ha sido un fenómeno en taquilla durante la pandemia. Estreno en cines el 17 de julio.

Por Javier Parra González 17 de Julio 2020 | 11:40

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Tal y como viene a indicar en la traducción de su título en nuestro país, 'Madre oscura' tiene una doble lectura a la hora de presentarnos su premisa, pues esa oscuridad relacionada con la maternidad tiene que ver, como se ha venido tratando desde hace siglos a través de los arquetipos instaurados en la mitología (y después, en la literatura y el cine), con la figura de la bruja. En su título original, 'The Wretched' vendría a hacer mención a "Miserable" y/o "Desdichada", adjetivos que están claramente adscritos a la concepción de esa criatura que se convierte en antagonista de la historia, pero que también puede ser utilizada para hablar del cruel destino al que se enfrentan sus protagonistas.

Madre oscura

Los hermanos Brett y Drew T. Pierce escriben y dirigen su segundo largometraje (el primero fue 'Deadheads', comedia de zombis estrenada en 2011), el cual presentaron en festivales el pasado año (su premiere mundial fue en el Fantasia International Film Festival, y tras pasar por el FrightFest, aquí pudo verse en Terrormolins) y que, tras haberse estrenado en plena pandemia de coronavirus, se ha convertido en todo un éxito de taquilla al conseguir concatenar el número uno durante cinco semanas seguidas. Si a eso le añadimos que la gran porción de esa cifra ha sido gracias a sus pases en autocines estadounidenses, está claro que estamos ante una rara avis en cuanto a los títulos más taquilleros de cada año se refiere.

En la línea de otros productos semejantes, como bien podrían ser 'Espíritu del mal (Pyewacket)', aquella de 2017 dirigida por Adam McDonald sobre una joven que iniciará un oscuro ritual para acabar con su madre (de forma metafórica), el cual se girará en su contra al invocar a una entidad demoníaca, en 'Madre oscura', sus creadores juegan a favor de aquel tipo de terror de videoclub de los años ochenta, algo que queda constatado al presentarnos un prólogo situado en el tiempo en 1985, el cual nos sirve de presentación para conocer esa criatura que se alimenta de niños y que pondrá en jaque a dos familias vecinas.

Madre oscura

Situada en un espacio indeterminado, y teniendo en cuenta que el rodaje tendría lugar en Northport, Michigan (en el vecindario donde se criaron los directores), la acción nos transporta hasta ese espacio de los Estados Unidos que, a diferencia de la tan explotada América profunda, y estando mucho más cerca de las tierras inhóspitas candienses, bien podría parecer que la mitología que nos presentan podría haber sido extraída de las leyendas orales y el folclore de las tribus nativas de los Grandes Lagos.

Sin ir más lejos, los Pierce se nutren de otras leyendas anglosajonas y afroamericanas (la Black Annie inglesa y el Boo-Hag gulá) para darle forma a su monstruosa criatura, un híbrido entre demonio y bruja que llegará desde su madriguera en el bosque para sembrar el horror y la desconfianza en una tranquila localidad. Ahí, es donde ha llegado un joven problemático, el cual ha sido enviado por su madre a que pase un tiempo con su padre, quien parece recuperarse de un traumático divorcio junto a una nueva ilusión.

Madre oscura

Nostalgia bien hilada

Aquí es donde lo que podría ser un título de serie B al uso, donde la utilización del maquillaje protésico y los efectos especiales prácticos, vencen una vez más al abuso del CGI (que no es que 'Madre oscura' no tenga de este, pero hay que agradecer que, en pleno 2020, podamos revivir con un estreno comercial en pantalla grande el amor hacia el látex y el efecto artesanal), para ir a favor de una historia que, pese a estar abrazando los códigos del terror sin dobles lecturas, estas le dan al conjunto el trasfondo que sirve como carga dramática a la historia.

Si en la citada 'Pyewacket' nos encontrábamos con las ganas de rebeldía de una adolescente y el miedo a pasar a la fase adulta, en 'Madre oscura' hacemos frente al temor de Ben (John-Paul Howard), quien no solo debe asumir su nueva personalidad como joven adicto a los medicamentos en plena fase de limpieza interior, sino que tendrá que aceptar a la figura de la madrastra a la vez que se convierte en voyeur de los extraños acontecimientos que están pasando en la casa colindante, donde una madre cuyo aspecto podría pasar por "no normativo", adquiere a la vez el perfil de esposa perfecta y el de algo parecido a un avatar poseído por un ultracuerpo.

Para quienes todavía tienen esperanzas en el terror indie (el cual nos sigue regalando pequeñas joyas cada año para descubrir), y pensando que el género sigue tan vivo como lo lleva haciendo desde hace décadas, 'Madre oscura' será una de esas sorpresas que le alegrarán el día a cualquiera, como aquellas propuestas que estaban esperando en la estantería del videoclub, esperando a ser recogidas y disfrutadas durante el fin de semana, y la cual es honesta consigo misma a la hora de exponer los horrores y las dosis de mala baba de las que no se esconde, incluso planteando una serie de aspectos un tanto retorcidos y pequeña sorpresa que encaja a la perfección cual maquiavélico título de brujería que ha llegado en el momento idóneo para poder brillar con luz propia.

Nota: 7

Lo mejor: Que sea una propuesta indie fiel a lo que expone desde el primer momento y que apueste por inventar una mitología propia a partir de arquetipos clásicos.

Lo peor: Que haya quienes, motivados por el hype que desvelan sus récords y cifras, esperen encontrarse con la nueva 'Expediente Warren'.

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