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'BLACK MIRROR'

La quinta temporada de 'Black Mirror', de menos a más

Analizamos la quinta temporada de la siempre interesante 'Black Mirror' y ordenamos sus nuevos capítulos de peor a mejor

Alberto Frutos Díaz
Por Alberto Frutos Díaz Más 6 de Junio 2019 | 10:30
Redactor especializado en cine y música. Ver, leer, escuchar y escribir.

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El impacto fue tan potente como duradero. Nos pilló a todos desprevenidos y no fuimos capaces de ver la tormenta que era la primera temporada de 'Black Mirror' hasta que la tuvimos encima, calándonos hasta los huesos, dejándonos tiritando frente a un espejo (digital y humano) en el que se transparentaban nuestros miedos, impulsos, incoherencias, locuras y desorientación. Charlie Brooker había creado un monstruo con piezas de ser humano. Las nuevas tecnologías como heridas profundas y cicatrices irreversibles. Golpe directo al estómago. Y nueva obra maestra televisiva que sumar al catálogo.

Ocho años y veintidós capítulos después de aquel estreno, 'Black Mirror' ha ido confirmando su estatus de prodigio televisivo, a pesar de sumar algún que otro error de cálculo inesperado. Cuatro temporadas que, en sus mejores momentos, han alcanzado cotas de intensidad realmente apabullantes, construyendo horas de auténtica genialidad condensadas en giros imposibles, escenas inolvidables y desenlaces desoladores que atravesaban el más fuerte de los escudos. Una serie que, especialmente en el caso del fascinante 'Black Mirror: Bandersnatch', también sabía usar con inusitada inteligencia todas y cada una de las armas puestas a su disposición para desafiar directamente al espectador. No había pantalla. No había negociadores. No había (demasiada) trampa. 'Black Mirror' mirando fijamente y aguantando la respiración. Un reto tan estimulante como impetuoso.

'Black Mirror'

Y así llegamos hasta una quinta temporada que regresa a los orígenes en su formato, tres capítulos, ni uno más ni uno menos, y con la que Brooker trata de retomar un pulso que, especialmente en los ya penúltimos compases de la serie, exceptuando su citado capítulo interactivo, parecía caer demasiado en la irregularidad. Una nueva oportunidad para acercarnos a una obra que, más allá de sus puntuales errores, se debe recibir siempre con el entusiasmo que merece lo especial, lo diferente, lo único. Y lo valiente.

Los nuevos capítulos de 'Black Mirror', de peor a mejor

'Rachel, Jack y Ashley Too'

'Rachel, Jack y Ashley Too'

La cuestión no es tanto lo que funciona en 'Rachel, Jack y Ashley Too', que no es poco, sino la forma en la que termina todo sumido en el lugar común. Imposible mezcla entre 'Ha nacido una estrella', 'Muñeco diabólico' (y malhablado) y las cintas más representativas del Amblin de la década de los ochenta, el episodio dirigido por Anne Sewitsky comienza reflexionando sobre el poder de la industria musical para machacar las inquietudes artísticas de sus estrellas pop adolescente más rutilantes, por no hablar de su capacidad para hacer añicos cualquier tipo de búsqueda de riesgo artístico o innovación en sus discursos musicales, y termina siendo una simpática comedia de aventuras con ligeros toques de acción.

Y no es que falle esta evolución, después de todo se trata de una trama sin demasiado poso psicológico ni profundidad dramática, sino que el destino escogido no parece acercarse, de ninguna de las maneras, al espíritu 'Black Mirror'. Su reflexión central lo hemos escuchado muchas veces antes y, bueno, mejor planteado, por lo que solamente nos quedan su sentido del humor, felizmente hinchado de mala leche, y una Miley Cyrus entregada por completo a una fiesta que tenía potencial para haber dejado una resaca de campeonato. Por desgracia, solamente nos queda un mareo pasajero y el recuerdo de una hora de televisión tan solvente como intrascendente.

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'Añicos'

'Añicos'

El fondo y la forma. Lo de casi siempre. La fusión entre lo que se ve y lo que se cuenta, lo que se intuye y lo que explota, lo que susurra y lo que grita. En este sentido, 'Añicos', segundo episodio de esta quinta temporada, construye un hábitat perfecto para que convivan el disfraz de thriller de secuestros más clásico y tradicional con el puñetazo sobre la mesa del dolor, el perdón imposible de alcanzar, la desesperación, la pérdida y un clavo ardiendo reconvertido en llamada telefónica a la luz del desierto y la meditación. Nada es lo que parece en un capítulo que, sin embargo, se empeña tanto en buscar el golpe de efecto final que, por el camino, decide anular cualquier tipo de verosimilitud y acercarse peligrosamente al lugar común, a la cuenta atrás con disparo en el último segundo.

Dirigido con buen pulso por James Hawes, 'Añicos' deja caer toda su intensidad dramática sobre la excelente interpretación de un Andrew Scott realmente pletórico, convirtiendo su mirada perdida y frágil en el elemento más destacado de todo el conjunto a un nivel puramente emocional. Lástima que, frente a este recital de talento, el guion de Charlie Brooker termine cayendo en un subrayado tan evidente y, en cierto modo, facilón sobre los peligros de unas nuevas tecnologías que, en esta ocasión, parecen especialmente cercanas a nuestro presente. El resultado, en definitiva, es un capítulo notable que se sigue siempre con interés, narrado con nervio y tensión constantes e interpretado de forma magistral, pero lastrado por un mensaje central ('No mires el móvil mientras conduzcas') que se queda a años luz de la profundidad y la contundencia que caracteriza lo mejor de 'Black Mirror'. Una espléndida forma puesta al servicio de un débil fondo.

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'Striking Vipers'

'Striking Vipers'

El primer episodio de esta quinta temporada es la enésima demostración de Charlie Brooker de su inagotable capacidad para salir airoso de un terreno dibujado en forma de arenas movedizas. Porque, además, 'Striking Vipers' es, sin lugar a dudas, el capítulo con más esencia 'Black Mirror' de esta nueva entrega. Por riesgo, pasión, desafío, tensión, sorpresas y, claro, el nacimiento inevitable de un debate posterior a su visionado. Protagonizado por un tridente en estado de gracia formado por Anthony Mackie, Yahya Abdul-Mateen II y Nicole Beharie, esta historia dirigida por Owen Harris se lanza de lleno al corazón, las tripas, las venas y el nudo en la garganta de temas como la orientación sexual, la amistad, la vida matrimonial, la fidelidad o el insostenible equilibrio de la rutina asentada sobre las espaldas de la inseguridad.

Y lo hace siempre desde el impacto de lo inesperado, la belleza de lo confuso y la poesía que siempre dibujan dos cuerpos mojados, ya sea en sudor o lluvia, en búsqueda de respuestas tan evidentes que parecen irreales. El mundo de los videojuegos y la realidad virtual como vehículos para llegar a un destino tan abierto como complejo, tan aparentemente feliz como profundamente desconcertante. Aceptar por no perder y lo contrario. Un capítulo especialmente logrado que se sitúa, con distancia considerable frente a sus dos competidores, en lo mejor de la quinta temporada de 'Black Mirror'.

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