De 'Morning Glory' a 'Spotlight': Las 10 mejores interpretaciones de Rachel McAdams

Empezamos este repaso citando la interpretación más memorable de la trayectoria de Rachel McAdams. Tal cual. Y es que, entre las muchas virtudes que atesora la magnífica 'Disobedience', el trabajo de la actriz británica es una de las más destacadas. En sus manos, el personaje de Esti Kuperman consigue traspasar de lleno la pantalla, conmoviendo e hiriendo, emocionando y fascinando, enamorando y quedándose para siempre en nuestra memoria. McAdams se rompe y reconstruye en cada escena, mostrándose frágil, dubitativa, firme, perdida, resucitada, herida y reforzada sin perder nunca el tono que requiere este romance imposible lleno de melancolía, sudor, sexo y (muchas) lágrimas. Para redondear el logro, claro, no podemos olvidarnos de la tremenda química que consigue con una Rachel Weisz a la altura de sus mejores momentos. En definitiva, una película fabulosa elevada al infinito gracias especialmente a las inolvidables interpretaciones de sus protagonistas.

Remover conciencias y estómagos, poner el nudo en la garganta y despertar la rabia desde la calma son los objetivos que 'Spotlight' cumple de lleno sin caer nunca en lo pretencioso o grandilocuente. Humilde en su grandeza, esta obra maestra es uno de esos trabajos que llegan muy de vez en cuando para recordarnos el poder que tiene el cine más allá del entretenimiento puro y duro, la importancia de un arte que, al igual que el periodismo, sirve para mostrarnos la (dolorosa) verdad de nuestra propia humanidad. Si amas el periodismo, amarás 'Spotlight'. Si amas el cine, también. Ni más, ni muchísimo menos, que una gran película. Y el precioso homenaje al crepúsculo de una vida dedicada a contar historias. En pantalla y en papel.

¿Y Rachel McAdams? A la misma altura de esta joya. La intérprete canadiense construye un personaje que consigue ser toda una demostración de sencillez y naturalidad cautivadora. Su normalidad, su día a día, la unión que mantiene con su abuela y sus compañeros de trabajo y su capacidad para conectar con las víctimas a las que entrevista son los elementos que maneja McAdams para dotar de alma al personaje de 'Spotlight' con el que más puntos de unión puede encontrar el espectador.

Richard Curtis es uno de esos cineastas cuyas películas son máquinas de generar buen rollo, sin caer en la ñoñería ni la cursilería fácil. Una teoría que, en 'Una cuestión de tiempo', quedaba subrayado con línea maestra. Porque estamos ante el trabajo más equilibrado, contenido y personal del británico, alguien que, ya sea tras la cámara o la hoja en blanco, sabe transmitir las sensaciones más encantadoras alejándose del tono bobalicón y empalagoso en el que se sumergen la mayoría de propuestas similares. La historia de amor entre Tim, estupendo Domhnall Gleeson, y Mary, maravillosa Rachel McAdams, es, en realidad, una reflexión sobre el paso del tiempo y la necesidad de vivir intensamente cada día, aprovechar el presente, disfrutar de cada pequeño detalle y saborear los aciertos y los errores con la misma intensidad.

La cuestión es que, para redondear el discurso, Curtis incluye en su argumento la fantástica capacidad de Tim para viajar al pasado, regresar a momentos puntuales, recuerdos que marcaron su vida y situaciones que necesitan un nuevo enfoque. Semejante idea de guion podría haber caído en el absurdo más absoluto, en la incoherencia ridícula, pero no ocurre. Para nada. Todo en 'Una cuestión de tiempo' tiene gracia, inteligencia, emoción, sensibilidad y encanto. Una obra maestra.

Llegamos a una de las cintas más infravaloradas de la trayectoria profesional de Rachel McAdams: 'Morning Glory'. Dirigida por Roger Michell ('Notting Hill'), esta espléndida comedia romántica ambientada en el mundo de la televisión se sirve de un reparto en perfecto estado de forma donde el tridente formado por la actriz, brillante de inicio a fin, Harrison Ford y Diane Keaton, trío de ases, demuestran estar pasándoselo en grande durante todas y cada una de las escenas, para completar un notable entretenimiento lleno de encanto y risas cómplices. ¿Buscas pasar un buen rato? Aquí tienes una apuesta de éxito asegurado.

