å

CRÍTICA

'Rush': El podio del cine automovilístico

Ron Howard dirige la que es una de las películas sobre carreras de coches más completas, creíbles e interesantes. Chris Hemsworth y Daniel Brühl encarnan a James Hunt y Niki Lauda.

Por Carlos Manuel Hernández Fernández 17 de Septiembre 2013 | 10:01

Comparte:

Ver comentarios (3)

Si hablamos de una película de carreras, podemos igual sentirnos algo reacios al género, por mi parte con el recuerdo de 'Días de trueno', pero si colocamos en su cartel un nombre como es el de Ron Howard tras la cámara, con un reparto compuesto por Chris Hemsworth, Daniel Brühl y Olivia Wilde, poco puede fallar para encontrar una producción de calidad, que es más, consigue dar la sorpresa para todos aquellos que hayan visto el tráiler y no tengan ni idea de Fórmula 1: 'Rush' es tan buena película dentro como fuera de la pista de carreras.

'Rush'

Basada en una historia real, el largometraje gira en torno a la rivalidad entre los pilotos de Fórmula 1 Niki Lauda y James Hunt, dos de los conductores más destacados de los años 70 y cuya estela aún persiste en nuestros días. Con un argumento así, cualquiera podría pensar que nos encontramos con un filme que solo sabrán disfrutar completamente quienes conozcan del mundo del motor, pero nada más lejos de la realidad.

El papel de James Hunt lo hace un Chris Hemsworth al que alegra ver fuera de su rol de 'Thor', y siendo sinceros, encaja como anillo al dedo. No es solo la apariencia física del actor con Hunt, sino que las similitudes entre la vida real de su personaje y el momento de la carrera cinematográfica de Hemsworth parecen estar a la par. Es por ello que el actor interpreta con soltura, decisión y carácter un papel de playboy, mujeriego, competidor, orgulloso y prepotente piloto de Fórmula 1 al que consigue darle la carisma que merece. Es por ello que, en ocasiones, podríamos pensar que el actor está casi haciendo de si mismo, y pese a que pueda dar esa impresión, también hallamos un personaje lleno de matices, que engancha e interesa.

'Rush'

Ahora bien, Daniel Brühl merece ser nombrado como se hace cuando un piloto gana el Mundial de F1. El actor vuelve a demostrar su dominio de los idiomas, y aunque parezca una minucia, tan solo oírle hablar con el acento austríaco de Lauda (el actor es alemán, y ambos acentos difieren mucho) se nota lo mucho que ha trabajado su personaje. Ello se ve en pantalla, y Brühl consigue una de las interpretaciones más creíbles de su carrera, con momentos de una gran profundidad dramática (una simple escena de cómo intenta ponerse el casco de competición hace que uno se estremezca), hacen de su papel en el filme sea el más reseñable de entre sus compañeros. En definitiva, ver al actor en acción y todos los matices de su personaje, desde movimientos a presencia, manera de hablar y carisma, hacen que pueda hacer sombra a la figura imponente de Hemsworth, con un personaje que es su completa antítesis.

En cuanto a la dirección, hemos de aplaudir a Ron Howard por saber dar emoción a las dos facetas de la película: dentro y fuera de la pista. Y cuando nos referimos a "dentro" de la pista, es un término muy profundo: Howard convierte las carreras de Fórmula 1 en un sin fin de planos en un interminable número de lugares distintos, y convierte un deporte que puede parecer tan estático en televisión en un agresivo espectáculo de metal, rueda, pistones, gasolina y asfalto ardiendo.

El director no duda meter su cámara en los motores de los bólidos, detrás de los frenos, en el sudor de los pilotos... En definitiva, es un gustazo ver las secuencias de carreras por el sonido atronador, el despliegue de planos, y la tensión que logra crear con ellos. Si bien, y cómo he comentado al principio de la crítica, aunque esta parte del filme puede encantar a los fans del motor, fuera de la pista se cuenta una historia, y es para reseñar. Howard se mueve con maestría entre dos personajes muy diferentes, que necesitan un punto de enfoque diferente cada uno, y aún así, logra mostrar una historia que parece no tener un favorito, en la cual a lo largo del largometraje deja al espectador con una visión tan amplia y cercana de sus dos protagonistas, que no sabes cuál de los dos es el primer nombre del cartel.

Querida rivalidad

La película logra ser una gran pintura sobre todo lo que rodeaba la Formula 1 de los 70, pero para ver esta producción, hemos de recordar que no nos encontramos ante un documental. Es por ello que a lo largo del filme, que abarcará en su argumento varios años, habrán partes que serán menos reseñadas que otras, por lo que en ocasiones parece que algo que podía haber sido un momento para detenerse y mostrar al espectador una parte de su historia, ésta sea pasada por alto. A ello me refiero a que la cinta sigue un guión muy bien trabajado, pero que puede dejar algún vacío para aquellos que busquen saber más sobre las carreras de bólidos.

'Rush'

Y éste es también uno de los aciertos del largometraje, el mostrar una trama y unos personajes tan interesantes y potentes, que hacen que las carreras pasen casi a un segundo plano, y eso que como hemos señalado, son una delicia en medios. Fuera de la pista viviremos la angustia de los pilotos, la ambición, los sueños, el esfuerzo y sudor por conseguirlos, el trabajo y la fiesta... En total, una gran cantidad de situaciones variadas y vistas desde dos perspectivas muy diferentes si son a ojos de Lauda o Hunt, pero que al final deja un mensaje clave: el poder de la rivalidad como medio para superarse a uno mismo.

Es por ello que da gusto ver una obra de estas características en las carteleras, que sabemos que cuenta una historia de principio a fin, sin segundas partes o precuelas que puedan afear su conjunto, y logra trasladarnos a una historia real que resulta apasionante. En definitiva, nos encontramos con un filme muy bien ejecutado, con una banda sonora muy bien escogida, y donde las interpretaciones de sus protagonistas demuestran que, hacer un personaje de Marvel no tiene porqué ser el fin de tu carrera, y que aún queda hueco para actores que saben amar a su personaje y trabajarlo. Aquí da igual quién gane, es el espectador el que se lleva el premio.