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CRÍTICA

'Wonka' es el billete dorado de esta Navidad

Timothée Chalamet se convierte en el chocolatero creado por Roald Dahl en una película que transcurre muchos años antes de que un niño llamado Charlie consiga un pase para su fábrica. En cines el 6 de diciembre.

Jesús Agudo
Por Jesús Agudo Más 4 de Diciembre 2023 | 22:00
El redactor más veterano de esta web. Palomitero y fan de que las series estrenen un capítulo por semana.

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Timothée Chalamet en 'Wonka'
Timothée Chalamet en 'Wonka' (Warner Bros.)

Se avecina una temporada cinematográfica navideña bastante extraña. En los últimos años, incluso pandemia mediante, una gran película actuaba como agujero negro que succionaba prácticamente toda la atención de la cartelera. Normalmente involucraba Na'vis, Jedis o superhéroes. Con estos últimos atravesando una crisis con el público, resulta difícil imaginar que 'Aquaman y el reino perdido' acabara dando un sorpresón como la primera entrega (aunque no vendamos la piel del tritón antes de cazarlo).

Un año antes de que Arthur Curry dominara la taquilla, el año de 'Los últimos Jedi', otra película fue poco a poco consolidándose como una de las opciones favoritas para disfrutar en las fiestas: 'El Gran Showman'. Quizás Warner debería confiar más en ese tipo de película para llenar los cines esta Navidad. Porque menudo showman les ha salido 'Wonka'.

'Wonka'

Timothée Chalamet se transforma en el famoso personaje de Roald Dahl en una precuela en la que todavía no es el chocolatero más impresionante del mundo. No, este joven Willy tiene grandes aspiraciones, pero se va a topar con la cruda realidad cuando llegue a la meca de la gastronomía y los chocolateros a los que admira no pretendan dejarle que abra la tienda que un día soñó con su madre. Por suerte, se cruzará en su camino una niña que le ayudará a ver cómo es el mundo en realidad, y le enseñará a combatirlo.

Paul King ya demostró con las dos películas de 'Paddington' que domina a la perfección el cine familiar. Que se pusiera a los mandos del universo de Roald Dahl parecía un "match" perfecto, y en gran medida así ha sido. King, que también firma el guion junto a Simon Farnaby, consigue trasladar la fórmula con la que logró encandilar a niños y mayores en las dos aventuras en acción real del osito peruano, derrochando encanto, imaginación y humor junto al aspirante a rey de las chocolatinas.

Ampliar el universo de Roald Dahl, tan metido en la cultura popular, y más con uno de sus personajes más queridos, suena a un reto enorme. Pero King ha sabido mantener la esencia de su obra, accesible, inesperada y bastante traviesa. Nunca es demasiado pronto para enseñar a los niños y niñas las triquiñuelas y artimañas del capitalismo.

'Wonka'

Willy se da de bruces con el cártel del chocolate, un trío de maestros confiteros, encarnados maravillosamente por Paterson Joseph (Slugworth), Mathew Baynton (Fickelgruber) y Matt Lucas (Prodnose). Si al leer cártel suena un poco más a 'Narcos' que a la fábrica de chocolate, Paul King no ha hecho más que empezar. Algo que tienen las películas de 'Paddington' es que los adultos también se lo pueden pasar en grande por muy película para niños que sean. Con 'Wonka' ocurre igual, gracias a ese doble sentido que despierta el "chocolate", con el jefe de policía interpretado por Keegan-Michael Key como máxima expresión de sus consecuencias.

El Willy Wonka de Timothée Chalamet reacciona a todo esto de una manera mucho más cándida de lo que cabría esperar de un hombre que urdió todo un intrincado plan para encontrar un digno heredero de su imperio, y creativos castigos para los candidatos que no estuvieran a la altura. Este Willy ha visto mucho mundo, pero le falta calle. Sin embargo, sigue teniendo esa alegría, esa curiosidad y ese puntito de locura tan contagiosas que recuerdan, sobre todo, al Wonka de Gene Wilder.

Chalamet se hace con la pantalla desde que se pone a cantar y bailar en cuanto pasan los logos de las productoras. El actor se desenvuelve fantásticamente en los números musicales, pero es en los primeros planos en los que derrocha esa expresividad y esa emotividad, exagerada cuando tiene que serlo y sutil cuando lo necesita. Cargar con un personaje tan mítico y hacerlo suyo era un reto enorme, pero el neoyorquino sigue empeñado en demostrar el "star power" que tiene.

