En 2015, la realizadora Lara Izagirre debutó con su ópera prima, 'Un otoño sin Berlín'. El filme demostró la habilidad de la directora y guionista por crear joyas de lo cotidiano, con protagonistas que crecen con experiencias del día a día, con una fortaleza especialmente admirable en sus personajes femeninos. Seis años después, la cineasta vuelve a salas comerciales con su segundo filme, 'Nora', mostrado en el Zinemira del pasado 68 Festival de San Sebastián.
En 'Un otoño sin Berlín', Izagirre relató una historia de emancipación poliédrica, en la que su protagonista, June (Irene Escolar), tomaba la drástica decisión de cortar con una relación que estaba tornándose en un vínculo ambivalente, pues ella buscaba mirar hacia delante, mientras que su pareja, Diego (Tamar Novas) es incapaz de salir de su reclusión social y mental. En el caso de 'Nora', la cineasta, quien también firma el guion, lleva ese impedimento a su protagonista femenina, creando un relato diferente al de su primer largometraje.
Esta Nora está atrapada en un situación social que le ha marcado como la cuidadora, aquella que ha sacrificado su juventud para cuidar de su abuelo mientras sus padres viven una segunda luna de miel; aquella que empeña su propio tiempo para que su mejor amiga pueda conciliar su trabajo y su vida como madre; aquella que no pudo afrontar la madurez en una relación seria y dejó a un novio que deseaba formar una familia; aquella que se ha acostumbrado a trabajos precarios para sobrevivir pues le han cortado las alas para ambicionar a algo más.
Un relato amable y cercano del proceso de autodescubrimiento de una joven contemporánea
En cierta forma, esta Nora representa a una nueva generación de treintañeros, los millennials, con el añadido de hacerlo con una perspectiva femenina. El círculo vicioso se rompe cuando uno de los elementos que atrapaba su vida sale. Es, precisamente, con la muerte del abuelo, cuando la joven tiene la oportunidad de reconstruir su propia vida. Es ahí donde Izagirre muestra esa delicadeza y mimo que mostró en 'Un otoño sin Berlín', aunque con un tono más amable y ligero, lo que convierte a 'Nora' es una estupenda road movie de autodescubrimiento a los 30.
Y en ese viaje de emancipación, brilla Ane Pikaza, actriz que defiende muy bien las inseguridades y la incertidumbre de su protagonista. Parece la contrarrespuesta luminosa a Escolar, recordando también a la fresca interpretación de Candela Peña en la estupenda 'La boda de Rosa', otro relato femenino de independencia y autonomía que conquistó a crítica y público.
'Nora' es un filme que muestra que la nueva oleada de mujeres cineastas continúa trayendo soplos de aire fresco a la cinematografía española. Una experiencia de esas que provoca pasar un momento agradable en la gran pantalla, que recuerda que esas películas que buscan el equilibrio entre lo comercial y lo autoral son posibles y que reivindican su lugar en la taquilla.
Nota: 7
Lo mejor: La luminosidad que tiene el papel de Ane Pikaza, maravilloso descubrimiento como protagonista.
Lo peor: Su desenlace es algo convencional, se hubiera agradecido que Izagirre arriesgase un poco más.
