Quién es Nadine Labaki, la cineasta detrás de 'Cafarnaúm'

Después de presentarse al talent-show libanés Studio El-Fan, Labaki se centró en la dirección de videoclips para artistas multifacéticas como Pascale Machaalani, Noura Rahal y Katia Harb, aunque sin demasiado éxito por los ingredientes de crítica social que siempre la han acompañado a lo largo de su carrera. Aunque todo apuntaba a una nueva decepción en Oriente Medio, nada más lejos de la realidad, porque Nadine conoció a Nancy Ajram, juntas hicieron el vídeo musical 'Akhasmak Ah' y si éxito como realizadora de videoclips se disparó en el mundo árabe.

Tanta fue la repercusión del vídeo (lo protagoniza una camarera de una cafetería egipcia que se dedica a entretener a los clientes), que Labaki dio el paso que siempre quiso dar y se lanzó a producir su primera película: 'Caramel'. Antes de eso, la cineasta libanesa había firmado un contrato con Coca-Cola para dirigir un anuncio sobre Coca-Cola Light. Compaginó ambas cosas con sus primeros pinitos en la interpretación y, paso a paso, se convirtió en la estrella que hoy ha establecido una marca alucinante para las mujeres árabes.

Su lucha y su aprendizaje para adaptarse a cualquier terreno de la creación (realizadora, directora, guionista, intérprete, productora), la han convertido en una de las profesionales más cotizadas de Oriente Medio. Y es que, Labaki ha pasado de trabajar en un entorno local para hacerlo en más de 40 países con proyectos que remueven conciencias y generando la oportunidad de lanzar un mensaje que cambie ciertas dinámicas arraigadas en el seno de la raza humana. La cineasta ha experimentado un desarrollo profesional que, apoyándose en sus estudios en la Universidad de Beirut, ha hecho posible que historias como la de 'Cafarnaúm' arrojen luz sobre una realidad que a todos incomoda, pero que nadie parece dispuesto a solucionar.

En esa dinámica, Labaki ha ido rompiendo récords con el paso de los meses. Primera mujer árabe en conseguir varios premios en el Festival de Cannes; primera mujer árabe en ser nominada al BAFTA; y primera mujer árabe en ser nominada a los Oscar. La industria de occidente está empezando a poner en el lugar que merece a este tipo de artistas que buscan la verdad allá donde sólo hay pobreza. Despertar al vulgo también merece un reconocimiento artístico. '¿Y ahora dónde vamos?' estuvo a punto de dar la campanada, así que no nos extrañaría que 'Cafarnaúm' sorprendiese a crítica y público.

En sus películas, Labaki tiene una cosa muy clara: la represión que han sufrido mujeres y niños a lo largo de la historia, y que siguen sufriendo en multitud de países, debe ser erradicada de inmediato. De hecho, en la entrevista que tuvo con Público, la cineasta admitía que 'Cafarnaúm' es "una película contra el sistema". Así como lo fueron 'Caramel' y '¿Y ahora dónde vamos?', su nuevo proyecto pretende impulsar su archiconocido activismo para contribuir a ese cambio de dinámica necesario para que las cosas comiencen a mejorar ostensiblemente en nuestra sociedad globalizada. Sin embargo y aunque por su ejercicio de honestidad muchos la han acusado de emplear la "pornomiseria", Labaki también reconoce que "la realidad es mucho peor que 'Cafarnaúm". El sentido común nunca fue tan transparente en boca de una artista.

Banalizar otra realidad muy distinta a la tuya es un error que solemos cometer habitualmente las sociedades privilegiadas. Por eso, impacta que la discusión y el debate siempre giren en torno a la capacidad de la creadora por establecer ciertos puentes que atraviesen terreno nublado para conectarnos con alguna que otra verdad incómoda. Sus tres películas (no incluimos 'Río, te amo') hablan sobre distintas realidades que ni imaginamos que puedan existir. Porque de lo que ella habla ?abusos, violaciones, palizas, pobreza y miseria- en occidente sabemos poco afortunadamente, en comparación con lo que se vive a diario en países como Siria o Líbano, territorios a los que muy pocos acceden para remover tu encorsetada conciencia que ahora estaba a puntito de acceder a Netflix. Su realidad, de frustración, enfado y rabia, no es la misma que la tuya, de conformismo, relajación y ocio.

Su cine está rodeado de verdad, ya que Labaki prefiere contar con intérpretes no profesionales, pero que hayan experimentado la realidad que desea contar. Realmente, los proyectos de la cineasta libanes son docufilmes, ya que el elenco está formado por personas que tienen la suficiente potestad como para encarnar a personajes que representan la que ha sido (o es) su cruda realidad. En '¿Y ahora dónde vamos'? nos habló sobre el esfuerzo de un grupo de mujeres por unir bajo un mismo propósito social a musulmanes y cristianos, rebajando la tensión religiosa en su barrio. En 'Caramel' se centró en reflexionar, desde la comedia romántica, sobre la situación de la mujer libanesa en una sociedad chapada a la antigua, pero con visos de evolucionar en algunos aspectos. Y ahora en 'Cafarnaúm' nos atiza con un relato que abarca desde la miseria de la pobreza infantil hasta la complejidad de la elección de nacimiento en una familia donde el sentido común brillaba por su ausencia. En todas estas cintas, los protagonistas han vivido en sus carnes lo que denuncia la cineasta. Cuando la verdad se abre paso, la sociedad aguanta la respiración, y eso Labaki lo sabe mejor que nadie.

"Prefiero hacer pornografía emocional a ser cínica", fueron sus palabras cuando le preguntaron en El Español sobre su habitual retranca emotiva con la que seducir al gran público. Es decir, sobre su insistencia por impactar y conseguir la lágrima de forma provocativa. Por tanto, lo que parece claro es que en sus próximos proyectos, gane o no el Oscar, seguiremos encontrando ingredientes que nos aticen en la cara y que no produzcan ese efecto de contradicción que tantas y tantas veces se han llevado por delante a cineastas, y que no tienen otro nombre que "emolumentos". Lo único que se sabe del futuro de Labaki en la industria es que su próximo proyecto se llama '1982' y sólo ejerce como actriz.