Las 15 injusticias más sonadas en la Historia de los Oscar

Ni 'Luces de la ciudad', ni 'La naranja mecánica', ni 'Psicosis'. Ni 'Candilejas', ni 'Barry Lyndon', ni 'Rebeca'. Seis películas que han pasado a la Historia del cine por la puerta grande, que siguen siendo referentes en las escuelas y que sacan las vergüenzas de la Academia de Hollywood. De sus directores, tres estandartes de la industria en tres épocas distintas, no hace falta hablar. Simplemente dejar claro que sólo por no premiar a alguno de ellos, y por mucho que nos quieran convencer de que avanzan al ritmo del mundo y son considerados, todo el sistema se desmorona por completo. Ah, y da exactamente igual cuándo y cómo leas esto.

El Oscar de 'Chicago' es, a buen seguro, la comidilla de todas las injusticias que se han cometido en la entrega de premios hollywoodienses. Le tocó competir con 'El Pianista' de Roman Polanski y consiguió vencer contra pronóstico. La de Rob Marshall es un espectáculo tedioso y un poco tontorrón, llevado con pinzas de Broadway a las salas de cine y muy bien hablado en los círculos de académicos más integradores. El Holocausto era demasiado triste y las chicas de 'The Hours' demasiado ambiciosas. Por qué no, quedémonos con el clasicismo de dos despampanantes asesinas y embaucadoras.

Cuéntale a cualquiera que pase por la calle que El Bardo (por excelencia) ganó la II Guerra Mundial. Te mirará raro, porque es mentira. Bueno, parcialmente. Para la Academia de Hollywood, el trabajo de Marc Norman, Tom Stoppard y John Madden sobre la historia de Lady Viola, la musa de William Shakespeare, en clave de comedia, merece más aplausos y vítores que la salvación del soldado Ryan o los límites de la guerra, marcados estos por una finísima línea roja. De locos.

Ganó su primer Oscar con 88 años y una de sus composiciones menos brillantes. Dos lustros antes, la Academia le entregó la estatuilla honorífica casi por compasión, por política pura y dura. El genio italiano debería estar bañado en oro del que reparten sólo en Los Ángeles, pero por razones que desconocemos sin miedo a comentarlo, disfrutarán más sus nietos del reconocimiento que él. Menos mal que lo que verdaderamente importa es el legado que nos ha dejado y no la valoración de un puñado de trajeados con pelo blanco. Amén, Ennio.

Nominado 14 veces y en ninguna de ellas subió al escenario para levantar el Oscar que le deben. Bajo su talento para el encuadre, la luminancia y la composición de imágenes descansan obras maestras como 'Cadena perpetua', 'Fargo', 'Sicario' o 'Kundun'. Casi nada. ¿Llegará a la 15ª, con un trabajo excepcional como el que lleva a cabo en 'Blade Runner 2049'? Veremos si los académicos quieren rizar un rizo que hace ya tiempo que llegó a su umbral de giro.

James Cameron es una bestia del negocio cinematográfico y, por extensión, uno de los niños mimados de Hollywood. Todos de acuerdo. Lo que no fue de recibo, por mucho que 'Titanic' marcase la época de los 90 como una de las producciones más deslumbrantes de la década, es que Will Hunting no juntase la estatuilla del guión -escrito por dos jóvenes talentos como Matt Damon y Ben Affleck- con la de la dirección de Gus Van Sant. Ya llevaba 10 galardones, académicos. 10 habrían sido igualmente suficientes para impulsarla al Olimpo del séptimo arte. Jamás os lo perdonaremos.

Cuando el que está en mitad del debate es John Ford, siempre es complicado decantar la balanza hacia el otro lado. No obstante, el tiempo ha puesto al director en su merecido lugar (en lo más alto de la dirección cinematográfica) y también a la obra más representativa de Orson Welles. Aquella que cambió por completo la forma de hacer cine, de innovar en el diseño de producción, de reinventar la rueda de los encuadres, el sonido y la iluminación. Por ello, y porque está considerada como una de las películas más grandes de todos los tiempos, creemos que el no galardón de 'Ciudadano Kane' en favor de una joya como 'Qué verde era mi valle' es una de las injusticias más polémicas de la Historia de los Oscar.

Recién lloradas sus lágrimas por el César Honorífico que le entregó el 2 de marzo Pedro Almodóvar, la actriz española más prolífica de Hollywood puso un precioso broche a su carrera, que todavía está lejos de terminar. Sin embargo, el Oscar que le colocó en el mapa debería haber sido para otra de las nominadas aquel maravilloso 2009. Aquí nadie discute el talento de Penélope Cruz, pero si bien es cierto que en 'Vicky Cristina Barcelona' transmite todo lo que tiene que transmitir, también lo es que, tanto Amy Adams como Viola Davis, ejecutan un ejercicio interpretativo de alta gama en 'La duda'. Eres grande, Pe, pero sintiéndolo mucho, ese Oscar debería haber sido para una de las dos actrices dirigidas por John Patrick Shanley.

