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CRÍTICA

'El menú': Ácida y acertada crítica al esnobismo gastronómico

Anya Taylor-Joy y Nicholas Hoult protagonizan 'El menú', un imprevisible thriller gastronómico que ataca a las élites esnob.

Carlos González Manzano
Por Carlos González Manzano Más 2 de Diciembre 2022 | 09:05
Periodista crepuscular que vive en las viñetas de Tintín, los mundos de Tolkien y las películas de Ghibli

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'El menú': Ácida y acertada crítica al esnobismo gastronómico

Desde siempre, la cocina ha sido un escenario propicio para la construcción de historias, ya sea en los bajos fondos de una atestada ciudad o en exclusivos establecimientos reservados a crème de la crème. Puede que el máximo exponente sea 'Ratatouille', ese pilar fundamental de Pixar donde rata y hombre se alían en un restaurante parisino para cumplir sus sueños, pero en los últimos años hemos tenido un auge de películas que utilizaban la gastronomía como elemento vehicular para estresarnos, emocionarnos o hacernos reír. Ahí está la adrenalínica 'Hierve', con hora y media de plano secuencia sin cortar, o el fenómeno del 2022, 'The Bear', la serie de Disney+ que está conquistando a medio mundo; sin olvidarnos de la perspectiva cómica que ofrecen la '#Chef' de Jon Favreau, las últimas comedias francesas 'En su Punto' y 'La brigada de la cocina' o, en clave nacional, la recientísima 'La vida padre', protagonizada por el dúo Karra Elejalde-Enric Auquer.

'El menú'

'El menú' surge de la necesidad de llenar el espacio que ha dejado el género culinario en favor de la comedia o el drama. Y el encargado de filmarlo ha sido Mark Mylod. Puede que su nombre no resuene en los oídos del público como una feroz llamada para acudir a las salas de cine, pero quizá habría que replanteárselo si se tiene en cuenta que ha dirigido una buena cantidad de capítulos de series de auténtico éxito como son 'Juego de Tronos', 'Succession', 'Shameless', 'El séquito' o 'The Affair'. En cambio, y a diferencia de su dilatada y exitosa carrera en televisión, sus largometrajes no han gozado de tanto éxito. Y eso que su primera película, por la que se dio a conocer, es la tan mencionada 'Ali G anda suelto', que ha tenido una segunda vida gracias a los memes y el eco de las redes sociales. La dos siguientes, 'Un golpe de suerte' y 'Dime con cuántos' solo acentúan una tibia carrera cinematográfica que pretende cambiar con 'El menú'. Y vaya si lo hace.

La trama sigue la historia de Margot (Anya Taylor-Joy), una joven que no comparte la admiración por el afamado chef Slowik (Ralph Fiennes) que sí tiene su nuevo novio, Tyler (Nicholas Hoult). La pareja formará parte de un exclusivo grupo de comensales que disfrutará de las delicias del restaurante de Slowik, uno de los destinos más exclusivos del mundo perdido en una remota isla. A la cabeza del equipo de cocineros del chef se encuentra la implacable Elsa (Hong Chau), que se encargará de guiar a los clientes y organizar todo al gusto del jefe. Los invitados representan todos los estratos de la sociedad, desde la periodista Lillian (Janet McTeer) y su editor Ted (Paul Adelstein) a la vieja gloria de la interpretación que encarna John Leguizamo, pasando por parejas y grupos de amigos que esperan pasar una carísima pero agradable velada. No es para menos teniendo en cuenta que el plato cuesta 1.200 euros. Sin embargo, la cosa irá por otros derroteros mucho más oscuros que el chef tiene preparados para todos sus invitados. Incluida Margot, que no estaba en la lista.

Una 'Midsommar' culinaria

Aunque el propio director recomendó al equipo echarle un vistazo a 'El ángel exterminador' de Luis Buñuel para intuir por dónde irían los tiros, lo cierto es que 'El menú' cuenta con estilo propio y viene a engrosar la lista de un subgénero tan deliciosamente interesante como es: películas que ocurren en un mismo espacio donde, aparentemente, todo va bien hasta que, claro, degenera hasta límites insospechados. Podemos encontrar clásicos como 'La cosa' o 'El resplandor' que enfatizaban la importancia del espacio, o filmes que se centran en unos personajes que esconden más de lo que parecen, como la angustiosa 'La soga' del celebérrimo Alfred Hitchcock o la obra maestra de terror más reciente, 'Midsommar'. Generalmente, sus tramas son huidas hacia adelante y sin mirar atrás. 'El menú', con una dirección minuciosa y pulcra, pone el punto de mira en el espectador y su experiencia. Es prácticamente imposible adivinar por dónde van a salir a relucir sus virtudes ni qué caminos tomará su trama pero, a medida que se va volviendo más y más oscura, el público irá descubriendo tanto el pasado del chef como los motivos por los que decidirá torturar de esta o aquella manera a sus clientes.

'El menú'

Existe una intriga latente por saber qué tono terminará tomando la película. Enfoca su trama desde la sátira hacia todo ese mundo tan rematadamente pijo, creando momentos de comedia negra pura y dura gracias a la incredulidad de los comensales. No obstante, pronto el thriller (con evidentes tintes terroríficos) se adueña del discurso. Mylod demuestra una planificación escrupulosa, ultra procesada (quizá en exceso), cuya máxima es efectuar el giro dentro del giro. La cosa va empeorando hasta que entra en juego un rollo vengativo y sectario que recuerda inevitablemente a la película protagonizada por Florence Pugh.

Espíritu de Dabiz Muñoz

No son tan sutiles sus reminiscencias al turbador cine de A24 como la crítica que subyace. Sería demasiado fácil adaptar el discurso obrero de 'Kill the rich' sobre el pijerío y el esnobismo que envuelve las élites económicas de la sociedad (aún resuenan aquellas palabras del cocinero español Dabiz Muñoz alegando que "no es de ricos pagar 365€ por comer"). Lo que hace Mylod es ver más allá, tratar de entender su psique humana, su ego, su necesidad de destacar, de hacerse notar. 'El menú' le saca los colores a la aristocracia que jamás conoció la adversidad y la atrapa en un scape room tan mortal como divertido. El elitismo que sobrevuela la industria de la alta cocina merece pasarse por cuchillo y fogones. Y es lo que hace la película de Mylod, alternando el perturbador jolgorio sectario con el subtexto intelectual de "gente idiota que se cree muy lista por comer en un determinado sitio".

En ciertas ocasiones, se pasa de autoconsciente. Quizá si la temática se desmelenase todavía más habría quedado un sobresaliente thriller que aplasta, sin pudor ni prejuicios, cualquier atisbo ricachón. Con todo, es una apuesta atrayente y disfrutable, sin más pretensiones que entretener y sorprender. Y eso lo consigue. Si encima atiza sobremanera a los altos estratos económicos de nuestra sociedad, mejor que mejor.

Nota: 7

Lo mejor: Lo impredecible de su premisa y la degeneración que termina resultando.

Lo peor: Si no se tomase tan en serio por momentos habría sido una genial locura desprejuiciada.