Las 10 mejores escenas de películas y series de 2017

Esa escena con la que cerró la séptima temporada nos tendrá en vilo hasta el 2019, año en que ya sabemos que se estrenará, en principio, la última tanda de capítulos de 'Juego de Tronos'. Si el momento en que uno de los dragones de Daenerys perece en el agua helada nos congeló el corazón, ese rescate por las cadenas "mágicas" del ejército de la noche encendió la llama de lo que siempre hemos querido ver en la serie.

El fuego azul contra las paredes del Muro ha firmado el broche final de la séptima temporada con una de las imágenes más impactantes y esperadas de todo lo que llevamos de serie. Ahora ya se avecina la Gran Guerra y no habrá paredes de hielo para protegerse.

El calculado ejercicio musical de Edgar Wright en 'Baby Driver' asesta su primer golpe con Ansel Elgort dándole al play a su lista de reproducción, para dar paso a un espectáculo donde la coreografía también la transmite el propio coche rojo en el que luego se camuflará el resto de la banda, con Baby al volante.

En el robo al banco, Wright sienta las bases de lo que se nutre 'Baby Driver': acción, música y un guión estudiado. Sin duda es una escena que se atreve con todo hasta que la banda consigue cambiarse de coche y nos da dosis de adrenalina y diversión.

Este 2017 ha sido el año de la despedida, hasta que Disney sentencie lo contrario, de un superhéroe mítico: Lobezno, el encarnado por Hugh Jackman. 'Logan' ha estado a la altura para despedir al personaje, con un final duro y emocionante, al que muchos espectadores habrán asistido incrédulos.

La muerte de Lobezno en 'Logan' es sin duda parte de los momentos más destacables de las superproducciones de este año. Cómo muere el mutante por excelencia: exhausto, desangrándose después de haber rendido sus últimos esfuerzos en la batalla para salvar a esos niños con poderes especiales. Todo ello rematado con un plano precioso en el podíamos ver la cruz tumbada de Lobezno, el último símbolo de su resistencia.

Y de las cenizas de un superhéroe, nos hemos recompuesto con la llegada de una superheroína, la primera que cuenta con su propia historia de origen en el cine y se hace, con mucho mérito, un hueco en la historia del cine.

De la cinta de Patty Jenkins nos quedamos con ese momento en el que la Mujer Maravilla a la que interpreta Gal Gadot impone su propia forma de hacer las cosas en territorio de nadie, saliendo de la zona de protección de las trincheras a campo abierto y deshaciéndose de las balas a su paso. Una escena tan sutil como poderosa.

Un momentazo, de los muchos y variados que tiene 'Star Wars: Los últimos Jedi', para enmarcar. La mejor faceta de Luke la hemos visto en el Episodio VIII de 'Star Wars' y ese enfrentamiento cara a cara con el padawan, ya convertido en Sith, al que dio la espalda, desde el momento en que aparece como por arte de magia en la cueva para reencontrarse con Leia hasta que le atraviesa el sable, nos mantiene con la expectación.

La traca final viene cuando Rian Johnson nos muestra el por qué Luke ha sobrevivido al fuego, lleno de rabia, de su sobrino: todo era una proyección. Y a nosotros se nos queda el culo en la butaca del cine como la roca sobre la que se eleva Mark Hamill. Este puede ser el giro definitivo de 'Los últimos Jedi': fresco, emocionante, épico y con un cierre que nos recuerda a la marcha de otros maestros Jedi y a la forma en que conocimos a Luke, al caer los soles.

También ha sido un año de aprendizajes, con directores noveles que han dado al cine español proyectos diversos con historias profundas y que han calado en el espectador. Uno de ellos es la historia que, poniendo su corazón sobre el guión como punto de partida, Carla Simón ha llevado a cabo, contando con la pequeña Laia Artigas como su versión de la niñez, una en la que se mezclaban sentimientos positivos y oscuros con el no saber qué te pasa.

Frida aprende, a lo largo de 'Verano 1993', que tiene que llorar, un llanto que rompe sin previo aviso en la escena final del largometraje y que pone la guinda a un pastel que, durante todo su metraje, te ha dejado un sabor tan agradable en la boca sin caer en la tentación de hacer herida al cortarte en pedazos.

La gran pregunta sobre la que giraba 'Big Little Lies': ¿quién era la víctima y qué había pasado en la noche de los Elvis y las Audrey Hepburn? Para ver el puzzle completo, teníamos que ver a Perry (Alexander Skarsgård) rodar escaleras abajo.

La revelación final de una de las series que han marcado este 2017 supone el hermanamiento de las protagonistas femeninas, la comprensión de que siempre ha habido una traba común y el punto de encuentro de unas madres que son más que eso.

El año también ha significado la despedida de The Leftovers', una serie amada por muchos espectadores por sus interpretaciones y el desgarro de su historia y olvidada en la mayoría de ceremonias donde se reparten galardones a la serie.

El último capítulo nos presentó de nuevo a la versión envejecida de Nora y Kevin, y la confesión del personaje de Carrie Coon pone la guinda final a un reencuentro que duele por los cuatro costados. En esa conversación final, las manos unidas de los protagonistas sellan lo que ya ha significado ese "te creo": por fin, los dos están ahí.

James McAvoy se echaba a las espaldas a una horda de personajes para confeccionar una historia como 'Múltiple', que con el avance de sus escenas iba evolucionando y aumentando la musculatura de su propia magnitud.

'Múltiple' era una buena historia que, con su giro final, nos daba una cucharada de lo que vendrá después: el protagonista de 'El protegido', Bruce Willis, enfrentándose en 'Glass' a la bestia que interpreta McAvoy. Y no hay un giro más sorprendente que el que cambia tu manera de ver el universo que tienes ante ti.

La mejor escena de este año para nosotros: el final de 'La ciudad de las estrellas: La La Land'. Sebastian (Ryan Gosling), ya desde su propio club de jazz, daba paso con las notas del piano a la vida donde nuestros aspirantes a cumplir un sueño acababan juntos y corregían sus acciones por decisiones perfectas, recorriendo escenarios mágicos.

Y de repente esa vida se quiebra y volvemos a la realidad, donde cada uno siguió a su corazón, que le empujaba a cumplir sus particulares sueños. Ese momento en que Sebastian sonríe a Mia (Emma Stone) es, en verdad, el mejor gesto de amor entre dos personas con el que podría haber acabado 'La La Land'.