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CRÍTICA

'El rey de Zamunda': Príncipe por sorpresa

Crítica de 'El rey de Zamunda', comedia dirigida por Craig Brewer y escrita por Kenya Barris, Barry W. Blaustein y David Sheffield. Protagonizada por Eddie Murphy. Secuela de 'El príncipe de Zamunda'.

Miguel Ángel Pizarro
Por Miguel Ángel Pizarro Más 5 de Marzo 2021 | 11:15
Colaborador de eCartelera. Apasionado del cine y la cultura en general. Cine europeo y de animación, mi especialidad.

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En un continuo auge del regreso de películas icónicas de otras décadas o sagas, no es extraño que vuelvan títulos que marcaron a una época, es el caso de 'El príncipe de Zamunda'. El filme de 1988 fue un auténtico éxito de taquilla, pionero en lo referente a representación, pues su reparto protagonista era conformado por actores negros, con Eddie Murphy a la cabeza, en pleno momento de su máxima popularidad. Ahora, 33 años después, llega 'El rey de Zamunda', una réplica moderna del título ochentero.

El rey de Zamunda

'El príncipe de Zamunda' era la huida de un heredero al trono de un reino africano que encontraba el amor en Queens, una variante moderna, masculina, étnica y ochentera de 'Vacaciones en Roma', convertida en un cuento de hadas contemporáneo. Ese toque fresco, junto con el humor de Murphy -en pleno apogeo- fue lo que convirtió a la cinta en única e icónica. Ahora bien, 33 años después, la fórmula es muy difícil que funcione si mantiene la misma esencia.

Ese es el error de 'El rey de Zamunda', la secuela, en el fondo, es un refrito de su predecesora, pues su premisa es tremendamente similar. Es más, podría decirse que han decidido reutilizarla, cambiando 'Vacaciones en Roma' por 'Princesa por sorpresa', pues la búsqueda del hijo perdido convierte a un desempleado treintañero de Queens en heredero de un reino, lo que significa que sus situaciones cómicas provienen de lugares comunes, que, además, no saben actualizarse.

El rey de Zamunda

Una secuela que muestra que a la nostalgia hay que dejarla en paz

Y es que el humor suena demasiado trasnochado, empañando el recuerdo nostálgico que había hacia la cinta original. No solo las situaciones parecen de 1988, es que buen parte de su premisa, buscar un heredero varón por imposición legal de una estricta ley sálica, tiene un tinte anacrónico y no es puesto en cuestión hasta casi el final del filme. Es más, el supuesto guiño feminista queda enterrado en medio de una historia algo arcaica, en la que, pese a las buenas intenciones, no consigue actualizar una película que, quizás, debía haberse quedado como título mítico de otra época.

Solo la presencia de Leslie Jones consigue levantar algo esta propuesta y, aun así, su aparición es bastante secundaria. Eddie Murphy, quien ya demostró que aún tiene mucho que decir con 'Yo soy Dolemite', vuelve a la comedia comercial a medio gas que tuvo la suerte de no tener que pasar por cines, pues en el streaming puede maquillar esa sensación de fallida. Quizás le convenga a Muprhy dejar atrás la nostalgia y centrarse en propuestas más ambiciosas y que 'Dolemite' no sea un flash, como pasó con Adam Sandler y su 'Diamantes en bruto'.

Nota: 4

Lo mejor: Leslie Jones sube el nivel de cada escena en la que aparece. Ella salva la película.

Lo peor: La sensación de que esta secuela no debía haberse producido. A la nostalgia hay que dejarla tranquila.