'Wonka'

Viene acompañado por Calah Lane como Noodle, una huérfana que será quien mantenga los pies de Willy en el suelo, pero que también se dejará llevar por la oportunidad de vivir algo parecido a soñar despierta como cualquier niña. Es la representación de nuestro cinismo y de lo bien que lo podemos pasar si nos dejamos contagiar por el aura de Wonka. La joven ejerce un interesante contrapunto a la energía de Timothée Chalamet, aunque su personaje no resulta especialmente interesante.

En su defensa, tiene que pelear por la atención en un reparto, como nos tiene acostumbrados Paul King, plagado de actores y actrices de renombre pasándoselo como nunca. La absoluta robaescenas de la película es Olivia Colman, con un personaje desternillantemente odioso que vuelve a estar interpretado como si no le supusiera ningún esfuerzo. Lo mismo ocurre con su compinche, encarnado por Tom Davis o los tres principales chocolateros, que se nota han disfrutado de lo lindo cada escena que tienen.

El que está bastante desaprovechado es Hugh Grant como el primer Oompa Loompa que se cruza en la vida de Willy Wonka. El actor sabe darle ese puntito de humor negro que resulta refrescante para otorgar un poco más de tridimensionalidad a estas curiosas criaturas, pero no tiene el tiempo en pantalla suficiente para dejar huella como lo hacían en las películas de Wilder y Depp, y tampoco parece que se lo haya pasado tan bien como el resto del elenco.

'Wonka'

Quienes han desatado su creatividad son los encargados del diseño de producción y vestuario. El pueblo en el que transcurre la acción, mezcla de villas francesas, británicas y alemanas, es un escenario perfecto para este cuento que busca ser atemporal, llenando de magia esa "pobreza" (pido perdón a Fickelgruber) tan característica del cine inglés. Pero la imaginación se estimula a lo bestia en cuanto Wonka despliega, precisamente, su magia chocolatera. El maletín/laboratorio de Willy, los distintos ingredientes que utiliza y sus creaciones finales que daríamos lo que fuera por probar están creados con muchísimo ingenio y muy pocos límites. Entrar en el cabeza de Willy Wonka es entrar en un mundo en el que todo es posible, en el que el arcoíris tiene todos los colores que se nos puedan ocurrir y en el que ser raro es el mayor de los piropos.

Esa explosión visual también brilla en los números musicales, con canciones compuestas por Neil Hannon que piden a gritos ser adaptadas en un fastuoso espectáculo que se tiraría años y años en Broadway o el West End. 'Wonka' no es un musical per se aunque empiece cantando. No tiene más que cinco o seis canciones. Pero algunas de esas escenas son de lo mejor de la película. Qué pena que algunos de los efectos digitales rompan un poco con la magia al notarse demasiado el ordenador (cuando otros están sumamente bien conseguidos). Por suerte, King ha apostado todo lo que ha podido por escenarios reales y atrezo de verdad. Y todo, desde los envoltorios de los bombones y el abrigo púrpura del protagonista a la lavandería o la guarida del cártel, todo está diseñado con un gusto exquisito que recuerda al trabajado diseño de las películas de 'Harry Potter' (con las que comparte productor).

'Wonka'

'Wonka' encantará a cualquier tipo de público porque es una película que ha puesto la historia al servicio de la imaginación, algo que los niños siempre agradecen y que los adultos necesitamos encarecidamente. Está llena de momentos divertidísimos, pero sabe también golpear en las emociones cuando es necesario. Quizás en este caso no tanto como las 'Paddington' porque se embrolla demasiado en un nudo que debería haber sido menos redundante para mantener el ritmo mejor. Y también se podría haber permitido ser un poquito más ácida, como sabía serlo Roald Dahl.

Puede que estemos cansados de superhéroes por la excesiva proliferación de sus historias. También puede que estemos un poco cansados de intrincadas peleas sobre fondos oscuros. 'Wonka' nos ofrece justo lo contrario. Es una película luminosa, tremendamente bonita de ver, con buena música, estupendas interpretaciones y unas ganas enormes de pasárselo bien y hacérnoslo pasar bien a nosotros. Una película tan deliciosa como cualquiera de las creaciones de Willy Wonka. Se me ocurren pocos ingredientes mejores para una tarde de cine esta Navidad. A lo mejor dentro de unas semanas descubrimos que el billete dorado estaba aquí y no en Atlantis.

'Wonka' se estrena en cines el miércoles 6 de diciembre.

8
Lo mejor: Lo mucho que despierta la imaginación. El diseño de producción. Las canciones. La energía contagiosa del reparto, especialmente de Timothee Chalamet.
Lo peor: La trama flojea a la mitad. Le falta un poco más de humor negro. Hugh Grant está bastante desaprovechado.