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CRÍTICA

'Nefarious': El demonio moralista

Crítica de 'Nefarious', el thriller psicológico donde un asesino en serie afirma ser el diablo y que el psiquiatra que lo está evaluando cometerá tres asesinatos antes de acabar el día. Estreno en cines el 2 de febrero.

  • Un asesino en serie (Sean Patrick Flanery) asegura estar poseído por el mismísimo diablo y profetiza tres asesinatos.
  • Un psiquiatra (Jordan Belfi) debe decidir si el recluso está loco de verdad y se puede librar de la condena de muerte o si dice la verdad.
  • Se trata de la nueva película de Chuck Konzelman y Cary Solomon tras 'Insaciable' (2007) y 'Unplanned' (2019).
Rafa Jiménez
Por Rafa Jiménez Más 2 de Febrero 2024 | 09:30
Redactor de cine y series, especializado en los estrenos actuales y Marvel. Muchas críticas y entrevistas

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Sean Patrick Flannery es un condenado a muerte que asegura ser el diablo en 'Nefarious'
Sean Patrick Flannery es un condenado a muerte que asegura ser el diablo en 'Nefarious' (European Dreams Factory)

'Nefarious' no es la película que parece ser. Lo bueno es que esa sorpresa espera incluso al espectador que haya visto los trailers (gran punto para la campaña de marketing). Lo malo es que puede decepcionar al que espere un thriller carcelario de posesiones y no quiera que el demonio se ponga a debatir en vez de a atemorizar. Aunque eso ya lo avisa el subtítulo del cartel: "cuando habla el diablo". ¿Y acaso no son las palabras también de lo más terrorífico que se puede lanzar?

La otra pista para intuir el fondo de la película sin estropearlo son las dos anteriores películas de los directores: la comedia vampírica 'Insaciable' (2007) y el drama antiabortista 'Unplanned' (2019). De esta tensión entre el terror y el discurso surge el demonio moralista de 'Nefarious' que poseerá unos pocos cines españoles a partir del 2 de febrero.

Sean Patrick Flanery en 'Nefarious'

El thriller que podría haber sido

Los directores Chuck Konzelman y Cary Solomon vuelven al género de su debut con un detonante espectacular gracias a una carrera contrarreloj contra una profecía. Un psiquiatra tiene que determinar si un preso está loco y no puede ser ejecutado o puede ser condenado. Pero este recluso afirma ser el mismísimo diablo y le avisa que él va a cometer 3 asesinatos antes de abandonar la sala.

Casi como si fuera un whodunnit, el guion de Konzelman y Solomon lanza este cebo de responder a una pregunta concreta de sí o no para asegurarse de que el espectador no se levanta del asiento hasta el final. Tristemente, esa premisa es la única razón para no hacerlo, ya que el resto del interrogatorio no aporta casi nada para esta adivinanza. Cuando llega la resolución, sí que saben darle la solemnidad y potencia que demandaba esa pregunta sobrenatural con una breve pero tenebrosa escena final.

Jordan Belfi en 'Nefarious'

Hasta entonces, los pocos destellos de terror son meros clichés de sonido o bombillas estallando. Literalmente. La dirección y el montaje no saben compensar el bajo presupuesto para aportar el toque sobrenatural. Tampoco consiguen dinamizar ese espacio único en el que transcurren los arrastrados 96 minutos.

Los actores sí que saben sacarle partido a este toque tan teatral (y de bajo presupuesto) de la película. Sean Patrick Flanery repite el festival de muecas y modulaciones de voz que ya demostró como protagonista absoluto de 'Saw 3D'. Una pena que el maquillaje tampoco le acompañe en su doble personalidad de recluso y diablo interpretada tan hacia fuera, ya que es la mayor baza de entretenimiento del film. Por su parte, Jordan Belfi se entrega intensamente a un papel escrito muy a brocha gorda: como en gran parte de las películas efusivamente cristianas de Estados Unidos, su personaje ateo existe para ser machacado rápidamente por el discurso de blanco y negro.

Fondo sin forma

Realmente los personajes no importan. Los directores también son guionistas y han venido a hablar de su libro (literalmente, el diablo tiene uno). Si la gula se puede extrapolar del ámbito gastronómico al literario, el pecado capital de la película es sobre-ambicionar en los temas a tratar y sobre-explicarlos constantemente. Toda la película es un debate, y el hilo del discurso es lógico, coherente y progresivo. La evolución es creíble, y se agradece que una película de terror renuncie a los clichés del bien y el mal para plantearse cómo los definimos. Pero mientras crece el debate teológico, decae el thriller.

'Nefarious' es muy interesante, pero se olvida de ser entretenida. En consecuencia, ningún personaje importa al ser meros vehículos del guion. Y lo peor: falta la trama de fondo. Dicho vulgarmente, no pasan cosas. Como maestro del suspense, M. Night Shyamalan ya demostró que este equilibrio es posible con su última película. 'Llaman a la puerta' también se basa en el debate de una premisa teológica (el apocalipsis), pero su gran acierto fue que la banda de Dave Bautista actuara primero y explicara después. Y ya, de esos enfrentamientos, los espectadores somos lo suficientemente inteligentes para sacar el debate (algo en lo que no cree este demonio moralista).

Al igual que en el caso del thriller, la premisa teológica es muy potente. Como un intento de reformular el famoso libro de C.S. Lewis 'Cartas del diablo a su sobrino', el guion le da esta vez la perspectiva al diablo con frases muy interesantes, profundas, actuales... pero aisladas. 'Nefarious' no llega a ser el debate que quiere ser porque sólo expone un lado. Y al final, consigue el efecto contrario, ya que este demonio es tan obvio en su moraleja que acaba convertido en una reformulación de Ebenezer Scrooge.

Sean Patrcik Flanery y Jordan Belfi en 'Nefarious'

Para convencer, primero hay que atraer. 'Nefarious' no consigue atraer ni a los fans del terror ni a los de la filosofía. Aunque toque de todo, al final no te quedas con nada. Olvidando ese todo, los detalles memorables están precisamente en los simbolismos pequeños y menos sutiles. Este diablo tiene mucho que decir, y es muy interesante, pero ojalá su manera de decirlo hubiera sido tan original como sus argumentos.

5
Lo mejor:La premisa. El recital doble de Sean Patrick Flanery.
Lo peor: El discurso se come la trama y los personajes.