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CRÍTICA

'Voy a pasármelo bien': Una reconstrucción milimétrica de los años 80 a ritmo de Hombres G

Los Hombres G ponen la música de 'Voy a pasármelo bien', la nueva película de David Serrano protagonizada por Raúl Arévalo, Karla Souza y Dani Rovira.

Carlos González Manzano
Por Carlos González Manzano Más 12 de Agosto 2022 | 09:20
Periodista crepuscular que vive en las viñetas de Tintín, los mundos de Tolkien y las películas de Ghibli

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'Voy a pasármelo bien': Una reconstrucción milimétrica de los años 80 a ritmo de Hombres G

La importancia de revisitar los lugares que frecuentabas en la infancia y de rememorar amores pasados que creías olvidados es de lo que habla 'Voy a pasármelo bien', la nueva película de David Serrano. El director de 'Días de Fútbol' y 'Vota Juan' vuelve a ponerse detrás de las cámaras para configurar una historia que discurre por dos vertientes: una en los años 80 y otra en la actualidad.

Ambientada en Valladolid, 'Voy a pasármelo bien' narra la relación de David y Layla, cuya historia de amor comienza cuando los Hombres G les hace conectar al instante durante los últimos compases de octavo de E.G.B. Sin embargo, el tiempo pasa y la época adulta no deja demasiado tiempo para cantar y bailar. Treinta años después, Layla (interpretada en su versión adulta por Karla Souza) vuelve a la ciudad para recoger un premio a su exitosa carrera como directora de cine y decide verse con David (interpretado en su versión adulta por Raúl Arévalo). La inusual pareja recordará sus aventuras musicales y descubrirán que siguen teniendo algo de aquellos niños que bailaban y cantaban.

'Voy a pasármelo bien'

Lo nuevo de Serrano, auspiciado por el productor Enrique López Lavigne, llega en un verano algo apagado después de que el éxito de 'Thor: Love and Thunder' se haya disipado un poco y con Sony esperando a que su propuesta adrenalínica 'Bullet Train' logre acaparar la cartelera estival. 'Voy a pasármelo bien' se erige como una alternativa al cine familiar algo más gamberro, como el de 'Padre no hay más que uno 3' o el de franquicias animadas como pueden ser 'Minions: El origen de Gru' o 'Lightyear', una propuesta fresca y divertida, donde la comedia y la música del aclamado grupo madrileño se unen en una tierna historia nostálgica.

Manual de cómo usar la nostalgia

La norma de la industria actual es la de exprimir la nostalgia hasta sus últimas consecuencias. Ya no solo con continuaciones de sagas míticas como 'Cazafantasmas' o 'Star Wars', sino también en el terreno musical con biopics que echan la vista atrás como son 'Bohemian Rhapsody' o 'Elvis'. No obstante, Serrano se aleja de todo ello para, a pesar de mantener esa melancólica mirada atrás, tejer una historia propia, autobiográfica (el personaje protagonista comparte nombre con él) y que sabe en qué puntos no ha de caer para convertirse en otro producto corporativo que simplemente apela al eslogan "cualquier tiempo pasado fue mejor".

Para ello, el director hace una jugada bien clara: dedica mucho más tiempo a la historia de los niños. Una vez explora y desarrolla esta línea temporal, anclada en la endiosada década de los años 80, tiene tiempo para completarla con la historia de los adultos. El acierto viene cuando esa segunda línea de tiempo complementa y mejora la parte de los niños, porque ofrece esa mirada madura que solo el tiempo te puede dar. Los personajes adultos terminan de conformar una narrativa que sin ellos habría quedado algo desamparada. La diferencia entre ver la vida desde los 10 años y desde los 40 pasa por ver cómo ha cambiado la forma de enfocar el amor o cómo los sueños incumplidos se apoderan de ti. 'Voy a pasármelo bien' mantiene ese mensaje mientras trata de lanzar otro de reconciliación con tu pasado y de esperanza para aquellos en los que aún habita su niño interior.