Vamos a ver, Christopher Nolan es un superdotado. Indiscutible. ¿Que explica ciertos matices de sus películas con demasiado ahínco? Quizás. ¿Que no por ello es peor director? Seguro. Porque una cosa es ser un narrador literario, y otra muy distinta configurar toda la ingeniería cinematográfica de una historia desde cero. Nolan hace cine especial. A menudo ocurre en la industria y sus distintos afluentes, cauces y meandros, que resulta incomprensible la tirria que generan algunos cineastas en críticos y académicos. El director de barbaridades como la trilogía buena de Batman, 'Interstellar', 'Origen', 'Memento' o 'Following' ha conseguido en 2018 su primera nominación a Mejor Director por ese ejercicio de cine químicamente puro que es 'Dunkerque'. Esto es como si, en una analogía deportiva un poco rara, a Andrés Iniesta jamás le nominasen a un Balón de Oro en un universo donde Leo Messi y Cristiano Ronaldo no existiesen. Una negligencia.

Pues, lector, ¿tú qué crees? Aquí somos muy y mucho, como M. Rajoy, de 'La La Land'. La confusión de Faye Dunaway y Warren Beatty no sorprendió a nadie porque todo el mundo lo veía a venir y, además, lo celebró con champán, fuet y colines de Hacendado. Cuando Jordan Horowitz enseñó la tarjeta en la que ponía "Best Picture: 'Moonlight" negro sobre blanco, todos (hasta el mismísimo Ryan Gosling) nos reímos de la situación con un puñal en el corazón. La injusticia de 2017.

Bueno, bueno, 1996, contigo queríamos hablar. Seguramente este sea el año más lamentable de la Academia de Hollywood y sus dichosos premios dorados. No sólo por que 'Braveheart' ganase el Oscar a Mejor Película, sino porque entre las nominadas estuvo 'Babe, el cerdito valiente'. Sí, el mismo año de 'Seven', 'Sospechosos habituales' o '12 monos', un cerdo parlanchín tocó el cielo con los dedos. Había alternativas, ya no para alzar el galardón, pero sí al menos para aportarle un poquito más de enjundia a la ceremonia, al lavado de cara, al dinero blanco sobre negro. Ah, por cierto, que su director, Chris Noonan, estuvo nominado en su categoría. Para mear y no echar gota, académicos.

Si te hablamos de que László Löwenstein es lógico que, a primera vista, no sepas de quién se trata. Pues debe ser que a la Academia le ocurrió lo mismo durante los años que el conocido artísticamente como Peter Lorre estuvo en activo haciendo proyectos como 'M, el vampiro de Düsseldorf' o 'La máscara de fuego'. Pasaron de él de una forma vergonzosa, pues ni siquiera estuvo nominado a la estatuilla. No obstante, allá donde estés, nosotros sabemos que tu nombre es László y que te mereces, al menos, un Oscar en tu museo. Ah, y que te queremos.

Uno de los debates más sonados en los círculos del séptimo arte. En 1995, ¿'Pulp Fiction', 'Forrest Gump' o 'Cadena perpetua'? Las tres son obras maestras, pero sólo una fue capaz de cambiar el ritmo del largometraje, alterarlo, pegarnos un par de bofetadas por el camino y que la reacción de crítica, público y extraterrestres fuese unánime: La de Quentin Tarantino es una de las mejores películas de la Historia. El Oscar fue a parar a las manos de Robert Zemeckis y su querido Eric Roth, cuando debería haber impulsado a la película protagonizada por Uma Thurman, Bruce Willis y cía. al lugar donde descansa Don Vito, Barry Lyndon y Joseph L. Mankiewicz. Nos gusta todo de 1995, pero la Academia le debe una a Mia Wallace.

Película y director se llevó 'Bailando con lobos', el debut de Kev tras las cámaras. Este western fronterizo, como lo definen en todas partes, aplica la épica al romance, la sensibilidad a la batalla y lo marida todo con fogonazos de lirismo y profundas reflexiones pseudo-poéticas. Gusta la Historia en la Academia de Hollywood, gusta el tufillo patriotero y también gusta que un tipo como Costner haga películas del oeste que transmitan, entretengan y mantengan el espíritu de los 60. Que ganase la película frente a 'Uno de los nuestros' pues, bueno, se puede tolerar. Pero que The Cost ganase el premio a Mejor Director estando ahí estandartes del cine como Francis Ford Coppola o Martin Scorsese, duele en el alma. ¿A dónde pensabais ir, queridos ministros del séptimo arte? Todo se fue al garete por erigir en jefe a John J. Dunbar.

Ey, ¿sabías que, en 1988, Cher le ganó el Oscar como Mejor Actriz a Glenn Close, por su papel en 'Hechizo de luna'?

Ey, ¿sabías que, en 1998, Roberto Begnini le ganó el Oscar como Mejor Actor a Tom Hanks, por su papel en 'La vida es bella'?

¿No?

Pues ya tienes un motivo para rasgarte las vestiduras. Ya te avisamos de que, por mucho que quisieses aguantar, al final ibas a terminar rabiando por dentro.

Sí, Cher.