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UN AÑO DE CINE

¿Por qué 2016 ha sido el año del cine español?

2016 ha sido el año perfecto para derribar el injustificado mito que tanto degrada al cine español. Grandes autores, emergentes y veteranos, nos han dejado obras para el recuerdo.

Por Alejandro Rodera Herrero 6 de Diciembre 2016 | 13:59

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Aunque parezca increíble, todavía hay españoles que desprecian las producciones cinematográficas nacidas en su propio país. No individualmente, sino de forma generalizada. Ninguna cinematografía es perfecta, pero si no la acompaña ni su propio público, tiene aún más complicado crecer. Afortunadamente, en España se sigue creando gran cine, al que le falta atraer con mayor vehemencia a un público saturado de estrenos.

Paco León en 'Kiki, el amor se hace'

No pretendo exponer aquí un retrato hagiográfico, absolutista o ideológico del cine español, sino el resultado de un año especialmente bueno en términos cualitativos. Es una obviedad que el tejido industrial del cine en nuestro país es demasiado endeble, con una gran dependencia de los mercados internacionales para alcanzar la rentabilidad de las producciones y de las televisiones privadas para obtener presencia en el mercado. A excepción de los buques insignia que logran maquillar las cuotas anuales del cine español, ya sean apellidos de diversas comunidades o monstruos en un cementerio, la gran mayoría de cintas no tienen el calado ideal en los circuitos de exhibición.

Pero independientemente de los datos económicos definitivos, que se darán a conocer en unas semanas, hay que celebrar que 2016 ha sido el año de nuestro cine. Las películas lo han demostrado, y la taquilla ya sentenciará su juicio particular. Porque a diferencia de otros ámbitos vinculados a la cultura -concepto maniatado y manipulado hasta la saciedad-, el cine trata de reflejar el inabarcable contexto social, político y vital en el que nos encontramos. Por eso es nuestro, porque inevitablemente forma parte de nosotros.

Incluso los incomprensibles boicots a películas concretas proceden de actitudes sobre las que podemos reflexionar gracias a otras producciones. Por ejemplo, aquellos "patriotas" que han atacado con confianza ciega a 'La reina de España' pueden ir a ver ahora mismo '1898. Los últimos de Filipinas' para empezar a atisbar que no existen las verdades absolutas. El buen cine prevalece, y este año muchos realizadores se han encargado de demostrar una vez más que quien se dedica a denostar a la cinematografía española, lo hace porque no ha tenido el placer de conocerla.

Y como no hay mejor forma de defender una postura que ofreciendo resultados, estas son las ocho razones por las que ha merecido la pena ver nuestro cine en 2016:

Razones para presumir del cine español de 2016

La matrícula de honor en thriller

La matrícula de honor en thriller

La intriga se está convirtiendo en la mina de oro del cine español. Con 'El hombre de las mil caras', Alberto Rodríguez firmaba su regreso tras la excepcional 'La isla mínima'. Este nuevo thriller, basado en el rocambolesco caso protagonizado por Francisco Paesa y Luis Roldán, desprende la adictiva esencia de su autor y destaca por su impecable factura. No logra superar a su predecesora, pero renueva una vez más nuestra confianza en uno de los realizadores más sólidos de nuestro país.

En ese género, y con un resultado de calidad equiparable, ha irrumpido Rodrigo Sorogoyen. Tras fascinar con su debut en solitario con 'Stockholm', el madrileño nos sumerge en las sombras de su ciudad durante los tumultuosos días de la JMJ en 2011, con ecos de Bong Joon-ho. Roberto Álamo y Antonio de la Torre se vuelven a encontrar después de la desconcertante 'Dispongo de barcos', en la que precisamente el personaje del segundo le preguntaba a un cura si podía reservar la catedral de La Almudena para organizar una fiesta. En 'Que Dios nos perdone' esa pareja de actores nos mantiene en vilo con una intensidad tremenda, y abrazando las necesarias contradicciones de sus policías protagonistas.

Pero si hablamos de intensidad, Isaki Lacuesta e Isa Campo la han conseguido de forma más natural. 'La próxima piel' también presume de una de las mejores parejas protagonistas del año, la formada por Emma Suárez y Àlex Monner, madre y supuesto hijo. A lo que hay que añadir el gélido ambiente construido por los dos directores en ese pueblo de montaña, en el que los secretos y la tensión están contenidos, e irán estallando poco a poco, manteniendo en todo momento la duda de si ese adolescente es un impostor o el niño que desapareció hace ocho años.

