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CRÍTICA

'El vecino': No es un Superman, es un hombre muy sencillo que la quiere enamorar

La nueva serie de superhéroes de Netflix tiene sello español: Nacho Vigalondo dirige los dos primeros episodios de 'El vecino' con Quim Gutierrez y Clara Lago.

Por Luisa Nicolás 30 de Diciembre 2019 | 13:54

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Para Martin Scorsese "Marvel no es cine", Ford Coppola las llama "despreciables", Ken Loach dice que son un "ejercicio cínico y Jennifer Aniston opina que "devalúan el séptimo arte. Y lo mismo no es ni tanto ni tan poco. Estos comentarios, algo carcas en esencia, han sentado fatal a los y las seguidoras de Los Vengadores y compañía, pero es innegable que lo que empezó siendo la fiebre de los superhéroes ha hecho metástasis y ha terminado infectando las carteleras casi de manera perenne y la televisión y plataformas de streaming cada temporada. Todo el mundo quiere triunfar con su propio superhéroe y cada nuevo proyecto promete ser un producto fresco y novedoso, ¿es eso posible a estas alturas?

Netflix no se está subiendo ahora al tren de los superpoderes ni mucho menos, más bien es el maquinista, porque entre 'Daredevil', 'Luke Cage', 'Jessica Jones', 'The Umbrella Academy', 'Agentes de SHIELD', 'The Punisher' o 'Gotham' casi la podemos considerar La Mansión X de las series con poderes. ¿Pero qué le faltaba entre tanta heroicidad y épica? Al parecer una comedia de un superhéroe desastroso y encantador, hueco que espera ocupar 'El vecino', la nueva serie española de la plataforma basada en los comics de Santiago García y Pepo Pérez.

'El vecino'

La serie, creada por Miguel Esteban y Raúl Navarro, responsables de otra comedia costumbrista como 'El Fin de la Comedia', se centra en la vida de Javier, un joven caradura y poco fiable al que un extraterrestre (Jorge Sanz) cede sus poderes sobrenaturales antes de morir convirtiéndole en Titán. No sabe volar, ni pelear, ni está preparado para hacer el bien, además tampoco sus nuevas habilidades parecen de mucha ayuda para recuperar a su (ex)novia Lola (Clara Lago). Por suerte conocerá a José Ramón (Adrián Pino), su vecino, que como buen friki de pueblo que llega a la ciudad para estudiar oposiciones, le enseñará a controlar sus poderes y proteger su identidad. El cómic en el que se basa la serie tenía una premisa muy interesante: mostrar solo la vida cotidiana del superhéroe, lo que ocurre en casa, antes y después de vencer a los villanos, por lo que, y aunque la producción de Netflix difiere mucho del material original, no debemos esperar grandes escenas de lucha o altos vuelos. 'El vecino' hace de lo común y lo mundano su único motor, convirtiendo lo cotidiano en entretenimiento, una comedia reflejo de su tiempo y su nacionalidad, una comedia millennial y muy castiza.

Antes de su estreno la prensa solo ha podido ver los dos primeros episodios, dirigidos ambos por Nacho Vigalondo, que, aunque pasa el testigo a otros directores y directoras para el resto de capítulos, ha sentado la estética y el tono de toda la serie. Un tono de comedia ágil y desenfadado, pero demasiado teatral e impostado, donde los chistes están tan marcados y son tan exagerados que casi hay espacio para risas enlatadas, lo que choca bastante con sus intenciones naturalistas. Javier repite el arquetipo tan patrio del granuja desgraciado pero a la vez tierno y encantador que lleva encarnando Quim Gutiérrez desde el principio de su carrera. Quim Gutiérrez vuelve a hacer de Quim Gutiérrez, ahora con máscara y traje de superhéroe.

Quim Gutierrez en 'El Vecino'

Nuevos personajes, nueva generación

Quizá una de las licencias más grandes que la serie se toma con respecto al cómic sea el tratamiento de sus personajes femeninos. Da mucho más protagonismo a Lola, el interés amoroso del protagonista, y la convierte en una periodista en guerra contra la dictadura de las redes sociales y la popularidad de los likes. Javier prefiere reconquistar su amor que luchar contra el mal, pero ella tiene cosas mejores que hacer.

Además, la ficción incorpora el personaje de Julia (Catalina Sopelana), compañera de piso de José Ramón, para crear un tándem femenino en contraposición al masculino formado por Gutiérrez y Pino. Entre los cuatro representan las varias caras de una generación perdida, esa que cerca de los 30 sigue sin establecerse, luchando con trabajos precarios y aspiraciones mediocres.

Clara Lago y Catalina Sopelana en 'El Vecino'

Con solo dos episodios, que encima son excesivamente introductorios, es difícil anticipar si la serie se atreverá a ser, además de entretenimiento ligero, auténtica crítica a los enemigos y villanos de nuestra sociedad actual, como se comienza a pincelar en la subtrama de las casas de apuestas al final del segundo capítulo.

Ni su premisa ni su enfoque son precisamente originales o rompedores, 'Superlópez' ya aprovechó los clichés de los superhéroes para su torpe y vulgar protagonista y tanto sus chistes como las dinámicas entre los personajes, especialmente en el romance de Javier y Lola, siguen patrones muy trillados de situaciones de enredos. 'El vecino' no tiene una personalidad propia que le haga si quiera destacar sobre otras comedias fútiles, pero es innegable que tanto por la química entre sus actores y actrices como su corta duración y su pretendido humor de nicho generacional la convierten en un entretenimiento ideal para el binge watching (hacerse una maratón de toda la vida), al que hay poco que reprochar porque sus pretensiones, como las de sus personajes, son bastante bajas. Humor costumbrista con un toque quinqui para todos los públicos, que ni Titán está para salvar el mundo ni 'El vecino' para reinventar el género.

Todos los episodios están disponibles en Netflix desde el 31 de diciembre.

Nota: 6

Lo mejor: Es un buen reflejo generacional, los capítulos son cortos y no se hace pesada. Su banda sonora.

Lo peor: Su mezcla de humor casi teatral, un poco slapstick entre la comedia satírica y de enredos está ya anticuado.

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