Vale, 'Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga' se quedó bastante lejos de cumplir con las expectativas depositadas sobre ella, resultando una comedia más fallida que otra cosa, además de, bueno, durar unos cien minutos más de lo deseado. Sin embargo, conviene salvar a Rachel McAdams de este considerable naufragio, siendo su interpretación lo más logrado, de lejos, de toda la propuesta. La ternura, encanto y calidez que le imprime a su personaje están muy por encima del resto de elementos de una propuesta que, al menos, nos deja disfrutar de escenas de auténtico lucimiento para McAdams. Y eso siempre justifica el visionado de una película.

Además, siempre nos quedará este videoclip. Una pequeña obra maestra en mitad del desastre:

El culto y fascinación que sigue generando 'Chicas malas' casi dos décadas después de su estreno es un fenómeno tan sorprendente como comprensibles. Y es que, a pesar de los años, la maravillosa película escrita por Tina Fey, en pie, sigue funcionando a día de hoy como un auténtico tiro, manteniendo intacta su frescura, inteligencia, encanto y acidez. Un logro del que, además de su hilarante guion, tiene mucha culpa un reparto en permanente estado de gracia donde destaca el brillante trabajo de Rachel McAdams como la inolvidable Regina George.

Una 'villana' que roba cada escena en la que aparece gracias a su presencia y carisma, elementos a los que la actriz aporta una vis cómica más que efectiva y una ternura a prueba de prejuicios. El equilibrio que consigue McAdams aquí es una muestra más de que el talento de la intérprete estaba ya más que presente en los primeros compases de su trayectoria. Un personaje icónico y una actriz a la altura del mismo. Otra victoria incontestable para 'Chicas malas'.

Puede gustarte más o menos, puedes caer en las múltiples bromas que se generan a su costa, pero es innegable que 'El diario de Noa' es una de las películas románticas definitivas de una generación que quedó prendada para siempre de esta historia de amor entre una Rachel McAdams que ya demostraba su incontestable talento y un Ryan Gosling que supo evitar a la perfección lo que se le venía encima después de su éxito.

Estamos ante una propuesta que, a pesar de abrazar con demasiada frecuencia el azúcar más tópico, pisando esos jardines instalados en los lugares comunes del género que uno celebra ver desde la mayor distancia posible, consigue caer de pie gracias a escenas de una ternura realmente especial y a una pareja protagonista cuya química queda fuera de toda duda. Dos pilares básicos sobre los que se sustenta el poder de una propuesta infalible para los amantes más apasionados del género.

Pequeña joya escondida en la trayectoria profesional de la práctica totalidad de sus responsables, 'Vuelo nocturno' sigue funcionando a la perfección en su condición de estupendo mal rato. Dirigida por el maestro en la materia Wes Craven, este thriller necesita los elementos y la duración mínima para conseguir atrapar al espectador de inicio a fin, manteniendo siempre su atención y elevando considerablemente sus nervios giro a giro. Un entretenimiento lleno de intriga en el que sobresalen como elementos más destacados una inteligentísima puesta en escena y, sobre todo, las interpretaciones de Rachel McAdams y Cillian Murphy. Apareciendo en en más del 90% de los planos, resulta admirable la forma en la que ambos cargan con el peso de la película sin despeinarse, entregando dos trabajos magníficos. Otra razón de peso para redescubrir esta pesadilla en las alturas.

Vendida en su momento como poco menos que el horror cinematográfico más absoluto, 'To the Wonder' esconde auténticos hallazgos de puro genio: una rosa roja en la nieve, superviviente, alicaída pero fuerte; una danza repleta de metáforas y belleza a lo largo de un supermercado; un mar sobre el que los amantes pueden caminar desprovistos de miedo alguno; una mínima luz en la oscura soledad de un bosque; el desierto en el que se puede convertir un metro plagado de gente; lo bello y lo triste que puede ser una ciudad como París cuando la mirada está influida por unos u otros sentimientos.

Y a lo largo y ancho de ese escenario visual construido por ese genio llamado Terrence Malick, pululan como fantasmas personajes como el interpretado por una Rachel McAdams que hace de cada uno de sus silencios un doloroso tesoro. Una presencia hipnótica en mundo repleto de ecos del pasado, dolor real y aeropuertos vacíos. Y su triste belleza.

Alejada de la comedia desde la desastrosa 'Aloha', Rachel McAdams regresó a lo grande al género con esta brillante 'Noche de juegos', hilarante propuesta repleta de gags infalibles, personajes memorables y sorprendentes giros de guion. Una cinta que cumplía con todos y cada uno de los objetivos que se proponía manteniendo siempre un ritmo vibrante al que la actriz, acompañada por el siempre genial Jason Bateman, se adaptaba con la facilidad de una gigante. Suyos son muchos de los mejores momentos de una película repleta de inspiración en todos sus frentes.