La próxima piel en eCartelera

La explosiva rabia de Raúl Arévalo

La explosiva rabia de Raúl Arévalo

En ese terreno del thriller también se ha adentrado Raúl Arévalo machete en mano. Su ópera prima como director, 'Tarde para la ira', comienza con un impactante plano secuencia que precede a una película planificada al detalle. Los años de espera que ha superado Arévalo para sacar adelante el proyecto le han servido como su mejor escuela, tras haber trabajado con maestros como Alberto Rodríguez y Daniel Sánchez Arévalo ha sabido captar cómo se construye una gran obra, imponente en la forma y con sincero trasfondo emocional. Antonio de la Torre protagoniza una templada historia de venganza, en la que se enfrenta a sí mismo y a un grupo de individuos, entre los que destaca el personaje de Manolo Solo, que en pocos minutos se come la pantalla.

Tarde para la ira en eCartelera

El atrevimiento de los debutantes

El atrevimiento de los debutantes

Los directores debutantes han jugado un papel vital este año, y 'Las amigas de Àgata' da buena muestra de ello. Este trabajo de fin de grado creado por Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen, es una interesante disección del punto de inflexión que supone la entrada a la universidad. El cambio de relaciones y la transición existencial marcan a una joven que ya no ve a sus amigas de toda la vida a través del prisma de la idílica y homogénea adolescencia.

El dramaturgo Miguel del Arco no ha entrado con tan buen pie al mundo del cine, pero ha demostrado una ambición notable con 'Las furias'. Su principal atractivo era un reparto rebosante de talento, desde Gonzalo de Castro hasta Carmen Machi, pero el planteamiento no les ha acompañado como cabría esperar. Puede que no esté a la altura de otros títulos mencionados, lo cual no quita que su visionado sea recomendable, sobre todo para observar la mutación del ojo teatral al cinematográfico.

Con mayor firmeza ha debutado Nely Reguera, dirigiendo y escribiendo la comedia 'María (y los demás)'. Bárbara Lennie protagoniza esta película, en la que el humor no va por el camino del chiste fácil, sino que primero se establecen las relaciones familiares para después aprovechar el carácter errático de la protagonista.

Las amigas de Àgata en eCartelera

La valentía de crear espectáculo

La valentía de crear espectáculo

El coste medio de una película española es de 1,65 millones de euros, según datos de FAPAE. Un presupuesto ridículo para cualquier producción con intención de llamar la atención del público a base de espectáculo. Aquí es donde entra el ingenio de los directores y productores. '1898. Los últimos de Filipinas' ha costado 6 millones de euros -una cifra que mataría de la risa a cualquier director de grandes producciones en Estados Unidos-, y cuenta con un reparto perfecto, un prestigioso director de fotografía, un consolidado compositor y un impresionante resultado final. Su mayor baza era un guion cargado de inteligencia y humanidad, firmado por Alejandro Hernández, al que, el también debutante realizador, Salvador Calvo ha hecho justicia. La espectacular fotografía de Álex Catalán, curtido en la selva con 'También la lluvia', y el encomiable desempeño de jóvenes intérpretes como Patrick Criado y Álvaro Cervantes, y veteranos como Javier Gutiérrez y Luis Tosar, han elevado una experiencia que realmente aprovecha cada céntimo de su presupuesto, y que vale también cada céntimo de la entrada de cine.

En otro nivel cuantitativo se sitúa 'Un monstruo viene a verme', que contaba con el omnipresente músculo promocional de Mediaset y con un presupuesto superior a 25 millones de euros. Juan Antonio Bayona sigue demostrando su imponente conexión con el público español, atrayendo a más de 4 millones de espectadores en estos dos meses de exhibición, que lejos quedan todavía de los más de 6 que alcanzó con 'Lo imposible'. La proyección internacional y la construcción de esa aura de evento han jugado a su favor, aunque la propuesta en sí no tenga tanta sustancia como envoltorio.

