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CRÍTICA

'Posesión Infernal: El despertar' es terrible (en el mejor de los sentidos)

Lee Cronin lleva la saga 'Evil Dead' a un nuevo nivel con el mismo sentido del humor y mucha más violencia en una fiesta sangrienta.

Por Luisa Nicolás 21 de Abril 2023 | 09:00

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'Posesión Infernal: El despertar' es terrible (en el mejor de los sentidos)

En su segunda película como director, Lee Cronin ('Bosque maldito') escribe un nuevo capítulo en el Necronomicón, el libro de los muertos que imaginó H.P. Lovecraft y que Sam Raimi puso en el centro de su 'Posesión infernal' como el responsable de desatar fuerzas siniestras sobre los visitantes de una cabaña en el bosque. Ahora, en la quinta entrega de la saga de películas (la franquicia cuenta con una serie de televisión, una obra de teatro, secuelas no oficiales, videojuegos, cómics y secuelas indirectas), dejamos atrás la cabaña, el bosque y los árboles violadores para mudarnos a la gran ciudad.

Hace una década ya que Fede Álvarez cambió el humor y la fantasía absurda de las películas de Raimi para pasar al siguiente nivel de brutalidad, gore y realismo en 'Posesión infernal (Evil Dead)' y ahora toca, una vez más, reinventarse o morir. Si piensas que prescindir de la cabaña y de Ash, trasladar la acción al centro de Los Ángeles y llenar la película de niños supondría perder su esencia o rebajar siquiera el tono salvaje de su predecesora, te equivocas. 'Posesión Infernal: El despertar' es casi seguro la más extrema de las cinco películas de 'Evil Dead' y tan imaginativa como las originales, una amalgama de lo mejor de los dos directores anteriores con el sello propio del nuevo realizador: tiene sentido del humor, terror, fuerzas demoníacas y las escenas más desagradables que yo, acostumbrada al terror mainstream, pero no al gore, he visto en mucho tiempo.

'Posesión Infernal: El despertar'

El cambio de escenario permite al director liberarse de repetir esquemas y apostar por su propia identidad, aunque no ignore el legado al que debe hacer justicia y recupera algunas de sus marcas más distintivas: primeros planos enajenados o la icónica motosierra son buenos ejemplos. Escena a escena, Cronin va subiendo el tono hasta un apoteósico tramo final con la criatura más grotesca que se ha visto en 'Evil Dead'. Además, 'Posesión Infernal: El despertar' no es estrictamente una secuela, sino que se enmarca en el mismo universo con OTRO libro de los muertos.

Ellie (Alyssa Sutherland) vive en un viejo apartamento en el centro de la ciudad con sus tres hijos: Bridget (Gabrielle Echols), Danny (Morgan Davies) y Kassie (Nell Fisher). El mismo día que su hermana Beth (Lily Sullivan) llega de visita para contarle que está embarazada, un terremoto abre un tremendo agujero en el garaje del edificio construido sobre la bóveda de un antiguo banco. Allí se encuentra escondido cierto libro junto a unos discos de vinilo que, al reproducirse, pronuncian ciertas palabras en latín que liberan unas fuerzas del mal que se ceban especialmente con esta disfuncional familia.

'Posesión Infernal: El despertar'

¿Quién puede matar a un niño?

Cronin, Cronin puede, al director es que directamente le dan igual la inocencia y pureza infantiles, ni él ni los demonios del Necronomicón entienden de piedad. Aquí todo el mundo tiene que morir al amanecer. Meter a niños en la ecuación aumenta no solo el sentimiento de peligro en el público, también sirve para jugar con lo inesperado, con la risa nerviosa de estar ante algo casi subversivo por lo bestia de algunas escenas. Una perversión de esa madre luchadora de 'Un lugar tranquilo': en lugar de querer salvar a sus hijos a toda costa, Ellie quiere desmembrarlos. Sutherland impresiona como una madre siniestra, manipuladora, retorcida, juguetona y divertidamente oscura, mientras Sullivan es la nueva heroína de manual, una más que digna heredera de Bruce Campbell.

Aunque haya una historia familiar de fondo y alguien pueda insinuar que el guion quería hablar sobre las vicisitudes de la maternidad, la única intención de 'Posesión Infernal: El despertar' es hacer disfrutar al público, si es que disfrutar es una palabra que podamos usar para hablar de empalamientos, canibalismo, tráqueas rasgadas desde dentro y ojos que literalmente se salen de las cuencas.

'Posesión Infernal: El despertar'

Con lo que sí podemos establecer similitudes es con el COVID, con esa sensación de claustrofobia, de ratonera, pues nos vamos a pasar toda la película encerradas en casa, con unos pocos vecinos como única interacción y el mal acechando al otro lado de la mirilla. En estas circunstancias todo se puede convertir en un arma y menudo ejercicio tortuoso de imaginación ha hecho Cronin para que después de ver la película, quieras guardar tu rallador de queso muy al fondo de un cajón.

Seis mil quinientos litros de sangre pegajosa se expanden a través de sus 96 minutos de duración, con un ascensor que nada tiene que envidiar a 'El resplandor' y alusiones también a otras sagas de terror como 'Pesadilla en Elm Street'. Mención aparte merece el director de fotografía, Dave Garbett, que es capaz de crear una atmósfera aterradora a la luz de velas y linternas sin que nos tengamos que perder detalle entre sombras del CGI o el estupendo maquillaje y los efectos prácticos.

'Posesión infernal: el despertar' es violenta y desvergonzada, con un ritmo trepidante que se descontrola con cada ataque. La pena es que Cronin haya acabado imponiéndose un caos sangriento tal que tiene que crecer exponencialmente en detrimento de esas escenas de alivio y anticipación que tanto ayudan a que la pesadilla, y no solo el asco y el desconcierto, perdure cuando dejamos la sala de cine. En cualquier caso el director tiene ideas creativas y una gran intuición para los tiempos del género y la película va a satisfacer tanto a fans de 'Evil Dead' como a quienes lleguen de nuevas buscando emociones fuertes.

7
Lo mejor: Su sentido del humor y su inventiva para el caos.
Lo peor: Hay escenas que, de verdad, no se pueden mirar.