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'La casa de papel' 4x06, 'KO Técnico': "Señor, me has mirado a los ojos"

Este es el sexto capítulo de ocho, con los que pretendemos analizar en profundidad los episodios de la Parte 4 de 'La casa de papel'. Publicaremos dos al día.

Por Javier Pérez Martín 5 de Abril 2020 | 18:00

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Este es el sexto capítulo de ocho, con los que pretendemos analizar en profundidad los episodios de la Parte 4 de 'La casa de papel'. Publicaremos dos al día.

Seguimos en lo alto. La banda se da cuenta de que Gandía ha aparecido, quizá mágicamente, donde estaba Nairobi, una mujer que acaba de pasar por una operación de vida o muerte, y la han dejado sola y sin vigilancia. Ni siquiera estaba la gran Paquita, su enfermera, para cuidarla. Río y Denver, que están perfectamente después de haber sufrido la explosión de una granada dentro de un ascensor, se introducen en los conductos de ventilación para sorprender al superescolta.

'La casa de papel'

El plan de defensa de Gandía es bruto pero eficiente: estampa la cabeza de Nairobi en una puerta y la ata a ella, no sin antes asestarle unos cuantos golpes. La gitana queda empotrada a la puerta, con su cabeza saliendo al pasillo donde están sus compañeros y el resto de su cuerpo en la habitación en la que Gandía está atrapado. Helsinki aprovecha para, con la ayuda de Nairobi, adivinar en qué sitio de la habitación está el escolta, y dispararle. A través de la puerta, sin verlo, le acierta una bala por primera vez desde que empezó este tiroteo. Helsinki, ya podías haber apuntado mejor antes. Pero Gandía se venga dándoles una lección: dispara en la mano de Nairobi, dejando claro que ante cualquier amenaza matará a la atracadora sin pensárselo.

En un flashback a la preparación del atraco, Nairobi se sincera con el Profesor: "Esta banda es lo más parecido a una familia que he tenido en toda la vida". Así que le pide, como patriarca que es del grupo, que sea el padre de su hijo. Por brillante, honrado, sensible, guapo y con ideales. Una descripción muy alejada de la que hizo de él Sierra al principio de la Parte 4, cuando interrogaba a Lisboa. El Profesor se queda a cuadros, pero Nairobi le explica que no quiere que ejerza de padre, que se trataría de una donación (de esperma) sin vínculos. La respuesta de él: "Monté el atraco de la Casa de Moneda y Timbre en memoria de mi padre. He montado este en la de mi hermano. No soy una persona que se desvincule". Pero ella insiste: que son familia y que se hace todo por los demás sin preguntar. "Nosotros nos ayudamos. Eso somos nosotros". Así lo convence, porque en realidad el Profesor es un romántico. Eso sí, el método natural está completamente descartado: será por una clínica y tras el atraco. Si es que Nairobi sobrevive al atraco. Y como sabemos, cuando en una serie post-'Juego de Tronos' a un personaje le llegan más razones para vivir... es señal de que no va a hacerlo.

'La casa de papel'

Denver y Río avanzan por los conductos de ventilación como dos elefantes en una cacharrería, así que Gandía se da cuenta de que están acercándose. Y lo hace gracias a un espejo roto pegado a una metralleta, porque Gandía también es MacGyver. Palermo le grita desde fuera que no tiene escapatoria; "¿Quién te ha dicho a ti que yo quiero escapar, tuerto maricón?", responde Gandía como una bestia acorralada. Es un gustazo escuchar el acento jerezano de José Manuel Poga, como el murciano de Jaime Lorente; 'La casa de papel' acierta más cuando no escapa de todo lo que la hace española.

Nairobi se pone gallita: "No me va a tocar un pelo; si me mata, le matáis, y lo sabe". Pero nadie quiere arriesgarse a que Gandía la deje como a un colador. "Gandía, ¿sabes lo que pasa? Que al final te van a matar dos maricones. ¿Quién te da más rabia que te mate: el tuerto sudaca o el serbio?". Mientras nos levantamos a aplaudir a Alba Flores, Nairobi le pide a Helsinki que le jure que matará a Gandía. Darko Peric responde emocionado: "Te lo juro, Nairobi. Te lo juro". Veremos si lo cumple.

Entonces Gandía crea uno de los momentos más memorables de la serie. Para tener a todos los miembros de la banda localizados (y a la rehén "relajá"), les ordena que canten una canción de iglesia. Y allá van todos uniéndose para evitar que Nairobi reciba más disparos: "Señor, me has mirado a los ojos. En la orilla he dejado mi barca...". Los pelos de puntita.

'La casa de papel'

Mientras tanto, el Profesor localiza en los planos un hueco en el que deduce que está la habitación del pánico, tras el cuarto de baño del despacho del Gobernador.

