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CRÍTICA

'Trolls 3: Todos juntos' no escatima en diversión y purpurina, aunque ande algo falta de ideas

La exitosa saga animada de DreamWorks vuelve con una tercera aventura animada llena de música y color que, en esta ocasión, centra su historia en la familia y rinde un divertido homenaje a las boy bands.

Pedro J. García
Por Pedro J. García Más 27 de Octubre 2023 | 10:45
Redactor y crítico pop. Me apasiona la animación y veo series por encima de mis posibilidades.

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Uno de los divertidos números musicales de 'Trolls 3: Todos juntos'
Uno de los divertidos números musicales de 'Trolls 3: Todos juntos' (Universal Pictures)

El éxito de 'Trolls' en 2016 dio comienzo a una de las sagas animadas más ubicuas y prolíficas del DreamWorks reciente. La propiedad, que reinventa al mítico muñeco Troll creado por el danés Thomas Dam, ha seguido creciendo desde entonces con una secuela, 'Trolls 2: Gira mundial', varias series de televisión y especiales, y por supuesto, una avalancha de merchandising. Ahora, las aventuras de Poppy y Branch continúan con una tercera entrega en cines, 'Trolls 2: Gira mundial', con la que la divertida saga lanza un mensaje familiar a ritmo de boy band.

En esta tercera película, Poppy y Branch son por fin pareja oficial después de dos entregas coqueteando con la idea de estar juntos como algo más que amigos. Los Trolls y los Bergens viven en armonía y se preparan para la boda de Bridget y Gristle Jr., pero la ceremonia es interrumpida por John Dory, uno de los hermanos perdidos de Branch.

'Trolls 3: Todos juntos'

Su llegada destapa el pasado de Branch, que formó parte junto a John y sus otros tres hermanos de la boy band BroZone. Poppy, Branch y John Dory se embarcan en una peligrosa aventura para reunir a los miembros de BroZone y rescatar a otro de los hermanos, Floyd, de las garras de un dúo de maléficas estrellas del pop que están consumiendo su energía y talento para triunfar en el mundo de la música. En el camino, además, Poppy descubrirá su propio pasado escondido.

'Trolls 3: Todos juntos' se reafirma en su cóctel de diversión desenfadada, espíritu musical y energía hiperactiva con otra entrega diseñada para que el público infantil no quite la mirada de la pantalla durante una hora y media. Si algo caracteriza a 'Trolls' es ese ritmo endiablado que no deja margen al aburrimiento y lanza al espectador un continuo sobreestímulo sensorial. Acción, números musicales y una abrumadora explosión de psicodelia y color que ha llevado a muchos a bromear comparándola con una experiencia psicotrópica (la propia película hace algún que otro atrevido chiste sobre el tema, como guiño cómplice para el público adulto).

'Trolls 3: Todos juntos'

Tras la ambiciosa trama de 'Trolls 2: Gira Mundial', esta tercera entrega rebaja un poco la escala para rendir homenaje al fenómeno de las bandas de chicos, como guiño a Justin Timberlake, que pone voz en inglés a Branch y, además, es productor musical de la saga. La película orquesta una reunión nostálgica que sirve como reflejo de la cultura pop actual, tan empeñada en rescatar las glorias del pasado, y que resulta en un reencuentro real entre Timberlake y el resto de miembros de NSYNC, con los que canta por primera vez en veinte años para la película. Su reencuentro y todas las referencias al mundo de las boy bands son una gozada.

'Trolls 3: Todos juntos' reescribe el pasado de la saga con una buena dosis de continuidad retroactiva, dejando que Poppy ceda el foco a Branch para completar los huecos de su historia. Ahora bien, aunque Poppy pierda protagonismo, la película le dedica una trama paralela en la que se descubre que ella también tiene una hermana perdida (técnicamente no es spoiler, está en los tráilers). Sin embargo, su retcon está incluso más cogido con pinzas y, si nos ponemos un poco tiquismiquis, cuesta darle lógica.

