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CRÍTICA

'Under the skin': La extraña que hay en mí

Crítica de 'Under the skin', el film de culto de Jonathan Glazer. En cines a partir del 10 de julio.

Por Javier Parra González 10 de Julio 2020 | 12:49

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Cada cierto tiempo aparecen películas que, marcadas por su propio contexto e incluso siendo víctimas del contexto en el que han sido creadas, acabarán siendo reivindicadas con el paso de los años. En esa liga es en la que juega 'Under the Skin', el que fuese tercer largometraje de Jonathan Glazer como director, con fecha de producción de 2013 y que, tras haber pasado por festivales en nuestro país, quedó en el limbo de los estrenos, siendo en 2020 cuando (por fin) llega a los cines.

Under the skin

Basada en la novela homónima de Michel Faber, y en la línea de ese tipo de cine con el que Glazer ya dejó clara cual era su propia seña de identidad con sus anteriores películas, se presenta ante nosotros una propuesta de ciencia ficción a la que es fácil añadir la etiqueta "de autor", estando adscrita tanto a lo fantastique como al drama psicológico, y utilizando un mcguffin tan interesante como la llegada de un extraterrestre a la Tierra, como elemento para hablar sobre la podredumbre moral de la humanidad.

En la línea de su alienación para con el cuerpo humano, Scarlett Johansson fue la escogida para encarnar a esta entidad venida de otra galaxia, sirviendo su aspecto cual disfraz con el que poder pasar desapercibida por las calles de Glasgow. Un cuerpo y una voz con los que ha pasado a ser un poco parte de la historia de la ciencia ficción, ya fuese por su calidad de ente digital en 'Her', con el que enamoraba a Joaquin Phoenix; o por cómo Luc Besson la convertía en heroína de acción más allá de la cosmicidad y cuyos tentáculos sobrepasaban lo cibernético y lo metafísico en 'Lucy'.

Under the skin

Aquí, Johansson, acreditada como "The Female", sirve como receptáculo sensorial para obtener, cual esponja, toda la información posible e intentar comprender el por qué de las relaciones entre humanos y, sobre todo, el cómo. Es aquí donde ella gana adeptos al mostrarse como una verdadera alienígena en la Tierra, contemplando obnubilada la forma en la que los hombres y mujeres van a tratarla, quedando sobre la mesa algunos de los aspectos clave con los que Glazer viene a hacer una crítica social, aunque revestida de sórdida ciencia ficción, donde el paisaje escocés sirve de idóneo aliado para plasmar la falta de empatía, algo que no desentona con los ambientes fríos y desangelados que muestra la cámara, ya sea por esos paseos nocturnos a través de la ciudad y las calles que emanan soledad y peligro, o por esa playa gris cuyas piedras amanecen con cadáveres, o ese bosque invernal donde se desatará una de las partes más importantes de la trama.

Volviendo a la catalogación de 'Under tke skin' como experiencia sensorial, es cuando debemos destacar la música, el sonido y la dirección de fotografía, como esos elementos que están de parte de esa mujer de origen estelar, algo que podría ser parecido a una inteligencia aritficial en estado de programación, intenando asumir y presuponer cuáles son las claves de las emociones humanas.

Under the skin

Todas sus lecturas

Por otro lado, y aunque el drama psicológico esté harto presente en la trama, 'Under the skin' se atreve a coquetear también con el horror, siendo este de un claro origen cósmico, el cual viene a presentar una serie de situaciones y espacios que se escapan a todo tipo de razón. Ya sea como los cubículos de 'Cube', las realidades infernales surgidas de la imaginación de Clive Barker o Don Coscarelli en las sagas 'Hellraiser' y 'Phantasma', o incluso esos espacios imposibles físicamente que también han estado presentes en la literatura, como la vivienda con el interior sin fin de 'La casa de hojas'.

Aquí, y como si de una actualización del arquetipo de la femme fatale se tratase, el cuerpo con piel de Johansson atraerá a los hombres hasta una nave de un polígono industrial, donde tras desnudarse (y aquí donde aparece el motivo por el que la película se promocionó en su día como aquella en la que la actriz aparecía sin ropa) hará que estos se sumerjan en un líquido espeso, el cual se alimentará de ellos como si de una especie de representación gráfica de lo que vendría a ser la absorción literal del conocimiento por parte de una entidad superior. Y la perpetradora no es otra que una de las actrices más versátiles del momento, quien con su retahíla de reacciones ante la cámara (aparentemente anodinas), se convierte en el vehículo con el que poder denunciar el machismo y la xenofobia, siendo también un tema interesante (y que llega en el momento adecuado), el hecho de abrir el melón en cuanto a la identidad de género, pues no puede haber un caso más claro de metáfora acerca de la transexualidad, que el hecho de sentirse como un extraterrestre cuando estás dentro de un cuerpo que no es que te pertenece, pero eso ya sería un asunto a desgranar mucho más elaborado, y que es tan solo una muestra de todas las lecturas que pueden hacerse de esta joya del actual cine fantástico.

Nota: 8

Lo mejor: Ha llegado, al menos a nuestro país, en el momento adecuado.

Lo peor: Que haya quienes se la vayan a perder por no casar con esa etiqueta de "cine de autor" que lleva.