El Gobernador, por cierto, está a punto de convertirse en la voz del pueblo español. Arturito, al oír la canción de iglesia, intuye que la banda tiene problemas y se acerca al hombre y le anima a que impulse la rebelión de los rehenes. Manila y Paquita escuchan muy interesadas. "Nosotros tenemos que ser los que salvemos a toda esta gente", opina Arturito. "Lo que tenemos que hacer es estar tranquilos y esperar", contradice el gobernador. Pero el pesado de Arturito le dice que como Gobernador del Banco de España (y al pronunciar "España" lo hace con un tono que hemos oído en la boca de tantos políticos, con un énfasis exagerado en todas las consonantes) y "como hombre", debe tomar decisiones y afrontar los problemas. (Las mujeres, según Arturito, se quedan sentadas a verlas pasar.) Hay otra frase que acaba de retratar a este mindundi, apoyada por una interpretación muy fina de Enrique Arce: "Como digo yo siempre", esa muletilla perfecta para localizar a un cuñado a kilómetros, "a veces es preferible levantarse y morir de pie que vivir eternamente arrodillado". Pero el Gobernador, como nosotros, está harto: "Es usted un payaso, y nos pone a todos en peligro con sus paseítos y sus discursos de vendedor de crecepelo", le dice ante la mirada atenta de la pobre Amanda, cuyo rostro asqueado denota que ya es consciente de lo que Arturito le hizo hace un par de capítulos. "Déjenos en paz", insiste el Gobernador, mientras nosotros gritamos, vitoreamos y lloramos del gusto, "y si quiere morir de pie, levántese y ande".

'La casa de papel'

En la carpa, Alicia Sierra y Ángel se enteran de que Gandía está actuando por iniciativa propia pero con el visto bueno de Tamayo. La inspectora reacciona enfadada, claramente por frustración y envidia: "Eres un mierda, Tamayo. Siempre somos los putos locos los que hacemos el trabajo sucio", le dice. A ella le gustaría estar en el lugar de Gandía, manchándose las manos.

Mientras tanto, el Profesor repasa los momentos en los que el plan no ha salido como debía: cuando Denver salió del Banco en lugar de Gandía con las cajas rojas, y cuando Lisboa no consiguió subir al árbol para escapar de la policía. "Tenemos que volver atrás y revertirlos", dice. Esta frase cobrará sentido al final de la temporada. "Necesito activar mi cerebro, voy a hacer deporte", le dice a Marsella mientras se quita la camisa. En el día 23 de la cuarentena, te entendemos perfectamente, Profesor.

Ahora viene una de las mayores decepciones de la temporada. Paquita, que estaba muy atenta a la discusión entre Arturito y el Gobernador, se acerca al primero y le enseña un teléfono móvil. Paquita, tía, que ya te contábamos como miembro de la banda, que te habíamos llamado Huelva. ¿Cómo nos traicionas así? Resulta que es el teléfono móvil que la policía introdujo en el Banco para engañar a Nairobi. La enfermera lo encontró mientras limpiaba, y se lo ha guardado. Manila, que está coscándose de todo, le pide a Matías ir al baño, pero recibe un no por respuesta.

'La casa de papel'

En un flashback a la preparación del primer atraco, Denver y Manila protagonizan una escena preciosa. Aunque el fichaje de Belén Cuesta para interpretar a una mujer transexual podría levantar algunas críticas, este momento tan educativo en una serie vista por tanta gente alrededor del mundo, y en muchos países en los que los derechos LGTB están tan diezmados, es muy valioso. El machista de Denver está dispuesto a entender la realidad trans de Manila, y aunque empieza mal ("La de siempre tampoco eres porque ahora tienes tetas"), se muestra receptivo y deja que la mujer explique su identidad con un monólogo muy emocionante: "Siempre he sido mujer. Cuando Juanito terminaba de robar contigo, se iba a su casa, a su cuarto. Se ponía su musiquita, se hacía su buen porrito, se pintaba los labios rojos que yo tenía, divina, rojo Ferrari, y cogía el porrito y se tumbaba en la cama. Y en esos ratos, en esos momentos, sola, tranquila, guapísima, en esos momentos era yo de verdad". Puede que estemos llorando. Denver lo entiende perfectamente: "Has sido mujer toda la vida, y yo no me di cuenta jamás".

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En el atraco, Manila está harta y decide irse "al baño", mientras Matías la persigue dejando solos a los rehenes. Llegan donde está el resto de la banda, y la infiltrada consigue que Palermo le dé una pistola. Entonces se vuelven donde los rehenes. Arturito ha estado aprovechando para darle el móvil al pringado de Miguel, el chiquito al que le gustaba Amanda en la Parte 3 y que en esta tanda de episodios ha desaparecido. Lo reviste de estrategia ("A mí me tienen en el punto de mira, a ti no. A partir de este momento tú y yo somos el núcleo duro de la resistencia"), pero es un ejemplo más de lo rastrero y cobarde que es.

