De 'Divinas' a 'Los miserables': El mejor cine social francés más reciente

Antes de mostrar la realidad femenina en la Francia de 1770, Céline Sciamma exploró la adolescencia en los suburbios de París de la mano de Marienne, una joven que siente que no encaja. Abandonada por un sistema educativo en el que es número más, la joven se mete en una pandilla de chicas, con la que deja sus estudios y se embarca en un mundo de libertad, sí, pero también de nefastas consecuencias.

Sciamma supo mostrar el desencanto de la adolescencia en los suburbios en clave femenina, al dejar en evidencia un sistema en el que es difícil reinsertarse si se proviene de un barrio marginal, retratando una situación viciosa, en la que la clase marca el destino de jóvenes que no ven porvenir en sus vidas, así como también se muestra una crítica a una sociedad racista. Nominada a cuatro premios César, fue el gran debut de Karidja Touré, una de las grandes promesas del cine francés más reciente, que está rompiendo techos de cristal con personajes potentes que se alejan del estereotipo, como pudo verse en 'Nuestra vida en la Borgoña' (2017) o 'La clase de piano' (2018).

La realizadora Marie-Castille Mention-Schaar ha aprovechado su pasado trabajando en el periodismo para crear cine con fuerte contenido social. Debido a que la estupenda 'Le ciel attendra' (2016) no ha sido distribuida ni en salas española ni en plataformas o formato doméstico, toca destacar otra notable producción, 'La profesora de historia' (2014). Un homenaje a los profesores que trabajan con dedicación para ofrecerles una perspectiva de futuro a alumnos provenientes de clase baja.

Junto con 'El buen maestro' (2017), es una de las producciones que mejor ha sabido mostrar los fallos del sistema educativo francés, que perpetúa la desigualdad y no logra ofrecer perspectivas de futuro a jóvenes franceses, muchos de ellos considerados inmigrantes de segunda o tercera generación por provenir de familias subsaharianas o musulmanas. Filmes que ofrecen propuestas y que, además, muestran cómo la historia puede servir para educar, porque sin memoria del pasado, no puede haber futuro.

Stéphane Brizé mostró el lado más cruel del capitalismo y cómo este está presente en el cotidiano de la gente de clase media en 'La ley del mercado'. Premio en Cannes a la mejor interpretación masculina para Vincent Lindon, el popular artista se metió en la papel de Thierry, un hombre de 51 años que después de 20 meses en el paro, en medio de la fuerte crisis económica iniciada en 2008, acepta un trabajo como guardia de seguridad en un centro comercial.

Brizé muestra el peor rostro del sistema durante la crisis económica, en la que los propios trabajadores eran llevados a la jungla del empleo, en lo referente a despidos por errores nimios, recompensas por delatar a compañeros, acoso para causar bajas que justifiquen un despido. Un sistema brutal al que Brizé deja en evidencia con un largometraje solvente que convierte al espectador en testigo improvisado de escenas dotadas de una realidad excepcional.

Puede verse en la filmografía de Philippe Faucon su gusto por las causas sociales, muy aplaudida fue en 2018 su miniserie 'Fiertés', que mostraba el retrato generacional de la lucha LGBT desde los 80 hasta la actualidad. En 2015 dirigió a la gran triunfadora de los César de ese año, 'Fatima', en la que daba rostro y voz a esas miles de mujeres migrantes que se ganan la vida cuidando ancianos y limpiando casas para asegurarles un mejor futuro a sus hijos.

Una película femenina y feminista, al mostrar a las hijas de la protagonista como jóvenes dispuestas a aprender de las lecciones de vida de su madre, una mujer que es símbolo de muchas heroínas del día a día que anónimamente han construido un porvenir y dado oportunidades a esos hijos que construyen una realidad diversa.

No solo el cine social tiene alma de arte y ensayo, en Francia han podido producirse filmes feel-good con un trasfondo social comprometido y potente. El mejor exponente es Thomas Lilti, médico reconvertido en director de cine, que ha sabido transmitir en la gran pantalla la realidad sanitaria de su país. En 'Hipócrates' (2014), Lilti mostraba las carencias de la seguridad social francesa a través de la mirada de un joven que estaba terminando en MIR, en 'Mentes brillantes' (2018) retrataba la pasión y la dificultad de la carrera de medicina en un sistema altamente competitivo.

En el caso de 'Un doctor en la campiña' (2016), Lilti no solo mostraba la pasión de un médico rural por su trabajo, también dejaba en evidencia las carencias del sistema sanitario respecto a la realidad de los pueblos. Si la 'España vaciada' está manifestándose por mayores oportunidad y condiciones sociales, en el país vecino estas quejas también y en esta película la 'Francia vaciada' se visibiliza.

La ópera prima de Houda Benyamina da voz a esas adolescentes de suburbios que quieren vivir "el sueño europeo" por la vía fácil. La cineasta sabe exponer ese círculo vicioso que existe en los barrios de las afueras, donde están confinados cuales guetos muchas jóvenes hijos de inmigrantes que no ven perspectivas de futuro. Una vez más, el grito de desesperación viene desde esta perspectiva, que es el leitmotiv de cada nueva cinta de temática social, en la que se muestra con suma certeza los problemas que existen en estos barrios.

