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CRÍTICA

Netflix le corta las alas a 'El vecino' en pleno vuelo, con una segunda temporada magnífica

Quim Gutiérrez y Clara Lago protagonizan esta comedia única en el catálogo español de Netflix que estrena su última temporada el viernes 21 de mayo.

Por Javier Pérez Martín 20 de Mayo 2021 | 17:45

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Puede que nos haya costado un poco aceptar que Netflix no es nuestra colega de maratones, como le gusta presentarse a sí misma a la plataforma de streaming, sino una empresa privada que se rige por reglas económicas. "Muy mona, muy moderna", como dijo Paquita Salas, pero si una serie no tiene la suficiente audiencia te la va a cancelar, como han hecho las cadenas de televisión toda la vida de Dios. Ha pasado con 'Sense8', 'The OA', 'GLOW'... y, por supuesto, en España no vamos a ser menos.

'El vecino'

'El vecino' ya nació como una rara avis en el catálogo patrio de Netflix. Entre culebrones de Bambú y thrillers espectaculares y oscuros, esta comedia costumbrista creada por Raúl Navarro y Miguel Esteban llegaba a finales de 2019 con ambiciones más mundanas. Curiosamente, a través de sus protagonistas, jóvenes sin un duro que viven en pisos viejos de Madrid, su ambientación cotidiana y algunas de sus tramas con toques de crítica social, también era la serie española de Netflix que más se acercaba a la realidad. O a una de ellas al menos: la del treintañero precario que intenta vivir en la gran ciudad. Pocas cosas hay más superheroicas.

Por eso no es una gran sorpresa que la segunda temporada sea la última. Probablemente 'El vecino', una serie sobre un Superman atrapado en '7 vidas', no habría tenido mucha continuidad en ninguna cadena. Ahí están 'Vota Juan', 'Vergüenza', 'Mira lo que has hecho' o 'El fin de la comedia', que, sin importar dónde se emitan, no suelen pasar de las dos o tres temporadas.

No es una gran sorpresa pero sí da mucha pena, sobre todo porque 'El vecino', como toda buena comedia, ha terminado de encontrar su tono, pulir sus bordes y engrasar sus partes en una magnífica segunda temporada. La mitad de la culpa recae en la sala de guionistas, en la que repiten Navarro y Esteban y se unen Marc Crehuet ('El rey tuerto') y los nuevos showrunners, Josep Gatell ('Es por tu bien') y Teresa de Rosendo ('Centro médico'). No es que haya un gran cambio en la serie, simplemente todo es mejor: el humor tiene puntos más fuertes, los personajes están más definidos y la historia gira en torno a un puñado de tramas interesantes y va en una dirección muy concreta.

'El vecino'

La competición entre Javi y Lola después de que esta descubriera que también tiene superpoderes es un punto de partida divertido que bebe del tópico tradicional de "ellos contra ellas", pero la respuesta es fresca y honesta: tanto ellos como ellas son igual de lamentables. Y aun así, tendrán que ser superhéroes porque es lo que les ha tocado. 'El vecino', que ya es adaptación de un cómic de Santiago García y Pepo Pérez, nos recuerda a tebeos como 'Superlópez' o 'Mortadelo y Filemón': contra el relato épico y aspiracional, profundamente estadounidense, que suele ir ligado a este género, aquí tenemos a superhombres y supermujeres que no son ni buenos ni malos; si acaso algo torpes, vagos o paletos, pero con buen fondo. Ni Marvel, ni Alan Moore ni 'The Boys': simplemente España.

La otra mitad de la culpa de que 'El vecino' haya mejorado tanto recae sobre el reparto. Quim Gutiérrez, Clara Lago, Adrián Pino y Catalina Sopelana siguen encajando muy bien en ese cuarteto protagonista que desprende aún más química que en la primera temporada. Además han desaparecido o disminuido la presencia de algunos secundarios que no terminaban de funcionar y explotado más a otros que sí lo hacían, como Aníbal Gómez.

'El vecino'

Pero son los tres nuevos fichajes, Fran Perea, Javier Botet y Gracia Olayo, los que terminan de ponerle el lacito. El primero funciona muy bien como fuente de chistes metarreferenciales y también como autoparodia a lo '¿Qué fue de Jorge Sanz?'. Y Botet vuelve a hacer de extraterrestre en lo que quizá sea el caso de "encasillamiento" más curioso de la industria española, pero aquí demuestra de nuevo que además de su físico, que lo ha convertido en una estrella internacional del terror, tiene mucho talento para la comedia. También hay que destacar a Celia de Molina, que se ha convertido en la robaescenas oficial de mayo con pequeños papeles aquí y en 'Reyes de la noche'.

A Gracia Olayo hay que darle de comer aparte: interpreta a una alcaldesa obsesionada con traer los Juegos Olímpicos a Madrid que nada tiene que ver con Ana Botella, aunque por su carisma, su campechanía y su gusto por la corrupción de andar por casa encajaría perfectamente en cierto partido líder en Madrid.

Madrid, Madrid, Madrid...

Esa otra protagonista. Está claro que esta serie no contaba con un gran presupuesto para mostrar la ciudad en todo su esplendor, pero la falta de dinero se suple aquí con la plasmación de un espíritu difícil de ejemplificar pero que lo recubre todo: el bar de la esquina, el empresario casposo, el proyecto de ciudad acomplejada, el piso viejo de muebles polvorientos, el poder de la cañita que se ha hecho patente tan catastróficamente en los últimos meses. En 'El vecino' Madrid no se ve pero sí se siente.

'El vecino'

Y un pequeño apunte sobre la música: si en la primera temporada era un gusto oír todo un repertorio de música indie y pop española, esta nueva etapa ejemplifica la evolución lógica de todo hipster que acaba dando la vuelta y abraza la música de Nena Daconte. Y lo que es mejor: las canciones no solo subrayan y apuntalan la historia, sino que la nutren de gags y giros de guion. Pocas series españolas han utilizado mejor su banda sonora.

Quizá son demasiados guiños y codazos como para que una serie llegue al gran público, y por eso entendemos que Netflix haya decidido terminar su recorrido. Pero es doloroso pensar cuánto más podría haber crecido esta comedia en una tercera temporada que, a juzgar por su último episodio, los guionistas ya tenían pensada.

Netflix estrena los ocho episodios de la segunda y última temporada de 'El vecino' este viernes 21 de mayo.

Nota: 8

Lo mejor: La alcaldesa muy madrileña de Gracia Olayo

Lo peor: Que engañe al público formando parte de esa corriente de comedia española que parece tonta pero no lo es tanto

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