Velvet y Veneer

En la expansión de la saga que realiza esta nueva entrega hay grandes aciertos. Por ejemplo, el viaje para reunir a los hermanos de Branch es una gran oportunidad para ampliar los horizontes del universo Troll y dar a conocer nuevos territorios, así como especies que no habíamos visto hasta ahora, todos tan cuquis y estrafalarios como los que ya conocíamos. Sin ir más lejos, los villanos, Velvet y Veneer, inspirados en las divas de los 90 y físicamente parecidos a las muñecas estilo Betty Spaghetty (con toque retro cartoon). Su dinámica tóxica es quizá lo más interesante de la película y que sean simplemente dos niños malcriados y ambiciosos sin un trauma que justifique sus acciones resulta refrescante.

Eso sí, que esta entrega introduzca un puñado de nuevos personajes que diversifican la fauna del Trollverso, juega en detrimento de los habituales de la saga, con los que parece que la película no sabe muy bien qué hacer. De hecho, si en las anteriores había una mayor sensación coral, en esta se deja de lado a casi todos los secundarios originales, que aparecen brevemente para hacer el chiste de turno, pero poco más. Solo Mini Diamante se une a la aventura, en un claro intento de explotar a uno de los personajes revelación de la segunda parte para hacer la gracia, sin mayor intención de desarrollarlo como personaje. Como a la hermana de Poppy, Viva, cuya historia aporta algo interesante (el trauma y cómo construimos muros para protegernos de él), aunque no lo termina de explorar realmente (tal vez en la cuarta).

Poppy y Viva

No se puede negar que la película compensa un guion menos elaborado e ingenioso con grandes dosis de energía, humor y ese contagioso espíritu excéntrico que hace tan especial -y gloriosamente extraña- a la saga. Pero quizá 'Trolls 3' se conforma demasiado con repetir su fórmula del éxito sin mayor objetivo que continuar su éxito comercial.

'Trolls' es (o era) mejor de lo que parece

Aunque las dos anteriores películas nunca fueron consideradas a la altura de otras propuestas animadas más prestigiosas y es fácil subestimarlas por su naturaleza tontorrona e infantil, lo cierto es que 'Trolls' siempre ha sido una saga rebosante de ideas y puntazos, más inteligente e ingeniosa de lo que pudiera parecer a primera vista. La primera triunfaba construyendo un universo con personalidad propia, mientras que la segunda hacía un completísimo recorrido por la historia y evolución de la música pop, tocando temas como la apropiación o la rivalidad entre géneros de forma bastante sorprendente. Sin embargo, esa ambición ha desaparecido en 'Todos juntos', que se conforma con simplemente darnos lo que se espera de ella.

Claro que, según se mire, lo que se espera de ella puede ser más que suficiente para pasar un rato divertido en el cine. La fiesta continúa y la película no escasea en ingredientes que la han convertido en una de las favoritas de los niños y las niñas. Los números musicales son estupendos (aunque las canciones originales no resulten tan memorables como 'Me levantaré' o 'Can't Stop the Feeling'), visualmente sigue siendo un festín de color y texturas y no ha perdido su alocado sentido del humor. Tampoco faltan los guiños solo para el público adulto, al que también invita a disfrutar sin complejos, apelando así a los espectadores de todas las edades. Vamos, que sigue cumpliendo, y aunque el chicle empiece a estirarse demasiado y la inspiración dé paso a la inercia, al menos todavía sabe a buen rollo.

6
Lo mejor: Su extraño y desenfadado sentido de la comedia sigue intacto. Su celebración de la música, la amistad y la familia con sus imperfecciones. Cómo sigue expandiendo su universo.
Lo peor: La saga se desgasta y su ingenio se resiente. El doblaje a lo 'Will y Grace' o 'Sabrina, cosas de brujas', con referencias a Estopa, C. Tangana o Taburete.