Mientras tanto, Palermo quiere negociar con Gandía. "Yo no me pongo de rodillas ni ante Jesús del Gran Poder", responde él. Entonces Nairobi decide reírse del escolta, como una especie de sacrificio para que la mate y la banda lo mate a él, salvando al menos a Tokio. "Tú eres un mamarracho, dos chavalas te la metimos doblada", le dice volviendo a tirar de feminismo para enfadarlo. Pero Gandía se controla. La banda, en cambio, accede a dejarlo salir protegiéndose con Nairobi como escudo humano, y juntándose todos en el mismo sitio, incluidos Denver y Río.

En un momento de discusión barriobajera entre Lisboa y Alicia Sierra, esta vuelve al momento en el que la exinspectora se echó atrás cuando estaba a punto ceder en el interrogatorio. Nosotros sabemos que fue gracias a Antoñanzas, que llegó justo a tiempo con el reloj del Profesor, y Sierra está dispuesta a descubrirlo.

Mientras, el Profesor boxeando llega a una solución: con la ayuda de los hackers que están en Pakistán, busca el avión que trasladó a Río. Salió desde Timimoun, Argelia, así que manda para allá a Marsella como primer paso en una maniobra de ataque. También planea reunir "los serbios, y al equipo de Benjamín". Se acerca una guerra y está llamando a sus tropas.

'La casa de papel'

Ante la cara de asco perpetuo de Amanda, Arturito sigue presionando al "probe Miguel" para que llame con el teléfono. Encuentran un número en la lista de contactos y le hacen un "toque", como si estuviéramos en 2005. Una segunda llamada llega a la carpa de la policía, y cuando contestan Arturito se pone a relatar la situación como si estuviera hablando con Miguel. Les cuenta a unos atentos Tamayo y compañía que todos los rehenes están en la biblioteca, bajo la vigilancia de un miembro de la banda, y que el vestíbulo está libre. Matías, que no es el "canguro" más espabilado, llega tarde a ordenar a Arturito que se calle y deje las manos en alto. En la carpa, Tamayo decide organizar una nueva entrada en el Banco.

Jarana en Ibiza

La banda ya está reunida, y Gandía se dispone a soltar a Nairobi. Mientras tanto, Tokio se acuerda de una "jarana" del pasado: cuando Nairobi le contó que el Profesor había accedido a dejarla embarazada. Deciden llamar al bebé Ibiza, y se me ocurre que los nombres de la banda sirven tanto para hombres como para mujeres, todo un ejemplo de ataque contra las barreras de géneros. Tokio lo celebra bebiendo ron a palo seco, algo para lo que hay que tener un estómago a prueba de bombas. Llegan Lisboa y Estocolmo y se enteran de la novedad: Tokio va a ser madre después del atraco. "No sabía que tenías novio", dice Lisboa. "Yo tampoco", responde la pícara de Nairobi, que decide obviar el detalle de que el padre potencial será el novio de su amiga. Acto seguido las cuatro se ponen ciegas y bailan como si estuvieran, efectivamente, en Ibiza. Bravas.

'La casa de papel'

Gandía desata a Nairobi y sale al pasillo. Mientras avanza hacia el vestíbulo, la banda le sigue con las armas apuntando al suelo. Un momento de máxima tensión, aunque nos vemos venir lo que va a ocurrir después de darnos tantas razones para querer que Nairobi sobreviva. El psicópata de Gandía suelta a Nairobi y le deja acercarse a sus compañeros. Pero entonces... "Mil leches. Te dije que te iba a matar". Y le dispara en la frente. La banda responde con gritos y disparos, pero nadie acierta porque Gandía también es Casper.

Mientras veía todo esto, Denver ha sacado una granada y le ha quitado la anilla. Sale corriendo detrás de Gandía y llega hasta el despacho del Gobernador justo a tiempo para lanzársela. ¿Le habrá acertado? Probablemente no, pero no lo sabremos hasta el siguiente episodio.

Pero antes, un descanso de la tensión para llorar a Nairobi. Mientras suena 'Delicate' de Damien Rice, una preciosa canción de 2002 que ya escuchamos en 'Perdidos', 'House' y 'The Affair' en los últimos 15 años. Pero que funciona, claro, para emocionarnos mientras la banda procesa la muerte de uno de ellos. Volvemos a ver a Nairobi en aquel flashback en el que aparecía sobre el cesped vestida de gala, y ahora entendemos por qué estaba tan arreglada. Si no con la lógica, sí con el corazón. En aquel momento, mientras preparaban el primer atraco, también vivían Oslo, y Moscú, y Berlín, y allí estaban todos juntos, para recordarnos qué hemos perdido por el camino.

'La casa de papel'

Resto de recaps

- 4x01, 'Game Over'

- 4x02, 'La boda de Berlín'

- 4x03, 'Lección de anatomía'

- 4x04, 'Suspiros de España'

- 4x05, '5 minutos después'

- 4x06, 'KO Técnico'

- 4x07, 'Tumbar la carpa'

- 4x08, 'Plan París'