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CRÍTICA

'Las Brujas (de Roald Dahl)': Witches just wanna have fun

Robert Zemeckis vuelve a adaptar este clásico infantil de 1983 con guion del propio Zemeckis, Kenya Barris y Guillermo del Toro.

Por Luisa Nicolás 30 de Octubre 2020 | 09:00

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Robert Zemeckis director de películas tan memorables como 'Regreso al Futuro', 'Forrest Gump'o 'Contact', vuelve a llevar a la gran pantalla la novela infantil y fantástica de 1983 'Las Brujas (de Roald Dahl)', que ya tuvo una primera adaptación en 1990 con Anjelica Huston. Treinta años después, Zemeckis, con un guion firmado por él mismo, Guillermo del Toro y Kenya Barris, ha querido ser un poco más fiel a la obra original de Dahl de lo que fue Nicolas Roeg, pero cambiando la atmósfera siniestra e inquietante de aquella por una aventura colorista y desenfadada.

Trasladándonos desde la costa inglesa de Bournemouth a la Alabama norteamericana de finales de los 60, 'Las brujas' nos cuenta la historia de un niño huérfano que descubre que en el hotel donde se hospeda con su abuela hay una convención de brujas que planean acabar con todos los niños y niñas del mundo convirtiéndolos en ratones. A simple vista las brujas parecen mujeres normales, pero en lugar de manos tienen garras, carecen de dedos en los pies, son completamente calvas y sus fosas nasales son especialmente grandes para poder husmear a los mocosos desprevenidos que anden cerca y que para ellas huelen a excrementos. Además, en esta nueva versión cinematográfica y aprovechando los efectos especiales que a estas alturas Zemeckis y su equipo controlan tan bien, también tienen bocas enormes cuyas comisuras llegan hasta las orejas y pueden estirar y retorcer sus extremidades.

'Las Brujas (de Roald Dahl)'

A diferencia de algunos directores y directoras que se especializan, Zemeckis se ha pasado toda su carrera saltando entre géneros con títulos que van del drama, a la aventura, la ciencia ficción, la acción y también el cine infantil, donde encontramos desde la cursi 'Polar Express' a la maliciosa '¿Quién engañó a Roger Rabbit?'. Ahora vuelve a mirar al público más joven con la esperanza de provocarles un par de buenas pesadillas, pero con tacto, mucho tacto, alejándose del terror más puro y caricaturizando incluso los pasajes más turbadores, como puede ser que una bruja te convierta en una gallina a ver si tus padres te meten al horno. La idea da canguelo, pero por lo visto también puede ser divertida, porque parece que los niños de hoy en día no pueden manejar el miedo como antes, o quizá simplemente no les damos la oportunidad edulcorando todas sus películas y dibujos animados (ni los 'Looney Tunes' son lo que eran, y no lo digo por las armas de fuego).

Lo cierto es que esta versión de 'Las brujas' es desconcertantemente turbia en algunas escenas para el público infantil, y no lo suficientemente madura para los adultos. Es tierra de nadie, una de cal y otra de arena, cada momento de tensión se alivia con una broma y va de lo escalofriante a lo estrafalario sin decidir qué emociones quiere transmitir, miedo o empoderamiento. Durante mucho tiempo, los cuentos infantiles eran útiles para, además de entretener, avisar a los niños y las niñas de los peligros reales de su mundo a través de metáforas: no te vayas con desconocidos, no aceptes caramelos de extraños, no te alejes de tus padres. Al elegir la aventura más alocada y desenfadada como tono narrativo, la posibilidad real de morir ni siquiera es parte de la conversación desperdiciando la oportunidad de contar algo más, de generar ese desasosiego que nos hacía pensar y nos volvía, en el fondo, más valientes. Incluso el final, mucho más fiel al original que el de la película de los 90, tan desolador, extraño y lleno de tristeza en su esencia, está dulcificado y caricaturizado hasta diluir por completo sus matices más oscuros. Con lo bien que lo hizo en 'Roger Rabbit'...

'Las Brujas (de Roald Dahl)'

Además del emplazamiento, 'Las Brujas (de Roald Dahl)' tiene un cambio muy significativo con respecto a la novela, poniendo al frente de la historia a dos personajes negros: el niño y su abuela, interpretados por Octavia Spencer y el debutante Jahzir Bruno. Se introduce así, aunque de manera superficial, el conflicto racial tan real, aterrador y de actualidad, influencia probablemente de uno de sus guionistas, Barris, responsable de la franquicia televisiva de 'Black-ish'. Además, y según la película, las brujas prefieren atacar a los niños y las niñas más desfavorecidos, entre ellos evidentemente la población negra, acercando la amenaza un poco más a la realidad de nuestro mundo capitalista. Esta capa de crítica social es una de las pocas actualizaciones con un sentido narrativo sobre el texto original, que desafortunadamente se queda solo en buenas intenciones y se descarta en la primera parte de la película para dar paso a la aventura.

Witches just wanna have fun

Anne Hathaway toma el relevo de Hudson como la Gran Bruja Suprema y la persona que con diferencia mejor se lo pasa toda la película. Hathaway no emula su elegancia y solemnidad, todo un acierto, porque estamos probablemente ante la interpretación más delirantemente loca y excéntrica de su carrera. Donde Hudson y su careta eran una cosa grotesca (los efectos prácticos creados por Jim Henson), el maquillaje se cambia por CGI y Hathaway se divierte casi como si fuese ella misma un personaje animado. Muy buena química por cierto la que maneja con Stanley Tucci, nada que ver con lo mal que funciona junto a Spencer. Estos efectos especiales que transforman a las mujeres en auténticas brujas y a los niños en ratones son muy efectivos a la hora de generar la acción en los set pieces. Se nota la mano en la producción de Zemeckis, del Toro (que iba a dirigirla en stop-motion), Alfonso Cuarón y Michael Siegel.

'Las Brujas (de Roald Dahl)'

Al final, una no puede evitar preguntarse por qué el director pensó que era necesario volver a contar esta historia sin aportar ni si quiera una perspectiva más actual. Es una mejor adaptación, pero no una mejor película, más entretenida donde la otra daba miedo, pero con menos magia y corazón. 'Las brujas (de Roald Dahl)' es un poco decepcionante por todo lo que podría haber sido y no fue, sí, pero lo que no se puede negar es que es un buen plan familiar para este Halloween que nos hemos quedado sin fiesta ni disfraces, pero ojalá no nos queremos sin cultura, especialmente cuando el Ministerio de Sanidad ha confirmado que no ha habido ni un solo brote de COVID-19 en cines desde que volvieron a abrir.

Nota: 5

Lo mejor: Anne Hathaway se lo pasa genial.

Lo peor: Demasiado infantil para un público adulto, quizá demasiado retorcida en algunas escenas para un público infantil.

Por cierto, un repaso a otras adaptaciones de Roald Dahl que no os debéis perder (y que quizá ni siquiera sabías que eran del autor): 'Fantástico Sr. Fox' de Wes Anderson; 'Matilda', dirigida por Danny DeVito; 'James y el melocotón gigante' de Henry Selick, 'Mi amigo el gigante' de Steven Spielberg y 'Charlie y la fábrica de chocolate' (aunque casi mejor la versión Gene Wilder que la de Tim Burton).