Benyamina acierta al mostrar a sus dos protagonistas como parte de ese fallo de sistema, renunciando a las posibilidades que les ofrece la administración para labrarse un futuro laboral y poder escalar socialmente. Una discusión rica en matices donde nada es negro o blanco. Su desenlaces es el perfecto retrato de la separación social que existe a las afueras de París.

El activismo LGBT es también cine social, prueba de ello es '120 pulsaciones por minuto', en la que se rinde tributo a los activistas de Act Up Paris a inicios de los años 90, cuando el sida estaba asolando al colectivo LGBT. Un filme que muestra los esfuerzos de muchos jóvenes, varios de ellos enfermos, por impulsar mayor investigación en la lucha contra el sida y el VIH.

Una película que reivindica la lucha activista más reciente y que viene a recordar a las actuales generaciones cómo ha sido la conquista de derechos, la importancia de la lucha contra el sida, así como también sirve de advertencia a la realidad actual, al haber un auge de contagio y transmisión de ETS en los jóvenes LGTB del presente. Sin duda, un ejercicio de memoria histórica.

Xavier Legrand puso rostro a las mujeres víctimas de la violencia machista en Francia, donde hasta hace poco para describir un asesinato de esta índole se le catalogaba en la prensa como "crimen pasional". 'Custodia compartida' deja en evidencia las brechas que existen en el sistema judicial francés. Según datos del Ministerio del Interior de Francia, este 2019 han sido asesinadas más de 100 mujeres por violencia machista. El director de la cinta declaró que esta película era un toque de atención al gobierno de Emmanuel Macron.

"Tenemos una secretaria de estado encargada de velar por la igualdad entre hombres y mujeres, que ha hecho y hablado mucho al inicio del mandato y Macron lleva casi un año en el poder y aún se sigue esperando a ver qué pasa. Ese es el problema, se anuncian varios proyectos y acciones que no llegan, seguimos esperando", declaró en una entrevista para eCartelera. Un auténtico thriller de terror, que es una experiencia inmersiva en el miedo que viven muchas mujeres y sus hijos, también víctimas colaterales de la violencia de género.

La directora Jeanne Herry reivindicó la labor de los trabajadores sociales en la cinta 'En buenas manos' (2018), en la que muestra cómo funciona el sistema de protección de menores y adopción en Francia, así como también el importante trabajo de las familias de acogida. La cinta muestra cómo un bebé recién nacido puede tener detrás de sí un increíble peso por haber sido abandonado. El largometraje es un aplauso para esos profesionales que velan por la seguridad de los menores.

A la vez, la cinta muestra el proceso de concienciación a las familias adoptantes, al tener que ver que cuando adoptan a un niño, ese pequeño tiene detrás una historia y un pasado que no ha sido precisamente un camino de rosas. La importancia de la atención psicológica, la asistencia social, un filme con el que Herry muestra cómo el sistema social, pese a sus defectos, consigue funcionar, gracias a la dedicación de de sus trabajadores, que reciben en el filme el reconocimiento por lo que son: profesionales.

Quizás haya sido en clave de comedia, pero el director Louis-Julien Petit, junto con las guionistas Marion Doussot y Claire Lajeunie, dignificaron a muchas mujeres sin techo en 'Las invisibles' (2018), así como también a las voluntarias y asistentes sociales (sí en femenino porque son ellas las que más ayudan a ellas), cuyo trabajo de reinserción no es sencillo.

'Las invisibles' muestra las realidades de esas mujeres, cómo han acabado durmiendo en albergues, lo complicado que es reinsertarse, encontrar trabajo cuando se vive en la calle, también la realidad de muchas migrantes, que tienen problemas de adaptación y con el idioma. Una película que ofrece un rayo de esperanza en medio de una realidad inhóspita. Inspirada en muchas situaciones reales, la cinta contó con actrices no profesionales y con mujeres que fueron excluidas socialmente, dando voz y cara a esas mujeres anónimas, como también a las valientes profesionales que no desfallecen en seguir ayudando.

El caso más reciente es el de 'Los miserables', película elegida por Francia para representar al país en los premios Oscar y también el primer largometraje que envía el país galo dirigido por un cineasta negro, Ladj Ly, que demuestra la diversidad que existe en la sociedad francesa. Tomando prestado el nombre de la gran obra de Víctor Hugo, el filme recuerda mucho a la magistral 'Ciudad de Dios' de Fernando Meirelles, al entrar de lleno en la realidad de los suburbios en París, del conflicto entre los vecinos y la policía, de cómo se forja un sistema caciquil, en el que el alcalde del distrito se comporta como el capo de una mafia, de cómo ese nido de desempleo y narcotráfico es carne de cañón para el fundamentalismo religioso, para el yihadismo.

Una auténtica enmienda a la totalidad, que demuestra que el cine social francés está más vivo que nunca, al ser 'Los miserables' una de las mejores películas de este 2019.