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CRÍTICA

'White Boy Rick': La hamburguesa de siempre pero con muchas patatas

Matthew McConaughey regresa en este thriller ambientado en los años 80 con muchos ecos de otras películas del género pero poco que aportar a una fórmula demasiado trillada en el cine.

Por David Pardillos Rodríguez 8 de Febrero 2019 | 10:02

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Los 80, el tráfico de armas y drogas, un soplón del FBI y un conflicto racial de fondo. 'White Boy Rick' tendría todos los ingredientes para ser un auténtico taquillazo, si no fuera porque los noventa terminaron hace tiempo, la moda de la nostalgia ochentera cada vez pierde más fuelle y la fórmula que toma prestada de otras películas parece haberse agotado. Todo está basado en hechos reales, sí, pero son unos hechos que desde el primer momento resultan demasiado familiares para el espectador y poco novedosos en su presentación.

Tomando la historia real de Richard Wershe Jr. o White Boy Rick ("Blanquito Rick", como le apodan en la película), la cinta narra el ascenso y caída de este joven que con tan sólo 14 años se convirtió en confidente del FBI y que terminó siendo detenido y sentenciado a cadena perpetua por tráfico de drogas. Al contrario que otros grandes soplones del cine como el Garganta Profunda de 'Todos los hombres del presidente', el Jeffrey Wingard de Russell Crowe en 'El dilema (The Insider)' o incluso el que interpretaba Al Pacino en 'Serpico', Rick no hacía el trabajo sucio del FBI por un bien común, sino para cubrirse las espaldas y, sobre todo, las de su padre, el traficante de armas al que da vida Matthew McConaughey. De tal palo...

'White Boy Rick'

Si bien la historia de Rick es insólita de por sí al retratar la vida de un chaval que de pronto se ve envuelto entre negocios turbios y rondas nocturnas del FBI y Narcóticos, la forma de acercarse a la historia no podría ser más convencional. Es este un subgénero tan trillado que no hay que remontarse mucho para ver similitudes en 'Free Fire', 'Barry Seal: El traficante' o 'Juego de armas'. Pero, desgraciadamente para el director Yann Demange, su película no cuenta ni con la frescura de Ben Wheatley a la hora de rodar largas escenas de tiroteos, con un protagonista del carisma de Tom Cruise (McConaughey parece deliberadamente desaprovechado) ni el humor socarrón del film protagonizado por Miles Teller y Jonah Hill. Por no hablar de auténticos tótems como 'El señor de la guerra' o 'Jackie Brown', en las antípodas la una de la otra pero a las que se ve que el cineasta se intenta parecer en todo momento.

El frustrado intento de Demange es también una lástima después de venir de un debut en el que apuntaba tan buenas maneras como ''71', un primer largometraje en el que las armas y el conflicto entre iguales (en este por un tema tan político y social como las revueltas del IRA en Irlanda del Norte) ya estaban muy presentes. Sin embargo, de su anterior film pervive la capacidad para dibujar en muy pocas secuencias el contexto en el que se desarrolla la historia, pero no para mantener en vilo al espectador ni para hacer que este se interese por cualquiera de los personajes.

'White Boy Rick' falla en lo mismo que tantas otras cintas del género actuales: su desmedida intención por crear un ambiente tan "cool" que no se note que sus personajes son bastante planos y su historia previsible. Esto nos depara unas escenas iniciales muy espectaculares estéticamente, pero también provoca que llegado el ecuador de la película se pretenda que comprendamos una serie de problemas entre personajes cuyas relaciones apenas se han desarrollado o siquiera esbozado.

'White Boy Rick'

Más no siempre es mejor

El principal problema de 'White Boy Rick' podría resumirse en que por momentos aspira a ser algo más que un thriller de drogas y armas, es decir, descuida su trama principal (la de Rick y su ascenso como traficante a pesar de su juventud) para hipertrofiar las subtramas (sus relaciones con padre, hermana y abuelos, el hijo que tiene con una compañera, su creciente interés por la novia de su jefe...). Nadie duda de que así sucedieran los hechos reales, pero a la hora de filmar una historia es importante tener en cuenta el ritmo así como el tono y el género en que uno se mueve para evitar, precisamente, esta mutación constante que sufre el film de thriller a drama y de éste a drama carcelario en su tercio final. Queda la sensación de que, de haber acotado o incluso suprimido varias de las subtramas, hubiera quedado una película bastante digna con más tiempo para mejores escenas de acción (que se echan en falta) y secuencias familiares tan cómicas como las del cine de David O. Russell ('The Fighter', 'La gran estafa americana') que se atisban en los personajes de McConaughey, Bel Powley y especialmente Bruce Dern, pero que desaparecen en los momentos en que la película más se toma en serio a sí misma.

'White Boy Rick'

En definitiva, Yann Demange da un paso atrás al atenerse demasiado a una historia que en la práctica da mucho menos juego del que debería. Se olvida de sus personajes en su afán por mantener una estética molona y se excede en las subtramas planteadas para intentar hacer más espectacular todo en vez de centrarse en lo principal. Al final es como la hamburguesa a la que alude el film en más de una escena, todos la conocemos de siempre y seguimos consumiéndola con mayor o menor gusto, pero no por llevar encima muchas patatas sabrá diferente.

Nota: 5

Lo mejor: La habilidad del director para ambientar la historia nada más arrancar y algunos momentos involuntariamente graciosos.

Lo peor: La oportunidad perdida de contar de manera diferente una historia cien veces vista por tirar de una fórmula demasiado manida.