å

CRÍTICA

'Monuments Men': George Clooney en fuego cruzado

George Clooney desaprovecha un interesante relato de la Segunda Guerra Mundial y un soberbio reparto en su búsqueda de un enfoque que no llega a encontrar.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 18 de Febrero 2014 | 10:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

Comparte:

Ver comentarios (1)

George Clooney consiguió llamar mucho, mucho, mi atención cuando anunció su siguiente proyecto como director. Sí, era una película centrada en la Segunda Guerra Mundial, pero hacía mucho que no escuchaba un relato que sonara tan interesante como el de los 'Monuments Men'. Pronto empezaron a sumarse nombres como el de Matt Damon, Cate Blanchett, John Goodman o Bill Murray. Las ganas iban creciendo por momentos. ¿Qué podía salir mal con un planteamiento como este? Quizás me hice ilusiones demasiado pronto.

Monuments Men

Para los que no estén puestos en situación, 'Monuments Men' se centra en un pequeño grupo de expertos en arte y cultura, convertidos en soldados "amateur", que viajaron hasta Europa para intentar salvar las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra, muchas de ellas requisadas con la intención de destruirlas. Ellos iban a poner en peligro sus vidas para salvar nuestra Historia, cuando parecía que a nadie le importaba qué iba a pasar con ella al terminar el conflicto. La idea sonaba tan épica que de ella podría haber salido la nueva 'La lista de Schindler' si Clooney hubiera querido. Pero se le atragantó el montaje, y por culpa de eso el producto final no hace justicia a los protagonistas de este relato.

El director da en un buen número de ocasiones unos giros de tono que no hacen más que remarcar las dudas que tuvo George Clooney a la hora de retratar este relato. Tan pronto saca a Bill Murray para que suelte un chascarrillo, como da un giro brusquísimo y nos planta en un largometraje de espías. Cuando ya nos ha desconcertado, vuelve al humor, pero pasa de pronto a ser un drama bélico. La película no llega a encontrar el rumbo en ningún momento, perdiéndose George Clooney casi desde el principio y perdiendo en consecuencia al espectador en un batiburrillo de películas distintas. Sin cohesión, cuesta mucho mantener del todo la atención.

Monuments Men
Tampoco llega a aprovechar al magnífico elenco que ha logrado reunir para la ocasión. Muchos de los actores aparecen más bien poco en pantalla, teniendo que repartirse escenas que les dan poco para lucirse, aunque hay que decir que sí que cuentan con algún que otro diálogo muy destacable. A pesar de ello, tanto Damon, como Blanchett, como Goodman, como Murray o Jean Dujardin, incluso como Clooney, que delante de la cámara parece menos disperso, cumplen con la parte interpretativa de la historia lo suficiente. Es una pena que sea la película en sí la que no haya permitido a este reparto lucirse más con unos personajes que parecen interesantes, pero no llegan a gozar del foco suficiente para desarrollar sus historias, tanto previas a su reclutamiento como ya en plena guerra. Incluso se nos exige en varias ocasiones que hayamos llegado a unos niveles de empatía con muchos personajes a los que es casi imposible de llegar por la poca profundidad que tienen sus tramas, perdidas entre otras que son bastante innecesarias.

En cuestión de la ambientación, la película suple muchas de sus carencias en este retrato bastante conseguido de la Segunda Guerra Mundial, con pocas ocasiones en las que sufrir el efecto "cartón piedra". Menos inspirado se encuentra Alexandre Desplat, que nos ofrece una banda sonora muy plana y típica, que no ayuda a levantar la frágil narrativa como sí lo ha hecho en otras ocasiones. Aunque la película no llegue a hacerse tremendamente pesada, una historia como ésta merecía un toque más épico y menos desigual, pero parece que Clooney se vio cegado por lo que él mismo se había puesto delante.

No sabe lo que quiere

El problema general que tiene 'Monuments Men' es el amalgama final que hace palpable las dificultades que ha pasado su director para escoger el enfoque adecuado. Es posible que le hubiera salido una película realmente entretenida y amena si hubiera optado por el tono frívolo y cómico, aprovechando el carisma de Bill Murray o Bob Balaban al máximo, y también podría haber alcanzado cotas de dramatismo increíbles con una historia como ésta, llegando a sorprender con un escenario tan típico como la Segunda Guerra Mundial. Pero no las dos cosas. El conjunto da tantos vaivenes que le va a resultar difícil cumplir cualquier expectativa que se tuviera de ella. Será su mayor problema para llegar a convencer, porque si hubiera sido el trabajo de un novato, probablemente los errores no pesarían tanto, no habría sido considerada tan mediocre en Estados Unidos (unas críticas un tanto exageradas). Pero George Clooney lleva demasiadas guerras libradas con éxito a sus espaldas, y éste largometraje va a quedar marcado en su filmografía como un trabajo a medias. Y, aunque me repita, es una historia que no se lo merece.