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CRÍTICA

'Buenos principios': Episodios de un hombre de mediana edad

Yvan Attal protagoniza y dirige esta cínica y atractiva reflexión sobre la crisis de los cuarenta, el ego o la masculinidad tóxica con Charlotte Gainsbourg como "partenaire".

Por José Asensio Vizcaíno 15 de Noviembre 2019 | 09:20

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El actor Yvan Attal, conocido por su trabajo en filmes como 'El secreto de Anthony Zimmer' (filme que dio origen al desastroso remake de 'The Tourist'), dobla sus responsabilidades laborales encargándose de la dirección de la homónima adaptación de la novela de John Fante. Una cínica y honesta tragicomedia que reflexiona sobre las frustraciones que surgen en la mediana edad.

En una de las secuencias de 'Buenos principios', la editora le pregunta a Henri (Yvan Attal) cómo va su nueva novela; él no está inspirado desde hace tiempo y éste empieza a comentarle sobre los pocos alicientes que encuentra para inspirarse y su situación vital. La editora le responde que porqué no escribe sobre eso, sobre el aburrimiento y los pequeños detalles de la vida. Y en cierta forma la propia obra de Henri y evidentemente la propia novela de Fante toman forma desde ello: un honesto retrato de las frustraciones de la mediana edad y de un núcleo familiar que se rompe.

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Un núcleo al que llega Estúpido, un enorme perro que se encuentran en la calle y que acaba entrando en casa. Henri acabará encariñado del perro, como si fuera una extensión de él mismo y de su libertad perdida. Su mujer empieza a flaquear y se siente insatisfecha aunque ha empezado a recuperar sus estudios universitarios. A ello se añaden unos hijos que van separándose del nicho familiar. Cada uno con sus problemas; uno por perseguir sus ilusiones frustradas, otro porque su familia no confía en su exuberante novia y la más pequeña porque también está harta del ambiente en casa. En este ambiente, el matrimonio parece rebelarse contra esa frustración, cada uno por su lado.

La crisis es cambio

Yvan Attal acierta al ofrecer una aproximación íntima a su retrato de los personajes, en especial del propio Henri. Un escritor frustrado que sólo vio brillar una de sus novelas hace ya veinticinco años y que se encuentra en pleno periodo de balance sobre las chicas que no se ha tirado o los coches que no se ha comprado. A partir de ahí, sin ser el tema prioritario, Attal analiza la masculinidad tóxica más normalizada y cotidiana además del típico retrato de la crisis creativa, el ego y las frustraciones del escritor.

Pero en donde realmente brilla el filme es en su honestidad sobre las frustraciones de la mediana edad. La decepción sobre los hijos, los sueños de juventud frustrados y la rutina en la que cae el matrimonio; y encima sin caer en "buenismos" típicos de las dramedias americanas. Un rol en el que Estupido se emerge como el YO salvaje, la figura extensible del alma frustrada de Henri que realiza acciones que todos reprimimos como atacar a gente que nos resulta molesta o comportándose fuera de lo convencional.

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Una mirada sincera y honesta sobre la crisis de los cuarenta en ambos lados del matrimonio. Unos personajes que deben asumir la crisis y los cambios para tomarlo como una oportunidad, tanto creativa como vital, desde un espíritu gris y cínico al que se entregan de forma notable el propio Attal y la siempre fantástica Charlotte Gainsbourg. Su espíritu tragicómico y cínico ya la hacen brillar frente a productos similares. Una de las propuestas más atractivas que os encontraréis en la cartelera de esta semana.

Nota: 7

Lo mejor: Su mirada gris y cínica sobre las frustraciones a los cuarenta, el ego y la familia. Un producto más inteligente de lo que muestra su sencilla apariencia.

Lo peor: Su tono visual y factura no tiene el carácter suficiente, teniendo una puesta en escena bastante plana en líneas generales.