1898. Los últimos de Filipinas en eCartelera

El vibrante corazón de Jonás Trueba

El vibrante corazón de Jonás Trueba

En el polo opuesto a Bayona se encuentra Jonás Trueba, que también trata temas universales, pero desde el escenario independiente. 'La reconquista' es probablemente la mejor película española del año, por la deliciosa conjunción de todos sus elementos. El amor frustrado, todavía latente, provoca el reencuentro de Olmo (Francesco Carril) y Manuela (Itsaso Arana), que reviven esa conexión por una noche, para después regresar a la demoledora realidad. Además, Trueba expone las dos épocas trascendentales de ese enamoramiento, con una sensibilidad tremendamente emotiva, potenciada por el inteligente uso de la cámara por parte del cineasta y la música de Rafael Berrio. Quien vea la escena del concierto, con esa iluminación de neón, la composición con los espejos, el juego de enfoques y las tímidas miradas entre los actores, y no se enamore de esta cinta, debería valorar una visita al cardiólogo.

La reconquista en eCartelera

La conciencia social y radiografía política

La conciencia social y radiografía política

Aquí entramos en un territorio más pantanoso, el de las películas que exponen una realidad social, y que, por tanto, son susceptibles de ser acusadas de promotoras ideológicas. Y así nos va. La producción que mejor se mueve en este delicado ámbito es 'El rey tuerto', sin achantarse en absoluto a la hora de exhibir a una sociedad fácilmente maleable. Marc Crehuet ha adaptado su propia obra de teatro para configurar esta comedia, en la que un antidisturbios se ve obligado a aceptar las consecuencias emocionales de haberle reventado un ojo a un manifestante con una bola de goma. Lo que se podría haber convertido en un simple panfleto desemboca en un final que apela directamente al público para que exponga sus opiniones y plantee sus soluciones para la situación actual.

Otra bofetada en la conciencia fue 'Astral', el documental dirigido por Jordi Évole, con el que 'Salvados' saltaba finalmente a la gran pantalla, con una convencional factura. El periodista catalán se embarcó en la aventura de hacer que a la gente le importe lo que pasa en el mar Mediterráneo, donde miles de personas emprenden su viaje al primer mundo, sin saber cómo será la fría recepción en ese destino. También con esa evidente mirada, que no le resta sinceridad, Icíar Bollaín tomó un árbol como símbolo de idealismo en 'El olivo'.

En materia política se ha metido de lleno Fernando León de Aranoa, que con 'Política, manual de instrucciones' mostró los momentos clave de la formación de la agrupación Podemos. Un documental, que independientemente de la ideología de cada uno, refleja la continua campaña de marketing que es la política.

El rey tuerto en eCartelera

El silencio de Pedro Almodóvar

El silencio de Pedro Almodóvar

Después del desastre que fue la comedia 'Los amantes pasajeros', Pedro Almodóvar regresaba al drama más intenso con 'Julieta'. La cinta supuso también la vuelta del cine español al Festival de Cannes, y con razón. El manchego profundiza en la vida de una mujer marcada por la tragedia y el silencio de su hija, que termina por darle de lado. Emma Suárez y Adriana Ugarte interpretan a Julieta, transformándose la una en la otra en una fantástica escena de metamorfosis, en la que Almodóvar demuestra que el cine puede ser una toalla, dos actrices y mucho talento. El sabor amargo de la película va calando durante todo su metraje, y la odisea de esta desesperada madre nos acompaña cuando salimos del cine.

Julieta en eCartelera

La erótica brillantez de Paco León

La erótica brillantez de Paco León

Por último, la comedia del año. Paco León se puso de nuevo tras las cámaras para dirigir el remake de 'The Little Death', película australiana protagonizada por un repertorio de personajes plagado de parafilias. La visión del sevillano no es tan solemne como la original, lo cual se agradece. Paco León derriba todos los tabúes y complejos de la comedia española, donde se suelen acumular la mayor cantidad de tópicos y simplezas a lo largo del año. Un espléndido reparto, repartido en diversas historias que culminan en una verbena/orgía para los sentidos, conduce el liberador humor del realizador con una naturalidad sorprendente. Sobre todo teniendo en cuenta las barreras que se podrían levantar ante el tema planteado, esas extrañas aficiones sexuales. Pero no, 'Kiki, el amor se hace' es un canto al disfrute carnal y al cine como arte orgásmico.

Kiki, el amor se hace en eCartelera
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Astral 0,5 Astral