'Voy a pasármelo bien'

Los niños brillan en una década añorada

En una película donde cuentas con actores y actrices de la talla de Raúl Arévalo, Karla Souza o Dani Rovira, lo que menos esperas es que quien se robe la película sean los niños. Izan Fernández, que ya tenía experiencia interpretando a Simba en el musical de 'El rey león', encarna a un ilusionado y jovencísimo David, dominando a la perfección esa inocencia que delata al que se enamora por primera vez. Por su parte, Renata Hermida Richards interpreta a la joven Layla, aportándole ese regusto de poderío juvenil mezclado con un ahogo familiar proveniente de una férrea madre alemana.

No obstante, el personaje revelación de 'Voy a pasármelo bien' es Luis, el amigo de David, que brilla en su faceta infantil con Rodrigo Gibaja (que tuvo breves apariciones en 'La casa de papel' y 'La que se avecina') y con una versión adulta igual de divertida gracias a Raúl Jiménez. Su humor, igualmente adorable y macarra, casa a la perfección con la época al dotar a sus frases de coletillas muy ochenteras. Expresiones como «De qué vas, Bitter Kas», «Que no te enteras, Contreras» o «La cagaste, Burt Lancaster» pueblan los diálogos de un Luis que resuena como la revelación de la película. Acompañando a esta revisión de aquellos maravillosos chascarrillos, el ochenterismo latente de la película se deja ver con detalles como los walkman, el pelo engominado o unos grandes almacenes con el cartel de 'Galerías Preciados' en la puerta.

'Voy a pasármelo bien'

Ya sean adultos o niños, uno de los puntos fuertes de la película es la perfecta vinculación de cada personaje entre sus dos épocas. Con un breve vistazo, y casi sin que necesiten hablar, el público puede ubicar con absoluta precisión a qué niño corresponde el adulto que está viendo en pantalla. Frases, tics, gestos, detalles en la ropa o el pelo, todo suma a la hora de enlazar los 30 años que pasan entre una época y otra.

Vamos a pasarlo bien

Sin desmerecer el magnífico trabajo actoral o la precisa reconstrucción de la época, el alma de la película que conecta presente con pasado es, por supuesto, la música de los Hombres G. Con temazos icónicos como son 'Voy a pasármelo bien', ' Te quiero' o 'Sufre mamón', la banda madrileña supone el eje sobre el que orbita todo lo demás. Evitando que las canciones se sientan como algo postizo o artificial, Serrano traza un inteligente movimiento al convertir a esos niños en fans del grupo, por lo que las canciones aparecen en el momento preciso en el que quieren expresar sus sentimientos. A diferencia de otros musicales donde la historia está al servicio de los temas, 'Voy a pasármelo bien' hace lo contrario: el desarrollo de un fantástico y preciso guion pone en bandeja la irrupción de la música pop/rock, sin tener que malograr o modificar la trama en favor de las canciones.

Acompañando la música, otro de los factores determinantes a la hora de potenciar la puesta en escena son las multitudinarias coreografías. Aunque recuerda por momentos a 'West Side Story' en su afán por llenar la pantalla de gente (y, aun así, tener el foco bien claro sobre quiénes son los protagonistas), el director, que posee mucha experiencia en el terreno del teatro musical al adaptar obras como 'Billy Elliot (Quiero bailar)' o 'Grease', demuestra un estilo propio variando sus números entre las confesiones íntimas de la pareja o la fiesta absoluta que supone una quedada con amigos.

Cogiendo cosas del teen drama de instituto más clásico (con sus problemas de bullying o sus dinámicas escolares) y adueñándose del musical en toda su extensión, Serrano cita como referencias 'Del rosa al amarillo' o 'Un pequeño romance' para dejar clara su postura: si bien muchas cosas no se cumplen en la vida, siempre nos quedará la infancia, esa época fantasiosa y casi irreal donde te enamoras en apenas dos segundos y donde un grupo de música te marca el estilo de vida que arrastrarás, como mínimo, hasta la adolescencia. Quizá treinta años después te encuentres paseando por esas mismas calles, recuerdes ese primer amor o entres en un karaoke a cantar con tus amigos las canciones que os emocionaban de pequeños. Y, aunque ya nada sea igual, todo permanecerá siendo lo mismo dentro de la memoria.

Nota: 7

Lo mejor: Que Serrano no ponga la historia al servicio de la música, las coreografías y el manejo perfecto de la estructura temporal. La recreación de los años 80.

Lo peor: Si no eres amante del musical puede que algunas decisiones no te entusiasmen por empalagosas o fáciles.

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